Suicidio por error
Un preso, esquizofr¨¦nico y drogadicto, se ahorc¨® en su celda porque no le suministraron medicamentos
La abogada ?ngeles L¨®pez conoci¨® a Antonio Leiva hace unos meses. El menor de los hijos de un impresor de Alcobendas era un chico "bien parecido, rubio y alto" con un retraimiento patol¨®gico ante la vida. Drogadicto y esquizofr¨¦nico, pasaba las horas pidiendo en el metro. Un chico m¨¢s joven que ¨¦l se asust¨® y denunci¨® a Antonio cuando se acerc¨® a pedirle. La abogada Angeles L¨®pez logr¨® que s¨®lo estuviese en la c¨¢rcel de Carabanchel dos o tres d¨ªas. De all¨ª pas¨® al hospital psiqui¨¢trico penitenciario. Sali¨® sin fianza un mes despu¨¦s. Pero no resisti¨® una segunda ca¨ªda, hace unas semanas.
Por lo que la abogada define como "un error judicial" Antonio Leiva ingres¨® en la c¨¢rcel en vez de en el hospital. Su madre intent¨® sin ¨¦xito que le dieran las medicinas que necesitaba. Cuatro d¨ªas despu¨¦s de su ingreso, Antonio se ahorc¨® en su celda.Antonio Leiva Caballero era un chico que destilaba tristeza a sus 21 a?os de edad. "Cuando iba a verle a la c¨¢rcel o al hospital me dec¨ªa que le hab¨ªan robado la ropa o el dinero, o que se hab¨ªan re¨ªdo de ¨¦l", relata la abogada. "Yo intentaba animarle y le gritaba que se defendiera, que reaccionara de una vez". Antonio intentaba convencer a todos de que ¨¦l no era un drogadicto, de que estaba enfermo y de que la hero¨ªna era su ¨²nica forma de defenderse.
Sus padres no sab¨ªan qu¨¦ hacer con ese despojo humano que pasaba gran parte del d¨ªa llorando. "Hablabas con ¨¦l, le dec¨ªas cualquier cosa y, estallaba en llantos", recuerda la abogada. El doctor Alfredo Abrines, jefe de los servicios de salud mental de Alcobendas, escribi¨® en su informe que Antonio presentaba "ideas delirantes de referencia y perjuicio, vivencias de extra?eza y despersonalizaci¨®n, alucinaciones auditivas, actividad pasiva y trastornos formales del pensamiento.
A finales de noviembre fue detenido por robar en un establecimiento de San Sebasti¨¢n de los Reyes en compa?¨ªa de otro joven. La madre implor¨® a la juez de Alcobendas. Su hijo estaba enfermo, necesitaba una fuerte medicaci¨®n y deb¨ªan mandarle al hospital penitenciario. Pero, seg¨²n la versi¨®n de la abogada, no hab¨ªa titular en el juzgado n¨²mero 2 y el responsable del 1 estaba de vacaciones. Un juez accidental atendi¨® el asunto. La s¨²plica de la madre se perdi¨® en un mar de papeles Y Antonio fue enviado a la c¨¢rcel de Carabanchel.
Este peri¨®dico intent¨® aclarar en los juzgados de Alcobendas el desarrollo de los hechos. La nueva juez, reci¨¦n llegada, dijo que aquel d¨ªa estaba la titular, que asum¨ªa los dos tribunales. "Por lo que yo s¨¦, se cumplieron los tr¨¢mites legales, aunque no tengo el procedimiento aqu¨ª. Si hay que ingresarle o no en el hospital penitenciario, depende de cada caso. No conozco este proceso, aunque s¨¦ que pidi¨® a la c¨¢rcel que se siguiera con el tratamiento m¨¦dico".
El 1 de diciembre Antonio ingres¨® en Carabanchel. La abogada piensa que el reconocimiento m¨¦dico, si se hizo, no debi¨® de ser exhaustivo ya que Antonio presentaba s¨ªntomas de su enfermedad "a simple vista". Modesto Blazquez, subdirector de la c¨¢rcel, afirma que se atendi¨® "un mandamiento judicial". "El interno fue sometido a los an¨¢lisis y a las pruebas pertinentes. Yo no soy m¨¦dico y todo este asunto est¨¢ en manos del Poder Judicial. S¨®lo se que seg¨²n su historial se le deb¨ªa poner una inyecci¨®n el pr¨®ximo 22 de diciembre y que se le atendi¨® correctamente".
"?Maldita lluvia!"
La madre suplic¨® en la c¨¢rcel que le suministrasen los medicamentos que necesitaba para su "esquizofrenia tipo paranoide", seg¨²n los informes. Pero en la c¨¢rcel es preceptiva una autorizaci¨®n de los m¨¦dicos del centro. La tarde del 5 de diciembre, la madre de Antonio volvi¨® a llamar a la abogada y le dijo que su hijo estaba muy mal.Entre las cinco y las siete de la tarde la abogada se dispuso a visitar a Antonio. "Pero hac¨ªa un d¨ªa horrible y me hab¨ªa quedado sin coche. No paraba de llover y pens¨¦ que era lo mismo si iba a verle al d¨ªa siguiente". "?Maldita lluvia!", exclama la abogada.
A la misma hora en la que la abogada observaba el d¨ªa desapacible, Antonio, encerrado y s¨®lo en su celda, fabric¨® con las s¨¢banas de su cama una cuerda y se ahorc¨®.
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