El talento sin sobresaltos
Junto a Miquel Barcel¨®, Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia no es s¨®lo el artista joven espa?ol que m¨¢s proyecci¨®n internacional ha alcanzado esta d¨¦cada, sino un ejemplo de coherencia y calidad pict¨®ricas, de eso que se suele llamar "buena pintura", m¨¢s all¨¢ de las modas. Tambi¨¦n, como Miquel Barcel¨®, es un artista cuyo ¨¦xito se ha labrado fuera, y cuyo reconocimiento local ha venido, en cierta manera, impuesto desde fuera, no sin tener que vencer alguna resistencia. Hoy, tras la contundencia de su muestra individual, que, organizada por el CAPC de Burdeos, recorri¨® Espa?a desde la primavera de 1987, Espa?a, ya son poros los que se atreven a restarle el m¨¦rito art¨ªstico que le corresponde.Nacido en Madrid el a?o 1954, Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia estudi¨® en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando entre 1975 y 1979, formando parte de una generaci¨®n que ha dado otros valores Importantes como, adem¨¢s de Miquel Barcel¨®, Juan Mu?oz, Cristina Iglesias, Susana Solano, Juan Carlos Savater, etc¨¦tera. En 1980, tras pasar una breve estancia en la Galicia rural, decide instalarse en Par¨ªs, donde form¨® parte de un n¨²cleo de j¨®venes pintores espa?oles, entre los que se encontraban el propio Miquel Barcel¨® y, entre otros, Miguel ?ngel, Campano o Jos¨¦ Manuel Broto, continuando todos ellos una vieja tradici¨®n de nuestro pa¨ªs, nunca interrumpida, a pesar de las imposiciones de Nueva York, pues en Par¨ªs residieron y siguen residiendo artistas tan importantes como Antonio Saura y Eduardo Arroyo.
Su primera exposici¨®n individual la realiza, pues, en Par¨ªs, el a?o 1982, en la galer¨ªa Transform, y s¨®lo dos a?os despu¨¦s, en 1984, tras haber ya exhibido su obra en varias galer¨ªas francesas, expuso Sicilia en Madrid, en la ya desaparecida de Fernando Vijande. Fue, no obstante, 1985, el a?o de consolidaci¨®n de su ¨¦xito internacional, pues fue cuando result¨® seleccionado en la remozada Bienal de Par¨ªs de aquel a?o, donde los ¨²nicos otros tres espa?oles presentes en ella fueron Antoni Tapi¨¨s, Eduardo Arroyo y Miquel Barcel¨®. Desde entonces, Sicilia ha participado en incontables muestras internacionales de prestigio y en las que se trataba de elegir el arte m¨¢s relevante de los 80 (Cinco artistas espa?oles, en Artist Space de Nueva York; Din¨¢micas e interrogaciones, en el Museo de Arte Moderno de la Villa de Par¨ªs; Bienal de Venecia, en 1986; Dobles figuras, Museo de Oxford Gran Breta?a, 1986; Exposici¨®n Sheibu de arte espa?ol en Jap¨®n 1989, etc¨¦tera). Sicilia expone regularmente en Par¨ªs y Nueva York, siendo presentado en esta ¨²ltima ciudad, donde lleg¨® a residir casi a lo largo de un a?o, en la prestigiosa galer¨ªa de Blum Helman.
Dotado con una excepcional sensibilidad para la pintura, su trayectoria ha carecido de cambios imprevisibles y de sobresaltos. Por el contrario, ha conservado una identidad de fondo, que hace relativamente f¨¢cil la identificaci¨®n de sus cuadros. En este sentido, su forma de trabajar la superficie y su riqu¨ªsima materia, as¨ª como la reducci¨®n minimalista del motivo, que funciona con una manera silenciosa de ahondamiento, nos permiten relacionar arm¨®nicamente toda su evoluci¨®n desde comienzos de los a?os 80, cuando llevaba a cabo una especie de bad-painting, hasta sus ¨²ltimas pinturas blancas, cargadas de misticismo.
Entre medias, se han hecho c¨¦lebres algunas de sus series m¨¢s caracter¨ªsticas, como la de objetos dom¨¦sticos, que present¨® en la galer¨ªa Vijande; los pa¨ªses urbanos de Par¨ªs, que el cr¨ªtico J. Russell calific¨® como una de las mas bellas visiones de esa ciudad desde Giacometti; las tulipas, que marcaron un momento importante en la construcci¨®n esencialista del cuadro; o los cuadrados de luz sobre una densa materia, un conjunto de bell¨ªsima factura, que puso en evidencia la complejidad de sus fuentes o, lo que es lo mismo, el inter¨¦s de su reflexi¨®n hist¨®rica.
Todo lo que apresuradamente vamos apuntando sobre Sicilia sugiere la singularidad de este joven pintor, que no s¨®lo no frecuenta los escenarios sociales y publicitarios, sino que m¨¢s bien lleva una vida retirada en su estudio de Par¨ªs o, desde un par de a?os, en de Mallorca, donde sigue pintando, nunca mejor dicho, lejos del mundanal ruido.
T¨ªmido, pero cordial y entra?able, y, sobre todo, profundamente solidario, los que le conocen saben de su preocupaci¨®n por apoyar a otros pintores menos afortunados, as¨ª de la discrecci¨®n e insistencia que pone en este doble empe?o. La obtecci¨®n del Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas 1989 es, por consiguiente, un acto no s¨®lo de justicia, sino tambi¨¦n extremadamente oportuno.
[Francisco Calvo Serraller form¨® parte del jurado que otorg¨® a Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia el premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas].
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