Mirolad Pavi'c: "Todos somos j¨¢zaros"
El escritor serbio publica 'Diccionario j¨¢zaro' en Espa?a en las versiones masculina y femenina
Mirolad Pavi'c (Belgrado, 1929) surgi¨® a la literatura internacional en 1984, cuando public¨® Dicionario j¨¢zaro. Recibi¨® entonces el Premio NIN, la m¨¢s importante distinci¨®n literaria de Yugoslavia, y en muy poco tiempo ocup¨® los primeros puestos en las listas de ventas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. El libro, que cuenta la historia de la conversi¨®n de un pueblo, el j¨¢zaro, a una de las tres grandes religiones monote¨ªstas, se edita ahora en espa?ol y catal¨¢n por las editoriales Anagrama y Columna. Para Pavi'c, los j¨¢zaros son una met¨¢fora de todo lo abocado a desaparecer: "En el fondo, todos somos j¨¢zaros".
Quiz¨¢ fuera mejor que esta entrevista nunca fuera escrita. En ella se hablar¨¢, como en tantas otras, de un escritor y de su obra.Mirolad Pavi'c, el autor, ha escrito un libro que, de llegar al lector espa?ol sin referencias, sin solapas, sin entrevistas, ¨¦ste lo leer¨ªa como lo hizo con Las mil y una noches o con La Iliada. Pensar¨ªa ese lector desavisado en una remota tradici¨®n, en el hallazgo de un texto antiguo, de cuando la literatura halagaba m¨¢s cualquier sentido que el sentido com¨²n.
Sin embargo, Diccionari oj¨¢zaro, el libro, ha sido un ¨¦xito en toda Europa y en Estados Unidos. Su autor, objeto de entrevistas y homenajes. La historia, la posible historia, del libro, contada y vuelta a contar. Una historia que "se puede escribir, pero que ning¨²n lector, ni siquiera yo, podr¨¢ referir a nadie, porque son mil historias, y para cada lector distintas", afirma Pavi'c, para a?adir: "todo lo que digamos del Diccionario..., como de cualquier libro, s¨®lo ser¨¢n aproximaciones al milagro de la literatura".
El siglo XXI
"Para m¨ª, se trataba de cambiar la forma de leer una novela, no la forma de escribirla. Durante mu. cho tiempo se ha tratado de cam biar la forma de escribir; desde el punto de vista estil¨ªstico, esto se ha venido haciendo en todas las ¨¦pocas. Es necesario avanzar a cualquier precio: somos como p¨¢jaros sobre tierra pantanosa que si se p¨¢ran se hunden. La literatura tambi¨¦n debe avanzar constantemente. Desde mi punto de vista, ahora es necesario cambiar la forma de leer. Despu¨¦s de miles de a?os utilizamos todav¨ªa la misma manera: del principio al fin, del nacimiento a la inuerte".As¨ª explica Pavi'c la estructura heterodoxa de su obra. Estructura que ha sido comparada con la de un libro de poemas, un conjunto de relatos, manual cabal¨ªstico, e incluso alguien ha hablado de novela posmoderna y del primer libro del siglo XXI. "Si en Francia han dicho que es el primer libro del siglo XXI, sin duda es un cumplido, pero yo puedo pensar de otro modo y verlo como una constataci¨®n de que sentimos la necesidad de una literatura menos fatigosa que el modelo conocido de novela".
Los j¨¢zaros, un pueblo de origen turco, se establecieron entre los siglos VII y X en las riberas del Caspio. Las noticias que de ellos han quedado son escasas. Se sabe que en un momento se convirtieron a una de las tres grandes religiones monote¨ªstas. Seg¨²n los musulmanes, al islani,seg¨²n los hebreos, al juda¨ªsmo; seg¨²n los cristianos, al cristianismo.
El proceso de esta conversi¨®n, seg¨²n las tres fuentes, es la historia que cuenta la novela a trav¨¦s de tres libros que entrecruzan personajes, paisajes y prodigios. "Para saber cu¨¢nto hay de historia en mi obra ser¨ªa necesario hacer un doctorado sobre los j¨¢zaros. Nadie en Yugoslavia sabe qui¨¦nes fueron los j¨¢zaros; s¨®lo los expertos. Todo depende de c¨®mo se aproxime el lector al texto. Si lo hace como a un texto hist¨®rico, erudito, saldr¨¢ decepcionado, porque yo no trat¨¦ de hacer historia".Tampoco, al parecer, de hacer una novela en el sentido cl¨¢sico. " Pienso que estamos acostumbrados a seguir una costumbre que no es buena, la costumbre de los g¨¦neros literarios. Estamos convencidos de antemano de que es necesario saber, a la hora de escribir, si un libro es una novela, un poemario o un libro de cuentos. Creo que esto no es bueno, ?por qu¨¦? Hace falta reflexionar un poco. En el siglo XX han sido numerosos los escritores que hemos aprendido a valorar. ?A cu¨¢ntos hemos aprendido a amar? En literatura esto ¨²ltimo es lo que cuenta. Si no amas un libro, ret¨ªralo de ti. O bien ese libro no es bueno o bien t¨² no eres bueno para ese texto en ese momento". Ante la perplejidad del periodista frente a tal contundencia emocional, Pavi'c remacha el clavo. "?Vivimos en una suerte de avitaminosis intelectual!, todos, todo el mundo. Si un texto mejora tu avitaminosis intelectual no te preguntas si es una novela, un ensayo, un poemario o todo junto, como es mi libro".
Vive en una casa del centro de la ciudad, una zona tranquila de edificios de tres plant¨¢s de aspecto y jardines descuidados, pero que habla de una antigua burgues¨ªa. Su esposa, su hijo Iv¨¢n y dos lebreles rusos componen una familia tan c¨¢lida como cort¨¦s. En la pared de su despacho, dos lienzos magn¨ªficos. "Este de la Virgen es de origen espa?ol, f¨ªjese en la mirada morisca de los ¨¢ngeles".
Dentro de un libro anclado en la leyenda, con infinidad de entradas y salidas, en el que el prodigio de la fantas¨ªa es la regla, ?qu¨¦ puede haber de personal? "Yo soy el sujeto de todo cuanto escribo. S¨¦ muy claramente que en el Diccionario j¨¢zaro me ocupo de cosas de mi padre. De los pro blemas de la generaci¨®n de mi padre, es decir, la que hizo la II Guerra Mundial. Hablo de pro blemas de mi infancia, la que na ci¨® alrededor de 1930. ?Lo peor que te puede pasar en la vida es que tu padre gane una guerra! Que ¨¦l te regale el mundo. Quer¨ªa hablar de las experiencias de mi padre, y tambi¨¦n era necesario elaborar literariamente las experiencias de mi generaci¨®n. ?Por qu¨¦ ha Regado el pueblo serbio, mi pueblo, un peque?o pueblo, a ser como es hoy? Obtuve la res puesta hablando de los j¨¢zaros. Los j¨¢zaros son una met¨¢fora de los serbios. Se puede leer como una met¨¢fora del pueblo serbio en la Yugoslavia de hoy".
Sin embargo, la historia del pueblo serbio est¨¢ ausente del libro. "Eso es sencillo de explicar. Quise que el libro pudiese ser tambi¨¦n una met¨¢fora para los dem¨¢s. Y esto es as¨ª porque los h¨²ngaros, los checoslovacos, los holandeses, todos los pueblos peque?os se identifican con los j¨¢zaros. Finalmente, ?qu¨¦ va a pasar con nosotros? Todos somos j¨¢zaros. Vivimos una situaci¨®n a la que no se le ve futuro. Adem¨¢s de las guerras, la amenaza del desastre nuclear, vivimos el instante terrible del deterioro irreversible de la naturaleza. Estamos igual que los j¨¢zaros, sin futuro".
Tradici¨®n oral
La tendencia literaria de mirar al pasado, como fuente de inspiraci¨®n y met¨¢fora del presente, por la que discurren obras tan diversas como las de Italo Calvino, Marguerite Yourcenar, Umberto Eco y el propio Mirolad Pavi'c, tiene para ¨¦ste un origen claro."Esa actitud lleg¨® a mi vida gracias a la lengua espa?ola", dice tambi¨¦n. "A la literatura escrita en espa?ol. El mundo literario cambia de orientaci¨®n gracias a la fuerza de la literatura latinoamericana. Es necesario adem¨¢s saber que asistimos a un renacimiento del barroco. La frase literaria la aprend¨ª de la oral barroca. Es decir, la frase del serm¨®n. La de los grandes oradores de la Iglesia serbia de los siglos XVII y XVIII. Ellos correg¨ªan su frase al escucharse, como yo lo he hecho ahora".
"Lucho porque mi lector lea cada frase del Diccionario J¨¢zaro obligado por la anterior. De esta lucha no est¨¢ ausente el humor que contienen los proverbios populares serbios. No los he utilizado en el libro, pero s¨ª el estilo, s¨ª ,la m¨²sica de la tradici¨®n oral".
Sonr¨ªe detr¨¢s del humo de su pipa, como si llevara en el bolsillo la l¨¢mpara de Aladino, y le hubiese pedido al genio un libro en el que las palabras cambiaran, seg¨²n los ojos que las leen.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.