Vecinos contra la droga
CADA ACCI?N vecinal contra el tr¨¢fico y consumo de drogas -y son cada vez m¨¢s frecuentes las iniciativ¨¢s de este tipo Revadas a cabo en poblaciones y barrios durante los ¨²ltimos a?os- constituye un incontestable alegato contra las carencias, las contradicciones y la inoperancia que caracterizan la pol¨ªtica oficial con la que, se pretende hacer frente a esta grav¨ªsima amenaza contra la sociedad actual. La movilizaci¨®n frente a la droga que actualmente alientan los vecinos del barrio de Las Fronteras, pr¨®ximo a la localidad madrile?a de Torrej¨®n de Ardoz, pone el dedo en la llaga de esta insostenible situaci¨®n. Exasperados por la impunidad con que los traficantes de droga se pasean por las calles y realizan su il¨ªcito negocio, los vecinos han decidido pasar a la acci¨®n y poner en conocimiento de la polic¨ªa los nombres y direcciones de 12 camellos que surten de droga a sus hijos y a la barriada entera.Como el movimiento de Madres contra la Droga, el que protagonizan ahora estos vecinos est¨¢ legitimado. Quienes soportan m¨¢s directamente los efectos de este estado de cosas no pueden quedarse con los brazos cruzados y renunciar a iniciativas tendentes a llamar la atenci¨®n de los poderes p¨²blicos y a poner en marcha los mecanismos legales existentes. Aun a costa de los riesgos evidentes que corren ante las posibles represalias de los traficantes: en el caso de los vecinos de este barrio de Torrej¨®n de Ardoz hay quienes han sufrido el incendio del coche y da?os diversos en otros bienes, adem¨¢s de amenazas verbales. Aun a costa tambi¨¦n de poner al descubierto el absoluto desamparo social y sanitario en que se encuentran los drogadictos. El desesperado grito de "?qu¨¦ pasa con nosotros?", lanzado por los toxic¨®manos de este barrio de Torrej¨®n de Ardoz, que han visto interrumpido el suministro de sus dosis diarias de droga, resume crudamente todo el patetismo de la situaci¨®n: es necesario acabar con quienes trafican con su salud, pero nadie les garantiza esa misma salud en ausencia de la droga.
En cualquier caso, este episodio es uno m¨¢s de los que todos los d¨ªas ponen en la picota el tratamiento meramente represivo del problema de la droga. Incapaz de combatir el gigantesco negocio de corrupci¨®n y muerte asociado con la droga e impotente para hacer frente a la ola de criminalidad que provoca, esta pol¨ªtica carece tambi¨¦n de soluciones adecuadas para tratar los problemas sociales y sanitarios del consumo de droga, salvo la marginaci¨®n del drogodependiente y la agravaci¨®n de las condiciones psicosom¨¢ticas que llevaron a ¨¦ste a la adicci¨®n. Por el momento, los vecinos de Las Fronteras han conseguido una vigilancia policial que antes brillaba por su ausencia. Pero la cuesti¨®n es saber por cu¨¢nto tiempo, y si, pasados estos instantes, todo va volver a ser como sol¨ªa. Es decir, la polic¨ªa, a dejar el barrio abandonado a su suerte; los traficantes, a campar de nuevo por sus respetos, y los toxic¨®manos, a no tener otro tratamiento a mano que el que le proporciona su diaria dosis.
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