S¨ªntesis de un breve festival
El teatro presentado por el Festival de Oto?o ha terminado con magnitud (Mar y cielo); como hab¨ªa empezado (La loca de Chaillot). Son dos obras comerciales, que de todas maneras hubiesen venido a Madrid; la Comunidad las ha ayudado por esta v¨ªa, y no es mala cosa. Pero se esperan de ¨¦l m¨¢s producciones no comunes, o no predestinadas, como el Galileo de Bertold Brecht dirigido por Maurizio Scaparro, o como los dos teatros japoneses, el contempor¨¢neo y el cl¨¢sico noh, tan bellos, tan sugerentes y tan perfectos. (De unos japoneses de imitaci¨®n, unos espa?oles tratando a su manera textos de Mishima, m¨¢s vale un piadoso olvido).Entre las otras obras previamente comercializadas, la m¨¢s atractiva del festival ha sido probablemente Amado monstruo; versi¨®n francesa, traducida al espa?ol, de la novela del mismo t¨ªtulo de Tomeo. Re¨²ne condiciones de novedad, de teatro bien hecho fuera de los caminos habituales. La menos interesante, la de Buero Vallejo, M¨²sica lejana, tanto porque de todas maneras se hubiese estrenado por la empresa que ¨²ltimamente comercializa a este autor, como por la obra en s¨ª. Lo que se espera de los festivales, y sobre todo con la tradici¨®n que ¨¦ste, es un teatro que no suele estar en los escenarios, que atrae a un p¨²blico que generalmente no frecuenta el teatro, aunque s¨ª el acontecimiento cultural que pueda suponer. Quiz¨¢ algunos hayari encontrado algo de esto en la obra sobre Dal¨ª (Vador) representada por Juanjo Puigcerb¨¦ y por Serena Vergano, aunque es un texto m¨¢s bien fallido.
El Festival de Oto?o ha dado m¨¢s atenci¨®n a la m¨²sica y a la danza que al teatro; con bastantes aciertos, al decir de quienes han frecuentado, sobre todo, los acontecimientos. Es una tendencia que se va generalizando en festivales y otras manifestaciones de este tipo, y no s¨®lo en Espa?a: el teatro de texto se va apartando poco a poco. Dentro del teatro hablado, se prima el del espect¨¢culo, como el de Gagoll Dagom con que se ha clausurado, e incluso los teatros japoneses, que en un pa¨ªs como el nuestro no pueden tener m¨¢s belleza que la pict¨®rica y, en todo caso, la sonora de las voces bien tratadas, aunque nos resulten incomprensibles las palabras. Un festival, pese a todo, grato, que deja buen recuerdo, pero del que se espera algo m¨¢s en a?os pr¨®ximos. Sobre todo, el car¨¢cter de teatro no frecuente, y extranjero, en lugar de primar lo comercial espa?ol.
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