Con la c¨¢mara a cuestas

Este peri¨®dico publicaba ayer la ¨²ltima foto enviada por Juantxu Rodr¨ªguez desde Panam¨¢. Se ve en ella a media docena de civiles muertos, alineados en el suelo de una sala del Hospital de Santo Tom¨¢s. Pocas horas despu¨¦s, cuando segu¨ªa desarrollando su trabajo de periodista gr¨¢fico, Juantxu Rodr¨ªguez mor¨ªa tambi¨¦n, abatido por una de las muchas balas que desde la madrugada del mi¨¦rcoles cruzan el aire de ese pa¨ªs centroamericano en busca de v¨ªctimas, y se convert¨ªa ¨¦l mismo en noticia fotografiable. No es Juantxu Rodr¨ªguez el primer periodista muerto en el desempe?o de su misi¨®n. Tampoco es la primera persona que pierde la vida desarrollando su trabajo para este peri¨®dico: un conserje fue destrozado por una bomba fascista en los primeros a?os de vida de EL PAIS; es el segundo periodista colaborador de este peri¨®dico que cae en el desempe?o de su misi¨®n informativa. El primero fue Luis Guagnini, correspontal stringer de este peri¨®dico en Buenos Aires, desaparecido en 1977. Juantxu Rodr¨ªguez, extreme?o afincado en Euskadi, donde adopt¨® ya para siempre el diminutivo vasco de su nombre castellano, era un fot¨®grafo vocacional, amante de su profesi¨®n, obsesionado por el perfeccionismo en su trabajo. Autor de reportajes memorables, capt¨® con su c¨¢mara el deterioro del paisaje f¨ªsico y humano de la margen izquierda del Nervi¨®n y el del Bronx neoyorquino, la atm¨®sfera de Galicia, los rostros de los espa?oles que triunfaron en el pa¨ªs cuyos soldados acaban de invadir Panam¨¢.Estaba en Am¨¦rica Latina para realizar, con la periodista Maruja Torres, una serie de reportajes sobre aquel continente para el suplemento dominical de este peri¨®dico. La invasi¨®n norteamericana le cogi¨® en Panam¨¢, y sali¨® a la calle con su c¨¢mara. Le esperaba la muerte. Con las botas puestas. No ¨¦l, sino quienes lo mataron. Botas militares. El s¨®lo llevaba una m¨¢quina de hacer fotograf¨ªas sobre la que muri¨® reclinado, como si estuviese adormecido.