"EI Opus utiliza sus escuelas para captar menores", seg¨²n la madre de una alumna
Mar¨ªa Broch es la madre de la joven Gemma Saiz Broch, que al cumplir la mayor¨ªa de edad -hace algo mas de un a?o- ingreso en el Opus Dei en Barcelona. Sin embargo, seg¨²n Broch, "la captaci¨®n se inici¨® cuando era menor de edad; la Obra utiliza sus escuelas para ese tipo de actividades". Una de estas instituciones -el internado Centro de Estudios Pineda, situado cerca de Barcelona, donde Gemma Saiz cursa formaci¨®n profesional- est¨¢ siendo investigada por la Generalitat por supuestas irregularidades del funcionamiento, denunciadas por la familia de la joven (v¨¦ase EL PA?S del pasado mi¨¦rcoles).
La joven, por su parte, manifest¨® ayer a este diario: "Entr¨¦ en contacto con la Obra cuando estudiaba; no ingres¨¦ entonces, adquir¨ª formaci¨®n de la Prelatura, porque el colegio es de la Prelatura, pero durante mi minor¨ªa de edad no tuve ning¨²n tipo de vinculaci¨®n". "Mis padres", se?al¨® Gemma Saiz, "han estado influenciados por personas que est¨¢n en contra de la Obra; yo estoy en el Opus porque quiero, porque tengo vocaci¨®n".Para los padres, que se confiesan creyentes y practicantes, la historia es distinta. "Mi marido est¨¢ diplomado en Teolog¨ªa", explica Mar¨ªa Broch, que a?adi¨®: "cuando mi hija Gemma termin¨® EGB decidimos buscarle un buen colegio de formaci¨®n profesional y nos pareci¨® bien la rama de Hosteler¨ªa en el colegio Albella de Barcelona, que utilizan para la captaci¨®n".
"A los 15 a?os", continua el relato la madre, "realiz¨® un viaje -para el que nos dijeron que hab¨ªa sido seleccionada- a Londres con el centro; al volver llevaba un corte alrededor de la pierna como el de una liga; ella me dijo que se lo hab¨ªa hecho con una m¨¢quina de cortar patatas, ?c¨®mo iba a pensar yo que aquello era la marca de un cilicio?; yo nunca hab¨ªa visto ninguno y adern¨¢s cre¨ªa que en este siglo el cilicio no exist¨ªa, pues hay otras muchas formas de sacrificarse". Gemma Saiz consider¨® ayer "impropio" comentar este aspecto.
"Despu¨¦s del viaje a Londres", a?ade en su testimonio Mar¨ªa Broch, "la ni?a fue recitiendo un bombardeo de cartas de una se?orita del centro". Las cartas, seg¨²n la madre, llegaron cuando la joven "ten¨ªa 15, 16 y 17 a?os; todos sabemos que en la adolescencia los ni?os son como la cera". Sobre estas cartas Gemma Saiz declar¨®: "No hay nada llamativo en que yo tuviera correspondencia con una chica".
"A los 16 a?os, sin saber nada los padres, ya se inscriben en el Opus, ¨¦se es su primer compromiso, a partir de entonces tienen unas obligaciones", afirm¨® la madre, quien a?adi¨®: "Mi hija hac¨ªa canguros cinco d¨ªas por semana, pero una parte del dinero que ganaba lo entregaba a la Obra". Gemma Saiz asegur¨® haber hecho un solo canguro a la semana.
"Lleg¨® Semana Santa y entonces viaj¨® a Roma; visit¨® la tumba del padre, Monse?or Escriv¨¢ de Balaguer, y estuvo en una audiencia con el Santo Padre", prosigue la madre. "El Papa", agrega Mar¨ªa Broch, "est¨¢ encantado con el Opus Dei, pues, con tanta falta de vocaciones, la Obra tiene cada vez m¨¢s". "Yo me pregunto", a?ade: "?Sabe este Papa que en los colegios el Opus Dei hace un proselitismo completamente sect¨¢reo?; tendr¨¦ que buscar la forma de comunic¨¢rselo a la Santa Sede".
Seg¨²n la madre, "al cumplir los 18 a?os se marchan de casa, despu¨¦s de numerosos retiros, que ya hacen desde los 16 a?os". "Luego me enter¨¦ que esos retiros eran el noviciado y que all¨ª s¨®lo van las adscritas". "Mi marido y yo nos opusimos a su marcha e intentamos hacerle comprender que era demasiado joven para tomar una determinaci¨®n de estas caracter¨ªsticas", continua. "Jam¨¢s me opondr¨ªa a que mi hija fuera monja de clausura, pero mi hija est¨¢ de sirvienta de los numerarios del Opus". Para la joven, la versi¨®n es distinta: "No hac¨ªa retiros. Me iba de colonias con la gente de la clase, como hacen los boy scouts".
"El porvenir de mi hija es ser sirviente de las casas del Opus Dei, que son preciosas y limpias como los chorros del oro gracias a esta rama de auxiliares numerarias que trabaja gratis", dice la madre. "MI hija se confiesa una vez a la semana, debe llevar -es optativo- un cilicio dos horas al d¨ªa y -tambi¨¦n es optativo- debe utilizar una vez a la semana la disciplina, un l¨¢tigo".
"Yo me pregunto: ?puede pensar mi hija?; ?si a mi hija no le hubieran comido el coco hubiera hecho a los 16 a?os votos de sirvienta?", concluye la madre. La joven, sin embargo, afirma que sus convicciones son firmes y que las relaciones con la familia, a pesar de estar en un internado, han sido buenas: "Ahora he intentado pasar unos d¨ªas pero mis padres no quieren", aspecto negado por la familia.
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