Violencia y droga en el Alto Huallaga
El mayor espacio cocalero del mundo, en manos de senderistas, narcotraficantes, soldados y polic¨ªas
En la avioneta que vuela de Tarapoto a Uchiza, la zona cocalera de Per¨², donde se produce el 60% de toda la hoja de coca del mundo, Pedro, un joven de 24 a?os, contempla desde la ventanilla las plantaciones, mueve la cabeza, sonr¨ªe y al mismo tiempo exclama: "Todo eso son cocales, ?pobres gringos!". El gesto sonriente de Pedro no parece indicar que sienta una especial l¨¢stima por quienes, a miles de kil¨®metros de all¨ª, un d¨ªa van a consumir la hoja transformada en crack o en coca¨ªna lista para aspirar.
A Pedro le interesa m¨¢s, como a las 250.000 personas que viven en Per¨² directamente vinculadas al cultivo de coca, que se mantenga la bonanza cocalera y haya dinero para todos. Explica Pedro que, como casi todos en la regi¨®n del Alto Huallaga, tuvo durante alg¨²n tiempo una chacra de una hect¨¢rea de coca, que cultivaba con otros tres hermanos, "hasta que nos ech¨® Sendero". Con la hoja de coca dice Pedro que ganaba "unos 10.000 d¨®lares" (1.200.000 pesetas) al a?o, una cantidad infinitamente superior a la que se consigue con cultivos tradicionales como el arroz y otros. Un kilo de cacao cuesta dos d¨®lares (240 pesetas).El precio de un kilo de pasta b¨¢sica de coca oscila entre 800 y 1.200 d¨®lares. Con una hect¨¢rea se cosecha una tonelada de hoja de coca, que permite obtener 10 kilos de pasta b¨¢sica. La hoja da, en terrenos malos, hasta cuatro cosechas al a?o. Si se planta en diferentes puntos, los ingresos fluyen de forma permanente, incluso en estos tiempos de crisis, cuando el precio ha bajado.
Protecci¨®n guerrillera
Sendero Luminoso ha entrado en el Alto Huallaga para dar protecci¨®n a los campesinos cocaleros frente a los narcotraficantes colombianos y la polic¨ªa peruana. Al mismo tiempo, los guerrilleros mao¨ªstas se han asegurado una financiaci¨®n a base de cobrar cupos a los campesinos por cada arroba de hoja de coca vendida. Adem¨¢s Sendero cobra a los narcos por cada avioneta que desde m¨¢s del centenar de aeropuertos clandestinos, sale cargada con pasta b¨¢sica de coca con destino a Colombia.Explica Pedro que Sendero implant¨® su orden entre los cocaleros: "Nos daban clases de Lenin y Marx y ten¨ªamos que salir a patrullar la carretera con machetes". Pedro se hart¨® y dej¨® la chacra para establecerse y poner un comercio en Uchiza, porque "ahora con esto se gana m¨¢s". A pesar de haber dejado la afilia ci¨®n casi obligada a Sendero piensa que "en Uchiza mat¨® a gente, pero estuvo bien hecho, porque lo ten¨ªan bien merecido". Uchiza fue escenario, el pasado 27 de marzo, de una matanza cuando fuerzas de Sendero arrasaron el puesto policial, mataron a 10 polic¨ªas y tomaron la ciudad.
Tras el asalto a la comisar¨ªa de Uchiza, la llegada del Ej¨¦rcito ha establecido un orden precario y es posible llegar en avioneta al pueblo y pasearse por sus calles. Por carretera es m¨¢s arriesgado. La llamada carretera marginal amaz¨®nica es en realidad un camino de tierra con enormes zanjas. El Ej¨¦rcito se esfuerza por mantenerla abierta, pero los enfrentamientos son frecuentes.
Cuatro d¨ªas antes de la llegada del enviado de este peri¨®dico, Sendero embosc¨® a un convoy de campesinos y soldados, que patrullan la zona con el m¨¦todo de subirse a los veh¨ªculos de transporte civil. En la emboscada murieron 15 civiles, un teniente y cuatro soldados. Explica un militar: "Fue horroroso. Mataron a una familia y all¨ª estaban los sesos de todos mezclados. El padre trataba de cubrir con su cuerpo a la madre y a sus dos hijos".
En el Alto Huallaga se palpa la violencia. Apenas llegados a Tarapoto, un grupo de gente rodea indiferente a un cad¨¢ver que yace en el polvo de la calle. Explica el taxista que se trata de un forastero desconocido. Nadie sabe, puede o quiere explicar los motivos del asesinato. En Tarapoto es fuerte el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), grupo guerrillero comparable a los tradicionales de Am¨¦rica Latina que tiene sus bases entre los campesinos de la zona. Seg¨²n un periodista de Tarapoto, el MRTA se ha dedicado a "una labor de limpieza de delincuentes para ganarse las simpat¨ªas del pueblo. Difundieron pasquines amenazando a los homosexuales y drogadictos. Ese muerto de esta ma?ana parece que era traficante de droga en el pueblo joven [barrio de chabolas]".
En la pista de aterrizaje de Uchiza se advierte una actividad febril y un continuo despegar y aterrizar de avionetas. Un avi¨®n algo m¨¢s grande, situado a un lado, llega todos los d¨ªas desde Lima y se convierte en banco que recoge los d¨®lares para llevarlos a la capital. Al mismo borde de la pista se advierte la hoja de coca extendida y lista para secar. Desde la avioneta se ve la selva llena de chacras, en zonas deforestadas, con su casita y las plantaciones de coca. Uchiza tiene un aire de pel¨ªcula del Oeste en los d¨ªas de la fiebre del oro. La ciudad se preparaba para celebrar el 77 2 aniversario de su fundaci¨®n. No tiene luz el¨¦ctrica. En la mayor¨ªa de las calles, un olor nauseabundo advierte que el alcantarillado brilla por su ausencia.
"?Largaos, gringos.!"
Al borde mismo de la pista de aterrizaje pululan personajes aparentemente desocupados .Uno de ellos advierte en tono amenazador a los tres periodistas reci¨¦n llegados y susurra .?Largaos, gringos, hijos de puta de la DEA". [En este mismo lugar desapareci¨® el reportero norteamericano Todd Carper Smith, que fue vendido por senderistas a narcotraficantes que le mataron despu¨¦s de una angustiosa sesi¨®n de tortura acus¨¢ndole de traba jar para la DEA, seg¨²n fuentes policiales.]El boom cocalero se advierte por todas partes en Uchiza, a pesar de la infraestructura deploraIble. En el colegio se celebra un torneo de balonvolea y los profesores siguen las incidencias de un partido entre chicas. Circula la cerveza entre los espectadores. A la hora de pagar, uno de ellos lo hace con un billete de 10 d¨®lares.
En la ceja de selva peruana, a 1.000 kil¨®metros de la ipapital, en un pueblo perdido situado entre la sierra y la selva amaz¨®nica, el d¨®lar es moneda corriente. Por las calles circulan taxis destartalados. Alguno va lleno de mujeres que dif¨ªcilmente pueden ocultar que se dedican al llamado oficio m¨¢s viejo del mundo. Con la actual crisis, "el precio de los polvos ha bajado mucho. Antes era en d¨®lares, y el m¨¢s bajo era 20 d¨®lares [2.400 pesetas]. Ahora en el bul¨ªn cuesta 20.000 intis [450 pesetas]".
El salario m¨ªnimo en Per¨² es de 5.000 pesetas mensuales hoy d¨ªa. Justo Silva es gerente de la Cooperativa Agr¨ªcola del Alto Huallaga. Con la ayuda de un programa de las Naciones Unidas, Silva trata de convencer a los campesinos de que el auge de la coca pasar¨¢ y se quedar¨¢n en la ruina, como ocurri¨® en el pasado con el caucho. Por eso tratan ahora de ganar a los campesinos para la sustituci¨®n de cultivos.
El gerente de la cooperativa dice que hay en la zona "desconfianza en la ley y en las autoridades. Hay muchos polic¨ªas, pero lo ¨²nico que hacen es robar. El Gobierno peruano y Estados Unidos lanzaban mucha polic¨ªa aqu¨ª, pero en vez de autoridad ten¨ªamos a una banda de ladrones. Por eso el pueblo pas¨® a la insurrecci¨®n. Los actos de coerci¨®n aumentan la subversi¨®n, los problemas sociales y m¨¢s muertes. Si la polic¨ªa me quita la tierra, voy a simpatizar con quien me defiende, y quien me defiende es Sendero Luminoso".
A unos minutos de vuelo de Uchiza, hacia el Norte, se encuentra Tocache, un pueblo donde Sendero gobern¨® durante alg¨²n tiempo. El p¨¢rroco es un cura alem¨¢n que no vacila en predicar contra la violencia senderista. Es la hora de la siesta y el cura duerme, pero la hermana Nely, misionera seglar, explica que "no hay autoridades. Hab¨ªa alcalde, nombrado por el pueblo, y Sendero le dijo lo que ten¨ªa que hacer. Despu¨¦s le amenazaron de muerte y se escap¨® a Lima".
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