S¨®lo para B¨¢rbara
En el fondo de un caj¨®n de arena no parece el t¨ªtulo m¨¢s adecuado para una pel¨ªcula; habr¨¢n de ser muy buenos los contertulios que en Butaca de patio tengan que versar sobre la rnisma. Siempre podr¨¢n recurrir para ilustrar sus comentarios al psicoan¨¢lisis (tema referencial de la pel¨ªcula) o a la personafidad desmesurada de B¨¢rbara Streissand, de quien el director parece haberse ocupado m¨¢s que de la misma pel¨ªcula. No hubiera hecho falta tanto empe?o por extraer de ella una buena actuaci¨®n. Ya, hab¨ªa derriostrado su calidad ese mismoa?o en ?Qu¨¦ me pasa doctor? (1972) y lo corroborar¨ªa un a?o despu¨¦s en Tal como ¨¦ramos (1973).
La pel¨ªcula es acorde con la etapa que en los setenta atravesaba la trayectoria de su realizador, Irvin Kershner. En los c¨ªrculos neoyorquinos se le ten¨ªa en estima por las tareas realizadas para Roger Corman (Factor¨ªa Corman, al lado de este director aprendieron, algunos de los m¨¢s insignes directores del actual Hollywood: Coppola, Scorsese). Tal vez por ,esto le admiraba Coppola antes de encargarle la direcci¨®n de El Imperio contraataca, la pel¨ªcula que le dar¨ªa fama internacional.
A ese per¨ªodo corresponde En el fondo de un caj¨®n de arena y a ese estilo obedece el car¨¢cter alucinante de la misma. La crisis de una vulgar ama de casa neoyorquina que en su tercer embarazo fantasea y sue?a, con un cambio en su mon¨®tona vida que convierte en un extravagante viaje mental. Un romance con Fidel Castro, el bombardeo de la estatua de la Libertad v un ex¨®tico viaje por ?frica sori el fruto de su delirio. El reconocido talento de Kershner -confirmado en Nunca digas nunca jam¨¢s (1983)- no logr¨® las divertidas situaciones que pretend¨ªa, por lo que la comedia se queda a mitad de camino. Sus dotes manifiestas para la realizaci¨®n parecen estar sacrifilcadas en favor de otra de sus cualidades: la de director de actores. De esto sale beneficiada B¨¢rbara Streissand, que se encontraba encumbrada por sus recientes ¨¦xitos y, acept¨® protagonizar este personaje de la novela de Anne Richardson que estaba hecho a sil medida.
S¨®lo para ella se pens¨® la pei¨ªcula y s¨®lo elogios merecen sus esfuerzos interpretativos para dotar al personaje de la proflandidad dram¨¢tica que suficientemente hab¨ªa demostirado en sus otras encarnaciones; las un¨¢n¨ªmes y favorables cr¨ªticas que recibi¨® lo confirman.
La actriz, sin embargo, no hab¨ªa tenido nada f¨¢cil el cainino de la fama -que culminar¨ªa con Ha nacido una estrella (l976)-. Parec¨ªa. condenada a ser cantante, pero su fuerte voluntad de ser actriz la hizo emerger de los cabar¨¦s neoyorquinos y de las comedias musicales de Broadway.
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