Namibia aprende a votar
Por primera vez en su vida, los habitantes de la ¨²ltima colonia africana acudir¨¢n a las urnas el pr¨®ximo martes
ENVIADA ESPECIAL Unas 500 personas desfilan ordenadamente ante un simulacro de mesas electorales en una explanada polvorienta de Katatura, el barrio m¨¢s densamente poblado de Windhoek, la capital de Namibia. En una de las mesas, un joven negro de 26 a?os, tras varios intentos, ha logrado dibujar con trazo incierto una equis dentro de las casillas que su maestra le ha dibujado sobre un trozo de cart¨®n. Su tutora sonr¨ªe: si lo hace as¨ª en las elecciones que comenzar¨¢n a celebrarse el pr¨®ximo d¨ªa 7 en Namibia, bajo la supervisi¨®n de la ONU, su voto ser¨¢ v¨¢lido.
Al igual que el resto de sus compa?eros de curso, el joven es un incondicional seguidor de la Organizaci¨®n Popular del ?frica del Suroeste (SWAPO), el hasta ahora movimiento de lucha armada contra la ocupaci¨®n surafricana en Namibia. No hay duda de cu¨¢l ser¨¢ su opci¨®n en los inminentes comicios. Pero votar no es f¨¢cil para una poblaci¨®n novata en este asunto y mayoritariamente analfabeta. La preocupaci¨®n se ha apoderado de la SWAPO que, en el ¨²ltimo momento, ha tenido que lanzar una ofensiva para contrarrestar las secuelas de esta realidad que, seg¨²n sus propios datos, podr¨ªa inutilizar el 10% de los votos de su electorado.La alarma cundi¨® hace tres semanas entre los altos dirigentes de la SWAPO, los favoritos en las elecciones que comenzar¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 7 y que marcar¨¢n el pen¨²ltimo paso hacia la independencia de Namibia, que, en principio, est¨¢ previsto se estrene el pr¨®ximo abril. Hasta entonces, seg¨²n los c¨¢lculos de dicha organizaci¨®n, los ¨²nico elemento que pod¨ªan poner en jaque la abrumadora victoria a la que aspira, eran la intimidaci¨®n y acciones violentas de las fuerzas surafricanas o los antiguos grupos policiales namibios afines a Pretoria.
El factor analfabetismo, que afecta al 80% de la poblaci¨®n adulta namibia, cogi¨® por sorpresa a los dirigentes de la SWAPO, apenas un mes antes de los comicios. "Se nos ocurri¨® hacer unos ensayos de votaciones en algunos barrios", explica Boas Ekandjo, uno de los instructores del grupo opositor en las falsas votaciones de Katatura. "En este mismo lugar, la primera vez que hicimos estas votaciones acudieron unos 1.000 militantes de nuestro partido; unos 120 se equivocaron al votar; lo mismo ocurri¨® en otras mesas", a?ade.
Confusi¨®n
Los errores se deben, fundamentalmente, al analfabetismo y a la confusi¨®n: Dos de los tradicionales s¨ªmbolos del SWAPO, la antorcha y el pu?o cerrado, han sido adoptados por organizaciones rivales. El 10% aproximado de votos que por estas razones queda inutilizado entre los seguidores de la SWAPO constituye una cifra importante en unos comicios en los que la pugna gira en torno a la consecuci¨®n por parte del movimiento de liberaci¨®n de la mayor¨ªa en el nuevo Parlamento de 72 esca?os, que deber¨¢ elaborar la Constituci¨®n y la estructura del Gobierno de la Namibia libre. Y es que ¨¦sta es la condici¨®n que debe cumplir para no tener que compartir el poder con uno de los otros nueve grupos pol¨ªticos en liza, a los que hasta ahora la SWAPO ha calificado despectivamente como de "t¨ªteres a sueldo de Sur¨¢frica".Por ello, el propio presidente de la SWAPO, Sam Nujoma, ha pedido que se modifique el sistema de votaci¨®n que, afirma, es demasiado complejo para un nivel cultural tan deficiente.
"Demasiado tarde", es el comentario de los observadores occidentales en Windhoek, que no consideran deseable un nuevo rechazo de los comicios, tal como impondr¨ªa el cumplimiento de este deseo. Ante la situaci¨®n, la SWAPO ha movilizado sus efectivos y ha abandonado sus reci¨¦n estrenados cuarteles generales en las ciudades para lanzarse a las calles en las zonas rurales. Su objetivo esta vez no es la lucha armada que los mantuvo 20 a?os y hasta el pasado abril en la clandestinidad, sino una ofensiva educacional para dar clases de votaciones a sus seguidores.
S¨®lo en Katatura, donde se concentra el grueso de la poblaci¨®n negra de Windhoek, operan unos 220 instructores de la organizaci¨®n. "Cada d¨ªa celebramos un m¨ªnimo de 10 reuniones", explica Boas sin perder de vista a uno de los alumnos que dobla con torpeza la papeleta del voto tal como ¨¦l le indic¨® antes.
Las reuniones comienzan bajo un sol t¨®rrido hacia las dos de la tarde, hora de salida del trabajo. No hay un ¨¢rbol alrededor, y el suelo es de piedras y, arena. En los m¨¢rgenes de la explanada donde se desarrolla la escena se extienden las viviendas modestas que hace 10 a?os, cuando el apartheid a¨²n no se tambaleaba en Namibia, constitu¨ªan un gueto exclusivamente para negros.
Las mujeres, con los ni?os colgados a la espalda, ataviadas con su ropa de los domingos y los rulos en la cabeza, son las primeras en acudir. Puesto que la SWAPO no las regala, algunas han hecho un esfuerzo econ¨®mico y se han comprado camisetas o pareos con la efigie de Nujoma, que lucen con coqueter¨ªa. Los hombres, algunos de ellos todav¨ªa con el mono de mec¨¢nico o el uniforme de ch¨®fer, tambi¨¦n van tomando sitio. Algunos traen banquetas o botes de pintura vac¨ªos que utilizan como asiento.
Llega la polic¨ªa
Durante los largos proleg¨®menos -himnos revolucionarios, pu?os cerrados, consignas marxistas, manos alzadas a la usanza luterana africana- aparece un civil blanco. Alguien murmura: "Es un polic¨ªa surafricano". El reci¨¦n llegado se dirige a uno de los jefes de la reuni¨®n y le pide el permiso para el acto. Poco despu¨¦s se aleja. En su lugar se aproxima un veh¨ªculo con las insignias de la UNTAG, las fuerzas civiles y mifitares desplegadas por la ONU para supervigilar el proceso. "Cuando est¨¢n ellos, aunque s¨®lo sea por su presencia, desaparecen las tensiones", affiade otra voz.Por fin los dirigentes entran en materia. La lista de recomendaciones e instrucciones va siendo traducida por fases en algunos de los idiomas m¨¢s hablados del pa¨ªs: ingl¨¦s, afrikaner y el dialecto de los ovambos, la tribu que apoya mayoritariamente a la SWAPO. "Si alg¨²n camarada tiene una duda sobre lo que debe de hacer para votar al partido, no intent¨¦is explicarle nada: traerlo a la sede y nosotros se lo aclararemos todo", subraya con ¨¦nfasis el locutor, al animarles a no tener miedo puesto que, esta vez, el voto ser¨¢ secreto.
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