Reparto de poder
EL DESCALABRO de UCD en 1982 favoreci¨®, a partir de las elecciones legislativas de dicho a?o y las locales y auton¨®micas del siguiente, un modelo pol¨ªtico definido por la mionocrom¨ªa del escenario pol¨ªtico. La victoria por mayor¨ªa absoluta del Partido Popular en Galicia podr¨ªa simbolizar el final de ese modelo y su sustituci¨®n por otro caracterizado por una mayor parcelaci¨®n territorial del poder. Hace seis a?os, el PSOE no s¨®lo ostentaba una ampl¨ªsima mayor¨ªa -202 sobre 350 esca?os- en el Congreso, sino que era la fuerza m¨¢s votada en nueve de los diez mayo res municipios espa?oles -Bilbao era la ¨²nica excepci¨®n-, en 31 de las 50 provincias y en 11 de las 17 comunidades aut¨®nomas. Como consecuencia de esos resultados, la presencia de los socialistas era abrumadora en todo tipo de instituciones y organis mos p¨²blicos. Desde el poder se argument¨® que esa presencia era una garant¨ªa para abordar eficazmente los problemas de la modernizaci¨®n de Espa?a: la consolidaci¨®n de la democracia, la plena integraci¨®n en Europa y la superaci¨®n de la crisis econ¨®mica.Desde otros ¨¢mbitos se respondi¨® alertando sobre los riesgos d¨¦una nueva mayor¨ªa absoluta a la vista del uso abusivo que de ella ven¨ªa haciendo el PSOE. Pero son los ciudadanos quienes deciden. Se confirme o no la mayor¨ªa absoluta -pendiente de la repetici¨®n de las elecciones en Murcia, Melilla y Pontevedra-, los socialistas podr¨¢n seguir gobernando en solitario. Sin embargo, el apoyo de un diputado canario a la investidura de Gonz¨¢lez ha replanteado el asunto del excesivo peso que otorga a minor¨ªas poco representativas la necesidad de pacto de las fuerzas mayoritarias, en determinadas circunstancias. As¨ª, los mismos que hicieron la apolog¨ªa del pacto se han escandalizado ante su precio. El debate, entonces, sigue abierto. Por una parte, parece conveniente establecer barreras a la tendencia al hegemonismo; pero, por otra, Gobiernos minoritarios se convierten en rehenes de fuerzas poco representativas y son incapaces, de desarrollar una pol¨ªtica coherente. En la batalla por llegar al mercado ¨²nico europeo en condiciones favorables, se aduce, llevan ventaja los pa¨ªses cuyos Gobiernos no est¨¢n sometidos a las incertidumbres de pactos con minor¨ªas poco seguras.
La mayor¨ªa absoluta del PP en Galicia podr¨ªa considerarse un s¨ªntoma de la respuesta que los electores est¨¢n dando a ese dilema. Al otorgar a Fraga los medios para gobernar en solitario en esa comunidad, los gallegos han desautorizado el enjuague que llev¨® a los socialistas a la presidencia de la Xunta. Pero tambi¨¦n han votado en favor del m¨¢s probable Gobierno estable que aparec¨ªa en el panorama. Lo mismo hicieron los catalanes en las auton¨®micas del a?o pasado, pese a que en las legislativas el PSOE sigui¨® siendo la fuerza m¨¢s votada. En las ¨²ltimas municipales, el PSOE perdi¨® la alcald¨ªa de numerosas capitales, y en el conjunto de los municipios con m¨¢s de 250.000 habitantes baj¨® ocho puntos porcentuales respecto a las cifras de 1983. Si a ello se a?ade que el centro-derecha consigui¨® la mayor¨ªa en varias comunidades aut¨®nomas hasta entonces dominadas por los socialistas, es evidente que el panorama es hoy, en el aspecto territorial, mucho m¨¢s plural.
Tal vez estar¨ªamos, entonces, ante un modelo diferente de distribuci¨®n del poder. Los ciudadanos habr¨ªan optado simult¨¢neamente por mantener un Gobierno monocolor socialista en Espa?a y por establecer contrapesos territoriales a ese poder en las comunidades y los Ayuptamientos. Una f¨®rmula que, para resultar efectiva, requiere poner el acento en la cooperaci¨®n y la mutua lealtad entre las distintas administraciones. Lo cual significa, en el caso de Galicia, que el Gobierno cesante facilite un r¨¢pido traspaso de poderes y, como ha exigido con raz¨®n Fraga, se limite durante este per¨ªodo a resolver asuntos de tr¨¢mite.
Pero, adem¨¢s, la instalaci¨®n del viejo dirigente conservador en su lar gallego permitir¨¢ a su sucesor, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, abordar sin hipotecas la renovaci¨®n que necesita la derecha para convertirse en una alternativa veros¨ªmil de gobierno. Tambi¨¦n en este sentido los resultados del 17 de diciembre abren expectativas de un cambio en el escenario pol¨ªtico.
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