La comuni¨®n de los atletas
Koinonia quiere decir comunicaci¨®n, comuni¨®n y los atletas no son los protagonistas de la novela de Molina Foix, de la que toma el t¨ªtulo esta cr¨®nica, sino los miembros de la banda, cuya relaci¨®n con el instrumento parece darse a partir del m¨²sculo; ah¨ª los tienes sacando maza como culturistas en exhibici¨®n. Abraham Laboriel, que aprovecha la ventaja de peso sobre su instrumento, mano derecha con cinco dedos que digita y tambi¨¦n palma abierta que golpea, retumba y dirige, es el jefe del invento y con el baterista Bill Maxwell (a quien nadie debe pedirle que, para lo que hace, sea menos r¨ªgido), dibuja el primer campo sobre el que la banda se mueve.El impacto latino, la balada con vocaci¨®n de pasar a banda sonora y patr¨®n hecho por otros, el funky potent¨®n, (temario de sus dos ¨²ltimos discos, Frontline y Koinonia) consiguen en el hacer del grupo una comunicabilidad directa. Laboriel y Maxwell disponen la energ¨ªa r¨ªtmica a la que concurren el teclista Harlan Rogers -as¨ª hay uno que se ocupa de los detalles-, Mike Miller, un guitarrista con la capacidad y la falta de dogmatismo y de personalidad que acreditan a los m¨²sicos de estudio, y Justo Almario, saxo tenor con una buena columna de sonido y capacidad para ser solista principal en el juego de la banda. ?Y el otro teclista? El otro teclista viene luego.
Koinonia
Colegio Mayor San Juan Evangelista. 10? Festival de Jazz. Madrid, 17 de noviembre.
Se?as de fusi¨®n
Temas como Se?or, You can't hide, Grazoot parecen establecer unas se?as de identidad propias dentro del vasto campo de la fusi¨®n. No es que hagan lo que otros no hacen, sino que, efectivamente, pueden hacer lo mismo con una mayor capacidad de penetraci¨®n, de acceso a un p¨²blico dispuesto a la fiesta. Y ahora, ya en pleno festejo, viene el segundo teclista, Lou Pardini, ¨²ltimo fichaje del grupo, que se cuelga al cuello su teclado de se?orito popis y se canta unas canciones que ¨¦l hace y que nos hablan de que tiene que hablar con su novia.Eso, hay que hablarlo, y ¨¦l canta el funky blanco y la balada rosa, una se parece a una cosa que hizo John Blair y un disgusto se parece siempre a un disgusto. Pardini comanda ahora la banda y del latin-jazz a la fusi¨®n, de all¨ª al funky y de ¨¦ste a la vocaci¨®n de cantante pop. Koinonia se convierte en la banda del cantante Pardini, con lo que perdemos casi todo de Almario y parte de los dem¨¢s, y por fin tenemos una pasadita rock sin intermediaciones en un festival de jazz.
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