Invasi¨®n
Pasan junto a los escaparates polvorientos, llenos de telara?as, donde se exhiben botes de papaya cubana y fina lencer¨ªa de esparto. Por las aceras de Berl¨ªn Oriental, de Mosc¨², de Praga, de Varsovia, pasan muchos adolescentes abrazados a un estuche de flauta o de viol¨ªn, camino del conservatorio. En esas ciudades no hay mantequilla ni libertad, pero bajo las l¨¢mparas imperiales de antiguos palacios que fueron requisados danzan innumerables bailarinas. Licenciados en lenguas rom¨¢nicas conducen convoyes estatales cargados de obreros, y ¨¦stos, despu¨¦s del trabajo, en las noches ateridas del socialismo real, alternan el ajedrez con las gachas, las sesiones en el gimnasio con las colas ante el suministro, el desesperado alcohol con los nocturnos de Chopin o el adagio de Albinoni. Medio siglo de tedio y librer¨ªas, de escuela y escasez, de museos y austeridad ha acumulado en estos pa¨ªses un poderos¨ªsimo caudal de cultura, y ahora que la libertad ha suplantado all¨ª a la doctrina, sus gentes van a invadir con zapontes de pl¨¢stico la Europa burguesa, tan podrida en su abundancia. Habiendo ca¨ªdo todos los muros, pronto las fronteras del Este ser¨¢n traspasadas por nuestros mercaderes, los cuales s¨®lo podr¨¢n llevar hasta all¨ª aparatos, d¨®lares, grasa de cerdo y expectativas de lucro. En cambio, a Berl¨ªn unificado, a Par¨ªs, a Bruselas llegar¨¢n sucesivas levas orientales, pueblos muy sabios de ojos casi oblicuos cuya alma ha sido tallada en un pedernal por el sufrimiento de la historia, y ellos aqu¨ª van a encontrar a nuestros hijos bebiendo cerveza en corro sobre la Kawasaki, vestidos de Valentino, sin m¨¢s horizonte que ¨¦se. Entre estos dos mundos se producir¨¢ tal vez una s¨ªntesis o explosi¨®n y nadie sabe qui¨¦n saldr¨¢ vencedor: este lujo descerebrado o aquella cultura popular, el hedonismo sin reflejos o la libertad espartana que viene en avalancha. El armamento at¨®mico no encuentra enemigo, por eso en la pr¨®xima conferencia el presidente Bush le pedir¨¢ a Gorbachov que siga siendo comunista. Qu¨¦ m¨¢s quisiera. El comunismo ya es una utop¨ªa.
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