Brasil, desencanto sin apocalipsis
Las elecciones presidenciales del pr¨®ximo mi¨¦rcoles ser¨¢n las primeras democr¨¢ticas y directas en 29 a?os
La nota de disculpa del restaurante se qued¨® corta. La inflaci¨®n de octubre pasado rond¨® el 40%. Cuando le dan la vuelta de la cuenta, el cliente que pag¨® recibe una impresi¨®n todav¨ªa m¨¢s palpable de la inflaci¨®n que vive Brasil en estos a?os de la transici¨®n democr¨¢tica. Entre los billetes recibidos, todos de curso legal, se adjuntan tres monedas diferentes. Hay billetes de 100.000 cruzeiros, que han quedado rebasados por la inflaci¨®n y tienen un sello circular que dice "Banco Central do Brasil. 100 cruzados".A los cruzeiros, el 28 de febrero de 1986, con el Plan Cruzado, les quitaron de golpe tres ceros a su valor nominal, y quedaron convertidos en cruzados. Se amontonan en el plato con la vuelta billetes de 100 cruzados, que tambi¨¦n han quedado ya devorados por la inflaci¨®n, que dividi¨® por 1.000 su valor. Finalmente, un billete de 50 cruzados nuevos es el actual s¨ªmbolo monetario. La nueva moneda se cre¨® hace s¨®lo 11 meses, y ten¨ªa el mismo valor que el d¨®lar. Hoy, para comprar un d¨®lar en Brasil, hay que pagar ya 12 nuevos cruzados.
Todo esto ocurre cuando Brasil se dispone a afrontar las primeras elecciones presidenciales directas y plenamente democr¨¢ticas despu¨¦s de 29 a?os. El desencanto de la pol¨ªtica se palpa por doquier. "No s¨¦ a qui¨¦n voy a votar. Todos los pol¨ªticos son harina del mismo costal", comenta un quiosquero de la avenida Paulista de S?o Paulo.
En una carta a Jornal do Brasil, el lector Cid Athayde Fraga expresa dr¨¢sticamente el desencanto cuando escribe: "Soy uno de los millones de brasile?os que esperaron hasta m¨¢s de media vida para votar por primera vez para presidente de la Rep¨²blica. .A pesar de todo el trabajo que se tom¨® la clase pol¨ªtica brasile?a tratando de acabar con nuestra esperanza, yo, como muchos brasile?os, todav¨ªa la conservaba, esperando que alguna cosa cambiara con nuestro voto. Pero una ilusi¨®n se vino abajo. Asistimos indefensos a una farsa, en vez de a una campa?a electoral".
La droga de la inflaci¨®n
A pesar del desencanto, no cabe duda de que el proceso electoral tiene un efecto saludable, al menos moment¨¢neo, para preservar el sistema. As¨ª lo considera el economista Walter Barrelli, que trabaja en el Departamento Intrasindical de Estad¨ªsticas y Estudios Socioecon¨®micos. A la pregunta de si es posible una explosi¨®n social en Brasil, Barelli responde: "Las condiciones son todas delicadas, pero hay mecanismos de distensi¨®n, como el mismo proceso electoral. La clase dominante hace sus jugadas. Todo el mundo lo percibe as¨ª: juntan le?a en una hoguera que puede incendiar el pa¨ªs, pero en Brasil siempre hubo bomberos, v¨¢lvulas de escape, y la elecci¨®n es una de ellas".La droga de la inflaci¨®n crea adicci¨®n y desarrolla tambi¨¦n mecanismos y h¨¢bitos de sobrevivencia. Las amas de casa que pueden compran alimentos, y prefieren acumularlos congelados en el refrigerador a conservar cruzados nuevos que se deval¨²an d¨ªa tras d¨ªa. Nelson, un ingeniero de 35 a?os que trabaja como asalariado en una empresa constructora de S?o Paulo, gana 22.500 cruzados mensuales (unas 240.000 pesetas), que son casi 40 salarios b¨¢sicos.
El salario base actual es de 580 cruzados nuevos (unas 6.300 pesetas), que es lo que percibe mensualmente la criada de Nelson. Explica el ingeniero que, cuando recibe su sueldo, lo ingresa inmediatamente en el banco. Con el llamado over night, recibe cada d¨ªa el 1,86% de inter¨¦s. "Con lo que me dan de inter¨¦s por un d¨ªa ya tengo para el sueldo de la criada, y con una semana pago el alquiler de mi apartamento, que est¨¢ situado en la zona m¨¢s cara de S?o Paulo".
Adem¨¢s de los 110.000 millones de d¨®lares a que asciende la deuda externa, Brasil tiene: una deuda interna todav¨ªa m¨¢s elevada, que se estima en 150.000 millones de d¨®lares. De esa cantidad, 80.000 millones est¨¢n colocados en el over y pueden ser reclamados en el acto, lo que probablemente provocar¨ªa la ruina del Estado y la quiebra del sistema financiero. Todo queda pendiente de una cuerda floja, en un peligroso balance psicol¨®gico, donde no puede darse una crisis de confianza.
A pesar de este peligroso equilibrio y delicada situaci¨®n financiera, aunque se palpa el desencanto por la ineficacia y corrupci¨®n de la elite pol¨ªtica, Brasil cuenta con un sector empresarial y una oligarqu¨ªa que no ha perdido la conciencia nacional, como en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. Los empresarios brasile?os, criticados por la izquierda y acusados de explotadores por la Iglesia progresista, invierten y crean puestos de trabajo en el pa¨ªs. Estad¨ªsticas sindicales muestran que, en el mes de septiembre, en el Gran S?o Paulo, la tasa de desempleo baj¨® del 8,4% al 7,9%. En cifras absolutas, el n¨²mero de parados cay¨® de 690.000 a 649.000, lo que significa la creaci¨®n de 41.000 puestos de trabajo en un solo mes.
Confianza de la burgues¨ªa
Esta confianza de la burgues¨ªa nacional en su propio pa¨ªs la demuestran de forma palpable algunas de las figuras m¨¢s destacadas del deporte brasile?o. El rey del f¨²tbol Edson Arantes do Nascimento, m¨¢s conocido como Pel¨¦, anunci¨® hace d¨ªas en S?o Paulo que, a partir de mediados de diciembre, entra en un consorcio para vender autom¨®viles, electrodom¨¦sticos y casas prefabricadas, y piensa invertir en ello un mill¨®n de d¨®lares (120 millones de pesetas). El ex campe¨®n mundial de F¨®rmula 1 Emerson Fittipaldi tiene una hacienda a unos 150 kil¨®metros de S?o Paulo, en la que cultiva, de forma intensiva y con la m¨¢s moderna tecnolog¨ªa computadorizada, 1.000 hect¨¢reas de naranjos, que significan una facturaci¨®n de 2,5 millones de d¨®lares (300 millones de pesetas). En la hacienda campera de Fittipaldi est¨¢n empleados 170 obreros, se trabaja d¨ªa y noche y "cada ¨¢rbol se trata con el mimo y los cuidados de un coche de F¨®rmula 1".El empresario Olacyr de Moraes empez¨® como representante de las m¨¢quinas de coser Singer, y se calcula que hoy tiene un patrimonio de 1.000 millones de d¨®lares (120.000 millones de pesetas). Se ha lanzado Olacyr a una aventura digna de Fitzcarraldo: construir, con la iniciativa privada, un ferrocarril de 3.141 kil¨®metros, que permitir¨¢ sacar los granos que produce el Mato Grosso hasta los puertos de embarque para la exportaci¨®n. Llaman a Olacyr el rey de la soja, y se le considera "el mayor productor individual de soja del mundo". En la empresa del ferrocarril, Olacyr piensa invertir 400 millones de d¨®lares (48.000 millones de pesetas). Hace a?o y medio, Olacyr expon¨ªa sus planes al enviado de este peri¨®dico. Cuando se le dijo que estaba loco, que con un ferrocarril se pierde much¨ªsimo dinero, el empresario replic¨®: "Si lo hace el Estado, pierde. Si. lo hago yo, no".
Acumulaci¨®n de riqueza
La acumulaci¨®n realizada por la burgues¨ªa brasile?a es sin duda la mayor del continente. Se estima que el 20% de los m¨¢s ricos de Brasil acumulan el 67%. de los ingresos, mientras que el 20% de los m¨¢s pobres se reparten s¨®lo un 2%. La monja espa?ola Mar¨ªa Luengo, misionera franciscana de Mar¨ªa, que lleva 23 a?os en Brasil, lo resume cuando dice que "la situaci¨®n aqu¨ª es terrible. Hay dos bloques: los ricos, ricos, ricos y los miserables". La monja espa?ola est¨¢ de visita en las oficinas de la curia de Villa Brasilandia. Este barrio de S¨¢o Paulo tiene unos 800.000 habitantes y alberga gran n¨²mero de favelas, grupos de chabolas miserables "all¨ª donde se acaba el asfalto". El obispo auxiliar de S?o Paulo, Ang¨¦lico S¨¢ndalo Bernardino, dice al periodista: "Usted tiene que salir del asfalto para conocer S?o Paulo, hijo m¨ªo".Est¨¢ considerado don Ang¨¦lico como uno de los obispos progresistas, representantes de la iglesia brasile?a partidaria de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. Don Ang¨¦lico no lleva mucho tiempo en Brasilandia. S¨®lo unos meses despu¨¦s de que el papa Juan Pablo II ordenara una nueva divisi¨®n de la enorme di¨®cesis de S?o Paulo.
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