Destruir poes¨ªa

Una de las carreteras m¨¢s pintorescas y m¨¢s bellas que quedan en Espa?a, la que en Mallorca une Dei¨¤ con S¨®ller, es objeto de un proyecto de retrazado que destruir¨ªa completamente su car¨¢cter. Un asalto a la naturaleza, en opini¨®n de los deianos.

"?Por qu¨¦ vengo yo, un poeta, ante tan ilustrada sociedad para hablar sobre el turismo? Porque los poetas son, o por lo menos deber¨ªan ser, gente pr¨¢ctica enterada de lo que pasa a su alrededor, y no comprometida con ninguna parcialidad pol¨ªtica, econ¨®mica o institucional". Con estas palabras se dirig¨ªa Robert Graves al p¨²blico del Ateneo, cuando en 1964, dej¨® a rega?adientes su pueblo mallorqu¨ªn de olivares y rocas escarpadas, para ir a Madrid invitado por el entonces ministros de Informaci¨®n y Turismo, Manuel Fraga, a dar una conferencia titulada "El fen¨®meno del turismo". El pago: la pronta instalaci¨®n de la luz el¨¦ctrica en el pueblo de Dei¨¤. Y es que el poeta de la diosa blanca, el hombre rural, para quien la vida en una gran ciudad era una pesadilla, no se opon¨ªa el progreso, mientras ¨¦ste beneficiase a la sociedad sin destruir su baraca, su "¨¢ngel" particular. Lo que m¨¢s le horrorizaba era la imparable avalancha de adefesios arquitect¨®nicos que ya hab¨ªan destrozado para siempre las hermosas playas de arena del sur de Mallorca y que amenazaba en llegar hasta Dei¨¤. "Una casa grande y fea o una colecci¨®n de peque?os chalets y hotelitos baratos puede destrozar la baraca de toda una vecindad". Este era el tema de su discurso, en el que ped¨ªa a los responsables del Gobierno espa?ol que preservasen los pocos rincones hermosos que quedaban en el pa¨ªs como, "reservas de cultura".El anteproyecto del retrazado de la carretera Dei¨¤-S¨®ller, que se exhibi¨® este verano en el Ayuntamiento de Dei¨¤, le hubiese horrorizado de la misma manera. Es un proyecto de gran envergadura que se come plantaciones enteras de olivos milenarios con excavaciones y rellenos. Incluye viaductos, un desv¨ªo en forma de puente circular para acceder a una cala, un aparcamiento de tres plantas dentro del casco urbano de Dei¨¤ y otras ingenier¨ªas totalmente fuera de lugar. Se trata del segundo tramo de una carretera que sigue la costa m¨¢s espectacular de la isla, una carretera que se ci?e al contorno de la monta?a, pasando entre bancales y olivares, robledos y pinares, con el mar como fondo.

El primer tramo (Valldemossa-Dei¨¤), se ensanch¨® y mejor¨® en la d¨¦cada de los sesenta, respetando el trazado original. Pero ahora, cuando le toca el turno al segundo, se est¨¢ proyectando una carretera nueva y completamente innecesaria, que abrir¨ªa una nueva herida en la ya agonizante naturaleza mallorquina. No para aumentar la seguridad vial -la carretera Dei¨¤-S¨®ller no ha tenido un solo muerto en los ¨²ltimos 15 a?os-, sino ¨²nicamente para que el tr¨¢fico pueda rodar a los 90 kil¨®metros por hora preceptivos y los enormes autocares de turistas puedan circular con m¨¢s comodidad. Tal vez existen otros motivos que mejor explicar¨ªan los economistas (hay en juego un presupuesto inicial de 500 millones de pesetas), pero ?no ser¨ªa m¨¢s rentable a largo plazo -Incluso rentable de cara al turismo- adecuar la carretera ya existente?

Necesidad cultural

El turista tiene una creciente necesidad de cultura, y al pasar por estos 10 kil¨®metros de belleza primitiva sabe instintivamente que est¨¢ descubriendo uno de los ¨²ltimos reductos del mundo antiguo. Si la carretera se despega de la monta?a, levando viaductos, cortando rugosidades, talando ¨¢rboles milenarios, ?qu¨¦ experiencia cultural podr¨¢ tener el viajero?

Muchas fueron las ocasiones en que Graves dej¨® la pluma en el tintero -literalmente- para ir a detener, con la ayuda de su nombre e influencia, alg¨²n descalabrado proyecto tur¨ªstico, como el de cubrir de hormig¨®n gran parte de la peque?a cala de Dei¨¤. Directa o indirectamente, Graves implant¨® sus criterios o, mejor a¨²n, despert¨® en los deianos el amor y el respeto a la belleza paisaj¨ªstica de su pueblo. As¨ª, durante los ¨²ltimos 30 a?os se han seguido construyendo las casas al estilo mallorqu¨ªn, de piedra vista, de manera que se funden con el entorno y esta sensibilizaci¨®n est¨¦tica se extiende a comercios y hoteles.

Dei¨¤ y toda la m¨¢gica costa de Tramontana en la que se anida, ha venido convirti¨¦ndose en ejemplo de la otra Mallorca, que los turistas, incr¨¦dulos, admiran, al recorrer esta ruta sugerida por los responsables del turismo insular. Pero desde fuera llega este proyecto de carretera para romper el encanto, como un ejemplo m¨¢s de las absurdas situaciones a que nos conduce la miop¨ªa de la humanidad. Y siento que es mi deber como hija del poeta ser ahora su eco, para que no hayan sido en vano sus insistentes esfuerzos por preservar la belleza irreemplazable de la costa mallorquina de la Tramontana.