La incontinencia deportiva y conceptual
Televisi¨®n Espa?ola ha entrado en la incontinencia deportiva y conceptual. A lo largo de su historia, el tratamiento del deporte V¨ªa transcurrido por ciclos entre la miseria y la exageraci¨®n. Raramente en su punto. Al principio, s¨®lo se le atend¨ªa bien los 1 de mayo y en fechas especiales. Se ofrec¨ªa el tradicional partido de f¨²tbol y se ocupaba al personal. Despu¨¦s, tras un largo desierto, s¨®lo desde Barcelona, con el programa Estadio 2, se empez¨® a acertar. El ¨¦xito del deporte en televisi¨®n, como en cualquier medio que intente darle la altura que requiere, no reside en la cantidad, sino en la calidad.El deporte siempre ha sido y ser¨¢ agradecido a la hora de llenar espacios. Pero no tiene sentido adulterarlo, porque se corre el serio peligro de matar la gallina de los huevos de oro. TVE, por ejemplo, en su nueva programaci¨®n, ha inundado las tardes de la segunda cadena con una mayor¨ªa de retransmisiones irrelevantes. Da toda la sensaci¨®n de que trata de rellenar 150 minutos en un horario destacado, dif¨ªcilmente salvable de otra forma. Y como se supone que la audiencia es juvenil, se amenizan, adem¨¢s, los tiempos muertos -que en realidad son casi todos- con conjuntos de m¨²sica pop. Todo, pues entre la incontinencia y el caos.
Pero el barullo del departamento de deportes actual -mientras en Barcelona parecen resistir- ha alcanzado ya a la l¨ªnea de flotaci¨®n del buque insignia, Estudio Estadio. Cuando todos los aficionados al f¨²tbol lo que quieren es ver los goles y los res¨²menes de los partidos -incluso menos entrevistas, salvo excepciones-, el alboroto del nuevo programa el pasado domingo result¨® ya absoluto.
Lo de menos fueron los errores en las conexiones. Siempre los ha habido y pueden suceder. Lo de m¨¢s, fue el error de concepto. Con la pr¨®xima competencia de las televisiones privadas parece que se han desatado los nervios y las prisas han termi do por cruzar todos los cables.
No tiene sentido interes concursos, alguno tan hort como ese copiado de la televi italiana de encontrar la lig unas se?oritas en baffiador, m tras el aficionado se impaci porque no ve sus goles. Y s¨®lo tra?as razones pueden justi
la presencia de una vede aut¨¦ntica indocumentada de tiva, como larnentable y an tiosa lectora de resultados. g¨²n ello, en lugar de Ma Prats, el ¨²nico que se salv¨® su profesionalidad -por
present¨® su dimisi¨®n-, el pr mo programa que lo conduz Bert¨ªn Osborne o Miguel Bo
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