Amenaza para el bloque inmovilista

Seis mil personas se concentraron en Sof¨ªa el viernes en la mayor manifestaci¨®n no oficial habida en Bulgaria desde la implantaci¨®n del r¨¦gimen comunista. Los efectos de la crisis de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) llegan al pa¨ªs socialista europeo m¨¢s remoto a influencias occidentales d¨ªas antes de un pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista B¨²lgaro (PCB), a celebrar el pr¨®ximo d¨ªa 10.Las ¨²ltimas semanas de este 1989, que pasar¨¢ a la historia como a?o del final de la hegemon¨ªa sovi¨¦tica incontestada en el Este europeo y del hundimiento de las estructuras institucionales del estalinismo, deparan a¨²n grandes cambios en esta vertiginosa evoluci¨®n.

El d¨ªa 8 se re¨²ne en Berl¨ªn Este el Comit¨¦ Central del partido comunista de la RDA, el Partido Socialista Unificado (SED), que previsiblemente pondr¨¢ fin a la carrera pol¨ªtica de gran parte de la direcci¨®n gerontocr¨¢tica. En su febril carrera por salvar su propio futuro pol¨ªtico antes del congreso del SED en abril pr¨®ximo, Egon Krenz intenta soltar todo el lastre pol¨ªtico posible.

Dos d¨ªas despu¨¦s se re¨²ne el Comit¨¦ Central del Partido Comunista de Bulgaria, en el que fuerzas reformistas se han mantenido hasta hoy agazapadas para no correr la misma suerte que otros rivales del incombustible l¨ªder Todor Yivkov. ?ste anunci¨® en su informe para la citada reuni¨®n la apertura de un di¨¢logo con fuerzas sociales no comunistas en busca de un "necesario pluralismo". Nadie sabe qu¨¦ concepci¨®n tiene del pluralismo este inteligente campesino b¨²lgaro que sobrevivi¨® a cuatro l¨ªderes del Kremlin desde 1956.

El 21 de noviembre se re¨²ne en Bucarest el congreso del Partido Comunista de Rumania que previsiblemente ser¨¢ el ¨²ltimo de la era de Nicolae Ceaucescu. Informaciones procedentes de Ruman¨ªa se?alan que ya ha estallado la lucha por los mejores puestos de salida en la carrera por su sucesi¨®n.

La conmoci¨®n pol¨ªtica del r¨¦gimen de Berl¨ªn Este ha roto ya la bipolarizaci¨®n surgida en los ¨²ltimos tres a?os en el Pacto de Varsovia entre reformistas y ortodoxos y act¨²a como factor de aceleraci¨®n en la ca¨ªda de los reg¨ªmenes m¨¢s reacios a cambios democratizadores.

Este frente de pa¨ªses inmovilistas estaba a su vez dividido en dos grupos. Uno estaba compuesto por Bulgaria y Checoslovaquia, que verbalmente aceptaban la necesidad de cambios pero apostaban por la limitaci¨®n m¨¢xima de los mismos a la espera de una involuci¨®n en la URSS. El otro, el eje estalinista de la RDA y Ruman¨ªa, cuyos reg¨ªmenes atacaban abiertamente las reformas democratizadoras, ha tenido muy corta vida. Aunque el sucesor de Erich Honecker, Egon Krenz, prefiriera entrar en el club de los reformistas ret¨®ricos para defender lo que califica de inamovible papel dirigente del partido comunista (SED), la evoluci¨®n en la RDA hace ya quiz¨¢ inviable esta soluci¨®n a medias.

En Checoslovaquia, el proceso de descomposici¨®n de la direcci¨®n ortodoxa bajo Milos Jakes est¨¢ ya tan avanzado que su relevo por alguna figura de transici¨®n parece cuesti¨®n de pocos meses. Con la ca¨ªda de Honecker, la previsible de Jakes, los intentos de conversi¨®n de Yivkov y los primeros pasos hacia el desmantelamiento de la dinast¨ªa de Ceaucescu, Europa Oriental entra en una nueva fase en la liquidaci¨®n de las secuelas de la II Guerra Mundial y la guerra fr¨ªa.