Ser presidente en L¨ªbano
El¨ªas Haraui y los suyos intentan adaptarse a una vida bajo la amenaza constante
De momento, el hombre m¨¢s amenazado de L¨ªbano ha trasladado su residencia de la segunda planta del hotel Park de Chtura a la base a¨¦rea de Rayack, donde sigue sin ver a su esposa."Yo estaba acostumbrada a entrar en una tienda y preguntar el precio; luego compraba si me conven¨ªa. En la vida he actuado como ahora. Llegamos, vemos lo que hay, elegimos lo que nos gusta y ni siquiera pagamos. Firmamos las facturas y ya pasar¨¢n a por ello", comenta Nadia, todav¨ªa incr¨¦dula, despu¨¦s de una jornada de fren¨¦tico ir de tiendas. La imposibilidad de acceder al palacio de Baabda, sede tradicional de la presidencia, ha obligado a los colaboradores de Haraui a buscarle un alojamiento alternativo mientras intentan echar a su inquilino, el general Michel Aoun.
Razones de seguridad han desaconsejado que el presidente se establezca en el sector oeste de Beirut, donde muri¨® en un atentado su predecesor, Ren¨¦ Muawad. As¨ª que, por primera vez en la historia de la rep¨²blica libanesa, su jefe de Estado va a residir fuera de la capital.
Una vez m¨¢s, el multimillonario saud¨ª de origen liban¨¦s Taufic Harifi ha ofrecido un inmueble, No se trata s¨®lo de una deferencia personal para con el primer dignatario, sino casi de una necesidad de Estado. En el hotel Park, Haraui y sus colaboradores no dispon¨ªan de t¨¦lex ni de l¨ªnea de tel¨¦fono internacional y, a duras penas, de conexiones con el propio Beirut.
Burbuja antibalas
Las comunicaciones, junto a la seguridad, son la otra gran preocupaci¨®n en la residencia presidencial. Cerca de 30.000 d¨®lares se llevan invertidos ya en un sistema de transmisiones que incluye, entre otros, un enlace de conexi¨®n telef¨®nica v¨ªa sat¨¦lite. Georges, el hijo mayor del presidente y un verdadero apasionado de las nuevas tecnolog¨ªas, se est¨¢ ocupando de la instalaci¨®n. Mientras este sue?o en forma de burbuja de cristal antibalas se convierte en realidad, El¨ªas Haraui sigue durmiendo con un arma debajo de la almohada, y Muina, su mujer, se conforma con darle las buenas noches por tel¨¦fono.
Su nombramiento como presidente de L¨ªbano ha cambiado la vida de la mayor¨ªa de los miembros de la familia Haraui. Inicialmente opuestos a que se presentara al cargo, por el peligro que supon¨ªa tras el asesinato de Muawad, poco a poco han ido trocando su desaprobaci¨®n por una complacencia no exenta de orgullo. Su hermano Joseph, un ginec¨®logo que en la noche de la elecci¨®n jur¨® olvidarse de ¨¦l para siempre si se presentaba, sonr¨ªe ahora con complicidad cuando se le recuerda la promesa. "?Qu¨¦ se le va a hacer!", contesta a las miradas inquisitorias de los que le encuentran en la casa familiar del presidente.
Claro que no para todos ha sido igual de f¨¢cil aceptarlo. Germain, uno de los sobrinos de Haraui, ha resultado ser un aounista convencido, lo que no le impidi¨® trasladarse a Chtura al d¨ªa siguiente de la elecci¨®n para felicitar a su t¨ªo, a quien dej¨® claro que no comulgaba con sus ideas pol¨ªticas. Tras pasar la noche en la habitaci¨®n contigua regres¨® a Beirut, donde ha dejado aparcado su trabajo de vicepresidente de las l¨ªneas a¨¦reas nacionales para instalarse al lado del general. "No tengo nada personal contra ¨¦l. Que Dios le ampare y que me ampare a m¨ª tambi¨¦n", cuenta el propio presidente que le dijo Aoun a su sobrino al recibir la noticia de su nombramiento.
Otras familias de la Bek¨¢a han vivido estos d¨ªas la misma tr¨¢gica separaci¨®n que los Haraui. Con los ca?ones sirios apuntando a Baabda, Wadfa, un shi¨ª que se ha cubierto la cabeza porque es la moda", aprovech¨® el viaje de vuelta de la periodista a Beirut para ir a convencer a su sobrino de que desertara de las filas de Aoun.
El nuevo director general de la presidencia, Antoine Chadid, intentaba, por su parte, que su mujer y su hijo reci¨¦n nacido viajaran a Zahle de inmediato. La mayor¨ªa de los cristianos de la nueva Administraci¨®n se han visto obligados a cerrar precipitadamente sus casas de Beirut.
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