El arte del veneciano Bruno Maderna
Uno de los momentos m¨¢s hermosos en los Encuentros de Metz ha sido la versi¨®n dada por Hans Zender (Wiesbaden, 1936) de Giardino religioso, del veneciano Bruno Maderna, nacido en 1950y muerto en 1973. En esta obra se realiza al ciento por ciento el gran viaje que va desde la investigaci¨®n a la m¨¢s expresiva realidad est¨¦tica. No en vano Maderna juntaba su talento y pr¨¢ctica de compositor y de director.No conozco a nadie en el ambiente musical europeo que no sienta una especial estimaci¨®n por la figura y la obra de este fabuloso veneciano, imaginativo, clarificador, melanc¨®lico, iluminante y esplendoroso. Uno de los olvidos m¨¢s lamentables de nuestros programadores es el de la m¨²sica de Maderna, significativa, sustancialmente nueva y plena de afecci¨®n. Giardino religioso (1972) se apodera de la audiencia cualquiera que sea su disposici¨®n hacia lo contempor¨¢neo. Y el caso es que no cabe una partitura m¨¢s planificada a partir de la inteligente distribuci¨®n instrumental (un n¨²cleo sonoro del que parecen emanar todos los acontecimientos sucesivos) y hasta con la aceptaci¨®n de un grado controlado de flexibilidad.
El resultado, en manos de la Orquesta de C¨¢mara de la Radio de Holanda, dirigida por Hans Zender, fue de primera categor¨ªa.
El mismo Zender, que tambi¨¦n dobla la composici¨®n y la direcci¨®n, nos hizo escuchar su refinado F¨²rin No Kyo, para soprano y 17 instrumentos, basado en un poema Zen del japon¨¦s Ikkyu sobre la percepci¨®n ac¨²stica y desarrollado en cuatro lenguas: japon¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n y chino. El compositor pone con talento orden y claridad en algo de talante estructural aun cuando parta de la palabra po¨¦tica, excelentemente asumida por la soprano Nancy Shade, para llevarnos desde lo contemplativo a lo dram¨¢tico, desde una m¨¢gica quietud hasta la movilidad virtuosista de ciertas cadencias instrumentales.
Estrenos
Carlos Roque Alcina (Buenos Aires, 1941) hizo alarde en su Suite indirecta, que se escuchaba por primera vez, de sus conocidos saberes orquestales y de su firmeza de ideas de todo punto admirables. Es m¨²sico que act¨²a en libertad y que ya hace tiempo ha dado con un lenguaje personal receptivo y comunicante.Franco Donatoni (Verona, 1927) expuso en su Hot, para dos sax¨®fonos y conjunto, una nueva muestra de su ingenio a trav¨¦s de un jazz imaginario que se apoya en los valores radicales del ritmo, la improvisaci¨®n y la personalidad instrumental. La versi¨®n, muy clara, qued¨® un poco congelada. Hay que citar muy favorablemente al holand¨¦s Van Keulen por su Terze y al franc¨¦s Renaud Frangoise por su Autumne. Las obras de Donatoni, Keulen y, Frangoise tuvieron realizaciones magistrales en el Ensamble 2e2m, que dirige Paul Mefano (Basora, Irak, 1937), quien estren¨® su Voyager, ideado "como un proyectil en el universo de los planetas". Una partitura viva e inquietante.
Hubo sus m¨¢s y sus menos en el concierto del singular G¨¦rard Frerny y sus amigos, con las creaciones mundiales de Roquin, Marietan y Brewaeys, asistidos por el repetitivismo de Steve Reich.
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