Uruguay, donde sol¨ªa
Los comicios del pasado domingo en Uruguay han confirmado de manera abrumadora el excelente estado de salud de la democracia en aquel pa¨ªs. Restablecido el poder civil por Julio Mar¨ªa Sanguinetti en 1985, tras 12 a?os de dictadura militar, el presidente colorado llegaba a estas elecciones con un pesado fardo negativo: la mala situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs.En las elecciones del domingo se entremezclan tres resultados diferentes que contribuyen a establecer un curioso juego de contrapesos para los pr¨®ximos a?os: el nuevo presidente de la Rep¨²blica, el candidato blanco del Partido Nacional, de centro-derecha, Luis Alberto Lacalle, va a tener que gobernar con un Parlamento en el que no cuenta con mayor¨ªa propia. Tiene adem¨¢s a su oposici¨®n real en la alcald¨ªa de Montevideo, ocupada por el Frente Amplio de Izquierdas, que, liderado por el general Seregni, coloca en el municipio capitalino al socialista Tabar¨¦ V¨¢zquez. Esta ¨²ltima circunstancia no tendr¨ªa mayor importancia si no fuera porque en Montevideo vive casi exactamente la mitad de la poblaci¨®n de Uruguay.
Es la tercera vez en la historia de Uruguay que los blancos ganan unas elecciones presidenciales, pero es la primera en que a los dos partidos tradicionales se suman nuevas formaciones de izquierda. En efecto, en estos comicios han adquirido peso espec¨ªfico el Frente Amplio, que abarca desde la izquierda tradicional hasta la extrema izquierda -incluyendo en este espectro a los guerrilleros tupamaros reinsertados-, y Nuevo Espacio, del socialdem¨®crata Hugo Batalla. Es interesante comprobar que los tupamaros, la vieja guerrilla urbana cuya actividad acab¨® provocando el golpe de Estado en 1973, ha sobrevivido a la represi¨®n y gana ahora en las urnas lo que perdi¨® en la guerra. Tambi¨¦n merece ser destacado que Nuevo Espacio, formaci¨®n desgajada del Frente Amplio, lejos de quitarle votos le ha ayudado significativamente, al restar al Partido Colorado sufragios de sectores insatisfechos con la oferta excesivamente conservadora de Jorge Batlle, el candidato perdedor.
En la C¨¢mara Federal de Diputados, el Partido Nacional (blanco) no dispone de la mayor¨ªa absoluta, mientras que el oficialista Partido Colorado ha conquistado 31 esca?os. El Frente Amplio, por su parte, se coloca como ¨¢rbitro de la situaci¨®n, junto con Nuevo Espacio. No hay duda de que estas formaciones otorgar¨¢n su confianza al nuevo presidente, pero, con el peso que les otorga la alcald¨ªa de la capital y el control parlamentario, no ser¨¢n un aliado f¨¢cil en la batalla econ¨®mica neoliberal que ha anunciado Lacalle para sanear una econom¨ªa que padece desde hace a?os una inflaci¨®n galopante y una deuda exterior de 6.000 millones de d¨®lares, entre otros males.
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