Una orquesta para Bruckner
La Orquesta Filarm¨®nica de Israel pareci¨® demostrar, en su segundo concierto madrile?o, que su camino es m¨¢s el de Bruckner que el de Ravel. Lo cierto es que la versi¨®n escuchada en el auditorio de la Octava sinfon¨ªa en do menor (1884-1887) de Anton Bruckner fue un gran cap¨ªtulo dentro de nuestra temporada, tanto por los conceptos del maestro como por las calidades, la presteza de respuesta, la belleza sonora, el ritmo interno y cuanto precisa para realizarse un sinfonismo de tan alto porte como el de Bruckner.Estudiosos hay que ven en la Sinfon¨ªa n¨²mero 8 la gran c¨²pula de toda la creaci¨®n orquestal de Bruckner. C¨²pula grandiosa y al mismo tiempo hecha de espacio m¨ªstico m¨¢s que arquitect¨®nico. El largo adagio supera, en la complejidad de su planteamiento y en la sutil perfecci¨®n de su traza, los m¨¢s bellos lentos de otras sinfon¨ªas, incluso el tan divulgado de la Quinta. La construcci¨®n del movimiento inicial puede entenderse como el m¨¢s esplendoroso homenaje erigido en la historia de la m¨²sica a la forma alegro de sonata.
Ciclo Orquestas del Mundo
Filarm¨®nica de Israel. Director: Zubin Mehta. Octava sinfon¨ªa de Bruckner. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de diciembre.
Lograr unas dimensiones tan amplias sin que la tensi¨®n decaiga me parece inmenso triunfo. Como lo es la aventura del tiempo final, un Bruckner enigm¨¢tico y genial, en el que cierto sentido de lo c¨ªclico parece desgajarse y agruparse constantemente. La consideraci¨®n del espacio musical, lo que Webern. denominaba "la conquista del campo sonoro", quiz¨¢ tiene su m¨¢xima expresi¨®n, tambi¨¦n la m¨¢s precursora, en ese largo trozo emocional que cierra la Octava sinfon¨ªa, este inmenso canto instrumental a la esperanza en cuyos esbozos Bruckner escribi¨® a l¨¢piz: "?Aleluya!". Quiz¨¢ en esta palabra se esconda el sentido de esta m¨²sica, no religiosa, pero que siempre encontrar¨¢ en el templo su espacio adecuado. El pensamiento musical de Bruckner quiz¨¢ fuera un¨ªvoco, aunque se manifestara plural en sus formas e intuiciones. Colocar la Sinfon¨ªa en do menor entre su obra organ¨ªstica y sus ¨²ltimos himnos o motetes puede ser un modo de cercarla, una v¨ªa de comprensi¨®n.
La explicaci¨®n de Zubin Mehta y los filarm¨®nicos de Israel fue magistral: ver¨ªdica, contrastada e interiorizada. Las ovaciones duraron algunos minutos y, si no me equivoco, Mehta hizo nueve salidas en las que puso en pie a sus m¨²sicos para recibir el repetido homenaje del p¨²blico.
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