Chile, a las puertas de la democracia
Patricio Aylwin, favorito en las primeras elecciones libres desde hace 16 a?os
M¨¢s de 7,5 millones de chilenos eligen hoy libremente, por primera vez tras m¨¢s de 16 a?os de dictadura, presidente de la Rep¨²blica adem¨¢s de 120 diputados y 38 senadores del futuro Congreso. Todo parece indicar que el candidato de oposici¨®n, el democristiano Patricio Aylwin, abogado de 71 a?os, apoyado por una coalici¨®n de 17 partidos de centro-izquierda, ser¨¢ el futuro presidente de Chile.
ENVIADO ESPECIALNadie duda en Ch¨ªle de la victoria de Aylwin. La ¨²nica esperanza que le queda a la derecha y al pinochetismo es evitar que el veterano pol¨ªtico democristiano no consiga hoy el 5,0 % de votos y sea necesaria una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos presidenciales m¨¢s votados. Sondeos demosc¨®picos de solvencia indican que esto no parece posible. Si Aylwin no gana hoy por m¨¢s del 50%, ser¨ªa una gran sorpresa.Con dificultad pod¨ªa la derecha chilena haber superado la barrera del 43% de votos, que consigui¨® el general Augusto Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988. El porcentaje que vol¨® si a la permanencia de Pinochet parece una especie de "barrera del sonido" insuperable para la derecha. La ¨²nica esperanza era que se quebrara la coalici¨®n que apoy¨® el no a Pinochet y que el candidato derechista, el ex-ministro de llacienda de Pinochet, Hern¨¢n B¨¹chi, resultase una locomotora electoral capaz de superar la marca del dictador derrotado en las urnas.
No se cumpli¨® ninguno de estos dos supuestos. La "Concertaci¨®n de Partidos por la Democracia", que apoya a Aylwin, se mantuvo firme. El ingeniero de minas de 40 a?os B¨¹chi, que simboliza el ¨¦xito de la revoluci¨®n silenciosa" del r¨¦gimen militar, ha resultado un desastre como pol¨ªtico a la caza de votos. B¨²chi, con su aire de tenista sueco, no ha conseguido sintonizar con el pa¨ªs real. En la franja de propaganda electoran gratuita, B¨²chi parec¨ªa un actor pel¨ªculas de extraterrestres con sus ojos azules que miraban al vac¨ªo y sus gestos de rob¨®. En cambio Aylwin, con su gesto y sonrisa curil, encarnaba la imagen paternal y conciliadora, que parece buscar un pa¨ªs deseoso de poner fin a la polarizaci¨®n y volver a la democracia.
La Concertaci¨®n que apoya a Aylwin significa la superaci¨®n de una divisi¨®n hist¨®rica en Chile, que tradicionalmente se divide electoralmente en tres tercios, derecha, centro e izquierda. El 43% de Pinochet en el plebiscito de octubre de 1988 rebas¨® ampliamente el tercio de la derecha tradicional, pero se trataba de un candidato ¨²nico y con todo el aparato del poder a su servicio. En la elecci¨®n de hoy democristianos y socialistas, enfrentados en el pasado van unidos y apoyan a un candidato com¨²n. Aylwin fue uno de los m¨¢s combativos opositores al gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular, pero hoy ha sido aceptado como candidato por sus adversarios de hace 16 a?os. El propio Aylwin ha sabido desarrollarse y convertirse en una figura integradora con un aura presidencial, que parece situarle m¨¢s all¨¢ del bien y del mal.
Para el previsible gobierno de Concertaci¨®n, que asumir¨¢ el pr¨®ximo mes de marzo, el casi seguro triunfo de hoy no significa m¨¢s que un primer paso para una transici¨®n que todav¨ªa debe prolongarse durante cuatro a?os. Los analistas discuten si la transici¨®n culmina con la entrega de la banda presidencial por parte de Pinochet el pr¨®ximo 11 de marzo o durar¨¢ los cuatro a?os que debe mandar el nuevo presidente. El socialista Jorge Arrate comentaba anteayer en un almuerzo con unos periodistas que "en la transici¨®n chilena no tenemos rey y Franco est¨¢ vivo". Lo rn¨¢s parecido, institucionalmente, a la figura del rey en la transici¨®n espa?ola ser¨ªa el mismo Pinochet, lo que no deja de ser una perversi¨®n.
Pinochet ha anunciado, de modo tajante, que piensa hacer uso de los derechos que le confiere la Constituci¨®n, hecha a su imagen y semejanza en 1980 y retocada en el plebiscito de julio de este a?o. La intenci¨®n del general es evitar que se toque a sus hombres y se les haga pasar por los tribunales, para juzgar las fechor¨ªas y cr¨ªmenes cometidos en los ¨²ltimos a?os. Aqu¨ª tendr¨¢ el futuro presidente una primera prueba de fuerza. La Concertaci¨®n establece en su programa que "el gobierno democr¨¢tico se empe?ar¨¢ en el establecimiento de la verdad en los casos de violaciones de derechos humanos que hayan ocurrido a partir del 11 de setiembre de 1973".
Con la aplicaci¨®n de estos puntos program¨¢ticos el conflicto entre el futuro gobierno democr¨¢tico y un Pinochet al frente del Ej¨¦rcito est¨¢ programado. Las salidas no se vislumbra y va desde que el nuevo gobierno tenga que afrontar a unas madres de la plaza de La Moneda que piden justicia a la amenaza de un golpe militar. De la pericia de Aylwin, la paciencia de los grupos que lo apoyan y la fuerza efectiva de Pinochet tras su la nueva derrota electoral de hoy depender¨¢ mucho el futuro de Chile.
En un intento de aplicar el ya conocido "dejarlo todo atado y bien atado", el r¨¦gimen ha dejado vigentes una serie de las llamadas "leyes de amarre", que incluyen a la misma Constituci¨®n.
Un punto fundamental de la herencia del pinochetismo es la econom¨ªa. A pesar de todas las fallas y las deficiencias en lo social, Chile cuenta hoy con unas cifras macroecon¨®rnicas que envidian todos los pa¨ªses vecinos.
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