De Anquetil a Fignon

El ciclismo, uno de los deportes m¨¢s duros y apasionantes, ha dado muchos nombres para la leyenda. Las carreteras se han convertido numerosas veces en testigos de haza?as dificilmente comparables. Las pruebas contra reloj, por sus caracter¨ªsticas, quiz¨¢ sean el ¨²nico baremo claro para confrontar calidades y decidir de paso qui¨¦n ha sido el mejor rodador. El Gran Premio de las Naciones, aun con distintos recorridos, lo hace desde 1932. Todos los grandes lo han ganado, con Jacques Anquetil, tal vez el m¨¢ximo especialista, como gran recordman gracias a sus nueve triunfos. La mayor dureza del trazado actual est¨¢ compensada con las mejoras t¨¦cnicas, como el nuevo manillar de triafi¨®n utilizado por Laurent Fignon, ¨²ltimo ganador, y que le permiti¨® a Greg Lemond vencerle en el Tour.

La discusi¨®n sobre qui¨¦n ha sido el mejor corredor de todos los tiempos siempre ha sido ardua. ?Coppi? ?Anquetil? ?Merckx? Tras la asombrosa etapa de este ¨²ltimo, s¨®lo el franc¨¦s Hinault aspir¨® a entrar en las dif¨ªciles comparaciones dadas las diferentes ¨¦pocas y rivales. Pero el bret¨®n quiz¨¢ no alcanz¨® el punto de gloria que s¨ª lograron los anteriores, pese a haber ganado igualmente cinco Tours, como Anquetil y Merckx.Sin embargo, precisamente fue Hinault quien inici¨® la ¨²ltima gran era de contrarrelojistas completos, capaces de decidir tambi¨¦n una gran prueba por etapas y de hacer la gran historia del ciclismo mucho m¨¢s que otros especialistas espor¨¢dicos con calidad, pero ciclistas limitados, s¨®lo destacados contra el cron¨®metro. En el historial del Gran Premio de las Naciones est¨¢n nombres cl¨¢sicos en la especialidad, como los belgas Bracke, Van Springel y Vanderibroticke, el holand¨¦s Schuiten o el suizo Gisiger. Pero no el italiano Moser, por ejemplo, extraordinario plusmarquista mundial de la hora.

Hinault, cinco ¨¦xitos

Todos ellos, a la postre, no han dejado de ser m¨¢s que an¨¦cdotas brillantes entre las cuatro o cinco figuras excelsas del ciclismo que s¨ª han pasado a la categor¨ªa de inmortales.Hinault, en 1984, con su quinto triunfo en el Naciones, que le consagraba como el segundo plusmarquista de ¨¦xitos en la prueba, logr¨® su mejor marca. Resistir¨ªa tres a?os m¨¢s, hasta 1987, en que Mottet obtuvo su segunda victoria. El r¨¦cord volvi¨® a caer en las dos ¨²ltimas ediciones, superado por el mismo Mottet y por, Fignon hace un mes. Ambos, junto a Lemond, est¨¢n en la senda de los ¨²ltimos grandes rodadores. Pero el r¨¦cord actual es para el recorrido de Cannes, ciudad mediterr¨¢nea escenario de la prueba s¨®lo desde 1977. El trazado, es m¨¢s duro que en las primeras ediciones, con dos vueltas a un circuito de 44,5 kil¨®metros, en que se debe subir desde el nivel del mar a una cota m¨¢xima de 250 metros.

El contrarrelojista actual por excelencia, pues, debe ser m¨¢s completo, con ciertas cualidades de escalador. En las primeras ediciones del Gran Premio de las Naciones, disputadas cerca de Par¨ªs, la dificultad mayor era la distancia, que en lugar de 89 kil¨®metros lleg¨® a ser de 140 e incluso m¨¢s (146 de m¨¢xima, en 1938). Fausto Coppi demostr¨® ya entonces, con sus dos triunfos en 1946 y 1947, su calidad de corredor completo. Hoy, con su versatilidad, tal vez la mayor de todos los grandes, quiz¨¢ hubiese sido el mejor con el trazado m¨¢s duro.

El 'hombre cron¨®metro'

La discusi¨®n hubiera sido con Anquetil, el que m¨¢s apuros pasaba en las subidas, pero que s¨ª pudo imponer en el llano su enorme capacidad: de 1953 a 1958, m¨¢s 1961, 1965 y 1966, nueve ¨¦xitos para sumar a su impresionante palmar¨¦s. El hombre cron¨®metro logr¨® la mejor media sobre la m¨¢xima distancia, y tambi¨¦n sobre las dos inferiores que disput¨®: 100 y 73,7 kil¨®metros.El valle de la Chevreuse vio volar a Anquetil, pero la bondad de sus planicies se lo permiti¨® a¨²n m¨¢s al italiano Felice Gimondi, que, sin haber pasado a la historia entre los mejores especialistas contra el crono, s¨ª aprovech¨® sus dos oportunidades en 1967 y 1968, especialmente la segunda, con un recorrido a¨²n m¨¢s suave, que supuso la m¨¢xima velocidad de la prueba y batir el r¨¦cord de Anquetil. Pero ¨¦ste, de todas formas, por su preparaci¨®n y dedicaci¨®n a la especialidad, que cuidaba con esmero, le permiti¨® despu¨¦s ganar sus cinco Tours y otras muchas pruebas recuperando en el llano lo que perd¨ªa en las cuestas, ha sido dif¨ªcilmente superable.