Sof¨ªa de Habsburgo,

la m¨¢s bella archiduquesa de que hay noticia en este final de milenio, ha, sumido en la m¨¢s profunda desolaci¨®n a sus muy numerosos devotos. Su rub¨ªsima alteza parece completamente decidida a contraer matrimonio con un pr¨ªncipe italiano, de nombre Hugo, que a tan lucido t¨ªtulo nobiliario une un aristocr¨¢tico apellido, Windichgratz, de inequ¨ªvoca resonancia a pisot¨®n de bota prusiana reci¨¦n lustrada. Sofia de Habsburgo, que ha desempe?ado hasta ahora muy numerosos oficios -modelo, relaciones p¨²blicas, benefactora de la infancia y periodista, entre otros-, mantuvo hasta muy reciente fecha una estrecha amistad con el actor estadounidense Richard Gere. Pero ni el atractivo Gere ni otros diversos aspirantes de considerable m¨¦rito han resistido la comparaci¨®n con el a¨²n poco conocido pr¨ªncipe Windichgratz. El compromiso nupcial, que se dio a conocer el pasado mi¨¦rcoles en Roma, desembocar¨¢ en fastuosa boda en un d¨ªa no determinado de la primavera pr¨®xima. Es de esperar que ese d¨ªa, un fantasma, el dolido esp¨ªritu del pretendiente desconocido, acudir¨¢ con su m¨¢s sombr¨ªo frac a las puertas de la iglesia para lanzar una invisible y postrera rosa a la feliz, inalcanzable y, para todos menos uno, ingrata novia. Que sea muy feliz.