La practica literaria

En la introducci¨®n a la edici¨®n de 1967 de Las parroquias de Regalpetra y Muerte del inquisidor, Leonardo Sciascia expon¨ªa sumariamente los fundamentos de su pr¨¢ctica literaria: "( ... ) desde entonces no he tenido otros problemas de expresi¨®n o de forma que los derivados de la necesidad de ordenar de modo racional lo conocido m¨¢s que lo cognoscible, y de documentar y contar con buena t¨¦cnica (por lo que, por ejemplo, me interesa m¨¢s seguir la evoluci¨®n de la novela policiaca que el curso de las teor¨ªas est¨¦ticas)". Admirador de Diderot y Voltaire, y m¨¢s que de nadie de Manzoni, su escritura aspira al orden, a la claridad y a la simplicidad. Su frase es incisiva, anal¨ªtica, tallada como un diamante. Su ideal, el artesano que fabrica objetos con forma bella y al mismo tiempo ¨²til.Como escritor, Sciascia se consideraba, en su sentido propio, un diletante, es decir, aquel que se divierte con lo que hace. Como dijo en una larga conversaci¨®n con Marcelle Padovani, La Sicilia come met¨¢fora, al escribir pensaba sobre todo en s¨ª mismo, o mejor en el lector como otro igual que ¨¦l, y por tanto juzgaba la peor de las hipocres¨ªas atreverse a afirmar que se escrib¨ªa para los trabajadores, por ejemplo. Escrib¨ªa de s¨ª, para s¨ª y contra s¨ª mismo. Y para ¨¦l el escritor era el hombre que vive y hace vivir la verdad, que extrae de lo complejo lo simple, que despliega y duplica para s¨ª y para los dem¨¢s el placer de vivir. Aun cuando represente cosas terribles.