La fiebre del 'rap'
Nuevos grupos espa?oles se apuntan a un nuevo ritmo de baile
La presentaci¨®n en Madrid de 13 nuevos grupos espa?oles de rap ha puesto de manifiesto la creciente penetraci¨®n de esta m¨²sica de extrarradio de origen negro y norteamericano. M¨²sica de pista de baile, dura, mon¨®tona y repetitiva, el rap no se canta; se habla. Textos contra la droga, los pijos y el servicio militar y a favor del sexo, el barrio y las pintadas. Con una nueva est¨¦tica del grafito y el v¨ªdeo, el rap es la nueva apuesta de la m¨²sica de ra¨ªz negra.
Son los b-boys, los seguidores del rap. Cazadoras de tela con nombres de Beastie Boys y Public Enemy. Otras con Los Angeles Lakers. Gorras con letreros de Run DMC y la visera sobre la oreja, Vaqueros y zapatillas deportivas. Colgantes con insignias de coches, preferiblemente de los m¨¢s caros, y un enorme radiocasete como acompa?ante. Es la est¨¦tica internacional y uniforme de los b-boys, que el pasado jueves asistieron en Madrid a la presentaci¨®n de la segunda tanda de grupos que han conseguido grabar un disco en castellano. Sus nombres son MC Randy & DJ Jonco, Sweet, K 1000, Jungle King s, Vial Rap, C¨®digo Mortal, SS13, Poder Oscuro y Sony & Mony.Hace algunas semanas tambi¨¦nactuaron en Madrid los grupos DNI, Estado Cr¨ªtico, Sindicato del Crimen y QSC. Muchos provienen del extrarradio. Son los j¨®venes rappers.
El rap es una m¨²sica mon¨®tona, binaria, tribal y repetitiva. Un rapper es un charlat¨¢n, cuya traducci¨®n popular espa?ola estar¨ªa entre el bertsolari del Pa¨ªs Vasco y un vendedor ambulante levantino. Canta una monodia sernihablada cori un acompa?amiento elemental, basado en el ritmo de bater¨ªa y bajo sobre una sola tonali.dad. Los textos son largas letanias que atacan a los ni?os pijos, el servicio militar, los yuppies y el consumo de drogas, y defienden el sexo, la cerveza, el barrio, la conciencia de clase y las pintadas.
En las discotecas
Este movimiento naci¨® en las discotecas del Brorix neoyorquino, impulsado por creativos DJs (disc-jockeys). Es una m¨²sica de ra¨ªz callejera y mayoritariamente masculina, aunque las b-girls se incorporan al fen¨®meno poco a poco. Paralelamente a las canciones, aparecen una serie de actividades como el rolling (patinaje), el skating (monopatinaje) y, sobre todo, una est¨¦tica particular en el gaffiti (pintadas callejeras) y el v¨ªdeo.Los artistas gr¨¢ficos del rap sustituyen el cl¨¢sico aspecto ideol¨®gico del graffiti por el visual. Pintores callejeros como Keith Haring han pasado de dibujar en el Metro de Nueva York a estampar su firma en el muro de Berl¨ªn y paredes de Arristerdam y Barcelona, invitados por las autoridades locales, como afirma Miguel Trillo, impulsor del rap en Madrid. La portada del ¨²ltimo disco de Bob Dylan, titulado Oh Mercy, es un graffiti que el cantante vio mientras paseaba en bicicleta por la Novena Avenida, firmado por alguien apodado Trotsky. La imagen multicolor de las pintadas se aplica a los v¨ªdeos, realizados con sencillez documental, ambiente callejero e im¨¢genes de c¨¢rceles y boxeo. El cine tambi¨¦n ha sido afectado por la fiebre del rap, y directores como Dennis Hoopper (Colores de guerra) y Spike Lee (Haz lo que debas) han abordado el fen¨®meno.
Un concierto de rap se caracteriza por la sencillez y la funcionalidad. Al fondo del escenario, un DJ (disc-jockey) que crea fondos sonoros 37 adorna con scratches (breves sonidos r¨ªtinnicos producidos inanualmente por la aguja sobre el disco) una base pregrabada. Mientras tanto, el MC (maestro de ceremonias) se convierte en el rapper cuenta largas historias que tratan sobre el lado oscuro de la ciudad, con un lenguaje directo, ¨¢spero y elemental. Frecuentemente, una pareja de bailarines acompa?a al rapper con el baile caracter¨ªstico, derivado del break, moviendo pies y brazos y recordando danZas tribales africanas.
Ante todo, el Rap es una m¨²sica de baile al alcance de cualquiera que disponga de 70.000 pesetas para adquirir un magnet¨®fono de cuatro pistas y hacer esta m¨²sica inmediata en su casa. Su ra¨ªz negra mezcla en su origen la repetici¨®n circular africana con el blues hablado norteamericano, aderezado con temas de barrio marginal. Es el nuevo ataque de la m¨²sica negra, todav¨ªa sin adulterar, que vuelve a plantear el poder de la calle.
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