El candidato
EL CANDIDATO socialista a la presidencia del Gobierno reconoci¨® ayer la provisionalidad de un Parlamento en el que estaban ausentes 21 de los diputados electos, y se comprometi¨® a someterse a la cuesti¨®n de confianza prevista por la Constituci¨®n en cuanto las vacantes se cubran. De las 21 ausencias, cuatro, las de los electos de Herri Batasuna, tienen un origen pol¨ªtico, con la salvedad del caso de I?aki Esnaola, que se recupera de las heridas sufridas en un atentado. Las otras 17 son consecuencia de resoluciones judiciales que han anulado las elecciones en las circunscripciones de Murcia y Pontevedra y provocado la repetici¨®n de las mismas en el plazo de tres meses. Que el propio presidente en funciones reconozca la provisionalidad de la C¨¢mara constituye un serio bald¨®n para la Administraci¨®n electoral, cuyas deficiencias se han puesto de relieve estos d¨ªas. Lo m¨¢s grave de esas deficiencias es que, en un pa¨ªs en cuya historia la democracia ha sido la excepci¨®n, se dan armas dial¨¦cticas a los semidem¨®cratas que no dejan de aprovechar cualquier oportunidad para cuestionar la legitimidad del sistema y desacreditarlo demag¨®gicamente. Esos semidem¨®cratas pretenden ignorar que si los jueces han anulado las elecciones en Murcia y Pontevedra es porque ahora hay un Estado de derecho en el que las imperfecciones o desviaciones del sistema pueden ser detectadas y corregidas. Al adelantarse a ofrecer la repetici¨®n de hecho de su investidura mediante su sometimiento a la cuesti¨®n de confianza, Felipe Gonz¨¢lez ha demostrado reflejos y talante democr¨¢tico, desautorizando impl¨ªcitamente, de paso, a quienes, m¨¢s papistas que el Papa, consideraron que no pasaba nada y que en el fondo lo mismo daba 333 que 350 diputados.Su discurso, en el que present¨® el programa socialista de gobierno, estuvo presidido por los mensajes de continuidad y apertura. Continuidad en las l¨ªneas b¨¢sicas de la pol¨ªtica econ¨®mica, y apertura a la cooperaci¨®n con las Administraciones auton¨®micas y locales, por un lado, y al consenso social y pol¨ªtico, por otro. La gen¨¦rica oferta de di¨¢logo se concret¨® en terrenos como el de la reforma fiscal, la concertaci¨®n social, el pacto auton¨®mico -con menci¨®n expresa a la reforma del Senado-, la lucha antiterrorista, la pol¨ªtica exterior y los objetivos ligados al horizonte de 1992. Insisti¨®, sobre todo, en la necesidad de una pol¨ªtica de modernizaci¨®n con vistas al mercado ¨²nico europeo que cuente con un consenso suficiente como para garantizar su mantenimiento m¨¢s all¨¢ de la l¨®gica alternancia y de las'discrepancias ideol¨®gicas. Pero nada dijo de asuntos de tanta trascendencia pol¨ªtica como el ventajismo gubernamental en la televisi¨®n y no desvel¨® qu¨¦ relaci¨®n establece entre los resultados de las elecciones de octubre y el sentido de la apertura propuesta. ?Se trata simplemente de corregir el estilo de gobierno, o hay un proyecto de modificar las prioridades poniendo mayor ¨¦nfasis, por ejemplo, en las pol¨ªticas redistributivas? Es de esperar que ello se clarifique en el curso del debate con la oposici¨®n.
Su argumentaci¨®n sobre el terrorismo fue tal vez la m¨¢s articuIada del discurso. Cualquier iniciativa que pudiera producirse en ese terreno deber¨¢ darse en el marco del consenso existente entre las fuerzas democr¨¢ticas, que es un valor en s¨ª mismo y que ha resultado decisivo en la derrota pol¨ªtica de los violentos. Y, ciertamente, el escepticismo ante la voluntad de aceptaci¨®n de las reglas del juego democr¨¢tico por parte de los portavoces pol¨ªticos de los terroristas est¨¢justificado cuando desde ese sector se considera leg¨ªtimo el recurso al asesinato y el secuestro. Pons llev¨® con cautela el asunto de la f¨®rmula de acatamiento de la Constituci¨®n por los parlamentarios de HB, suspendiendo la sesi¨®n cuando Id¨ªgoras pretendi¨® intervenir sin estar en el`uso de la palabra. Con todo, seguimos pensando que se ha elegido un terreno equivocado para hacer ver a HB su real situaci¨®n de minor¨ªa a la que su amistad con los secuestradores y pistoleros no otorga ninguna bula especial.
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