Un solo banco, un solo presidente
LA FUSI?N de los bancos Bilbao y Vizcaya en una sola entidad financiera no ten¨ªa previsto pasar, entre sus pruebas de fuego, por la muerte de uno de sus dos presidentes, como ha sucedido con Pedro Toledo. En realidad, la f¨®rmula adoptada de la copresidencia era un compromiso en el tiempo cuyo objetivo primordial era asegurar la complementariedad de dos culturas empresariales distintas en un per¨ªodo de transici¨®n concreto. Ello ¨²nicamente era factible -y con muchas dificultades- con dos banqueros de las personalidades de Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn y Pedro Toledo. Es m¨¢s que probable que s¨®lo ellos dos conociesen la totalidad de los problemas, dificultades e imprevistos que, en lo cotidiano, han sembrado el camino del Bilbao Vizcaya en este a?o largo de funcionamiento como primera entidad privada del pa¨ªs.El s¨²bito fallecimiento de Toledo ha planteado la posibilidad pr¨¢ctica de acabar con el per¨ªodo de excepci¨®n y dar un paso adelante m¨¢s en la consolidaci¨®n unitaria del banco. Es decir, romper con los recelos de las c¨²pulas anteriormente establecidas de las antiguas entidades vascas y nombrar a un ¨²nico presidente que ejecute la pol¨ªtica, practique la cultura empresarial y represente el esp¨ªritu del Bilbao Vizcaya como primer banco de nacionalidad espa?ola en el mercado ¨²nico europeo que se nos viene encima.
Es por ello que el espect¨¢culo protagonizado el mi¨¦rcoles pasado -cuando ni siquiera el cad¨¢ver de Toledo hab¨ªa llegado a su tierra-, en el que las pasiones por el poder se han desatado a la luz p¨²blica (primero, la precipitada reuni¨®n de los antiguos consejeros del Banco de Vizcaya y designaci¨®n de Alfredo S¨¢enz como copresidente, y despu¨¦s, el mentis de la presidencia en el sentido de que no se hab¨ªa producido nombramiento alguno), resultan irrespetuosas para el banquero fallecido -s¨ªmbolo de la discreci¨®n- y peligrosas para el funcionamiento del banco, que no est¨¢ compuesto s¨®lo por su consejo de administraci¨®n, sino, tambi¨¦n, por sus centenares de miles de clientes y de empleados.
Compartir la presidencia ejecutiva de cualquier empresa es siempre producto de una coyuntura excepcional y de una correlaci¨®n de fuerzas inestable y vol¨¢til. En el caso del Bilbao Vizcaya fue posible a base del sacrificio personal de Asia¨ªn y Toledo, en la complicidad de que s¨®lo as¨ª saldr¨ªa adelante una operaci¨®n hist¨®rica. Esta complicidad no se puede repetir sean quienes sean los personajes; adem¨¢s, la normalidad -y es el caso de la fusi¨®n del Bilbao Vizcaya- exige direcciones n¨ªtidas, mucho m¨¢s cuando quien la practica tiene la voluntad de ser el primero en su sector. Casi todos los banqueros y empresarios que han opinado sobre Pedro Toledo en las ¨²ltimas 48 horas han destacado su profesionalidad y su papel clave en la renovaci¨®n del sistema financiero y de la clase emprendedora espa?ola. Ser¨ªa incoherente obviar esta herencia y que sus propios compa?eros de consejo en el Bilbao Vizcaya volviesen la mirada al pasado y perdiesen la oportunidad de elegir un ¨²nico presidente que situase a la entidad en la d¨¦cada de los noventa.
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