Los tiroteos obligan a aplazar la evacuaci¨®n de 2.000 extranjeros del centro de Manila
ENVIADO ESPECIALM¨¢s de 2.000 turistas y residentes extranjeros continuaban anoche atrapados en hoteles y viviendas de un elegante barrio de Manila, escuchando los disparos entre tropas gubernamentales y soldados golpistas. Por la ma?ana parec¨ªa haberse llegado ya a un acuerdo para evacuar Makati, el distrito financiero y comercial de la capital de Filipinas que a¨²n es feudo de quienes el pasado viernes dieron un golpe contra la presidenta Coraz¨®n Aquino. Cuando la operaci¨®n estaba a punto de comenzar estall¨® un fuerte tiroteo que aconsej¨® a los retenidos cambiar de planes. Tres civiles murieron ayer v¨ªctimas de disparos, entre ellos una ni?a de seis a?os.
El negociador del Gobierno, el ministro de Turismo, Peter Garrucho, acus¨® a los golpistas de haber sido responsables del fuego cruzado que estall¨® a mediod¨ªa y que provoc¨® el aplazamiento temporal de la evacuaci¨®n. Los rebeldes negaron esa acusaci¨®n. Es previsible, sin embargo, que se alcance un arreglo en las pr¨®ximas horas, ya que los sublevados decidieron desde el primer momento no tomar rehenes.Se estima que el cerco de Makati, una zona donde se encuentran tambi¨¦n varias misiones diplom¨¢ticas, afecta a 2.000 extranjeros (500 son clientes alojados en cuatro hoteles, la mayor¨ªa norteamericanos y japoneses) y a unos 3.000 Filipinos. Las autoridades ya hab¨ªan dispuesto varios autobuses especiales para el traslado de los turistas a lugares seguros, pero ¨¦stos se resistieron a salir a la calle al ver c¨®mo el barrio se convert¨ªa de repente en una zona de guerra.
El Gobierno cifr¨® ayer en m¨¢s de medio millar el n¨²mero de soldados rebeldes que controlan todav¨ªa una veintena de edificios y hoteles de Makati. Son excelentes tiradores, procedentes del cuerpo de elite de los Rangers, y muchos se encuentran apostados en las azoteas de los rascacielos. Los jefes rebeldes conceden entrevistas a las emisoras locales en las que aseguran con dramatismo que est¨¢n dispuestos a morir. La esposa de un coronel golpista hizo ayer un llamamiento por televisi¨®n a su marido para que se rinda.
La ocupaci¨®n de Makati ha dificultado enormemente el aplastamiento de la rebeli¨®n militar. El Gobierno quiere evitar a toda costa un ba?o de sangre en una zona repleta de extranjeros. Algunos observadores no descartan que todo concluya con la muerte de los golpistas, aunque las medidas expeditivas no suelen encajar con la conducta de la presidenta Coraz¨®n Aquino, quien ayer manifest¨® de nuevo que no estima necesario decretar la ley marcial. La mandataria filipina quiere alejar el fantasma de su antecesor, el fallecido Ferdinand Marcos, quien durante casi 10 a?os mantuvo al pa¨ªs en estado de excepci¨®n.
Algunas voces daban ayer por segura la presencia en la zona de Makati del teniente coronel Gregorio Gringo Honasan, el hombre que hace dos a?os dio un golpe contra Aquino y que parece estar implicado tambi¨¦n en este ¨²ltimo. Honasan, un militar carism¨¢tico y populista de 41 a?os que colabor¨® en el derrocamiento de Marcos en febrero de 1986, volvi¨® ayer a pedir la dimisi¨®n de la actual jefa del Estado y la convocatoria de elecciones. "Lo que estamos haciendo es beneficioso a largo plazo para el pueblo filipino", afirm¨® el coronel rebelde. El Gobierno ha pedido a los medios de comunicaci¨®n que no se hagan eco de las reivindicaciones de los golpistas.
Otro foco de rebeli¨®n persiste mientras tanto en la base a¨¦rea de Mactan, en Ceb¨², a 560 kil¨®metros al sur de Manila. Los amotinados all¨ª son alrededor de 400 soldados y est¨¢n encabezados por el general Jos¨¦ Comendador. Desde hace varios d¨ªas existen negociaciones con la mediaci¨®n de la Iglesia para que los sublevados pongan fin a la ocupaci¨®n de la base.
Por otro lado, el vicepresidente de la Rep¨²blica, Salvador Laurel, lleg¨® a ¨²ltima hora de ayer a Manila procedente de Hong Kong, donde se encontraba retenido desde el pasado fin de semana al sorprenderle el golpe fuera del pa¨ªs. Laurel, que es l¨ªder, junto al senador Juan Ponce Enrile, del opositor Partido Nacionalista, asegur¨® anoche que no ha tenido ninguna participaci¨®n en la rebeli¨®n. Tambi¨¦n dijo que no aceptar¨ªa entrar en un Gobierno militar en el caso de que as¨ª se lo pidieran. Varios pol¨ªticos colaboradores de Aquino sostienen que Laurel debe ser procesado por haber hecho fuera del pa¨ªs unas manifestaciones en las que no condena el golpe.
El presidente de EE UU, George Bush, llam¨® ayer por tel¨¦fono a Aquino para expresarle su preocupaci¨®n por el peligro que corre la colonia norteamericana en Filipinas (40.000 soldados y cerca de 100.000 civiles), pero excluy¨® el env¨ªo de tropas que garanticen su seguridad.
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