Una investigaci¨®n imprescindible
ENTRE LAS numeros¨ªsimas muestras de solidaridad y de condolencia por la muerte del fot¨®grafo Juantxu Rodr¨ªguez en Panam¨¢, hubo una que brill¨® por su ausencia: la del embajador de los Estados Unidos en nuestro pa¨ªs, Joseph Zappala. El representante norteamericano -nacionalidad de las balas que atravesaron el cuerpo del fot¨®grafo colaborador de EL PAIS- ni ha lamentado p¨²blicamente lo ocurrido, ni se ofrecido para llevar a cabo una investigaci¨®n de lo sucedido en el pa¨ªs centroamericano. La cr¨®nica de Maruja Torres, la periodista que acompa?aba a Juantxu, es tajante: "No hab¨ªa un solo soldado paname?o en los alrededores, s¨®lo periodi9tas indefensos, el fot¨®grafo sali¨® corriendo hacia el hotel disparando fotos, los dem¨¢s nos refugiamos debajo de los coches. Vimos a alguien caer, no sab¨ªamos quien, era, las balas pasaron rozando nuestro cuerpo. Durante cinco minutos nos ametrallaron y dispararon ca?ones". Estremecedora cr¨®nica que indica la ausencia de soldados paname?os; los periodistas -¨¦stos y los de otros medios internacionales- se hab¨ªan identificado como tales, y sin embargo fueron atacados por soldados norteamericanos.La invasi¨®n de Panam¨¢ por el Ej¨¦rcito de los Estados Unidos no es ni m¨¢s ni menos grave por la muerte del fot¨®grafo. Ya hemos indicado nuestra posici¨®n sobre ella: entendemos que es un disparate y una vulneraci¨®n flagrante de los m¨¢s elementales principios del derecho internacional. Veinticuatro horas despu¨¦s existen elementos suficientes para pensar que, adem¨¢s de comprometer un futuro de paz y democracia en aquel pa¨ªs, adolece de toda eficacia: los soldados norteamericanos no han logrado capturar a Noriega y han sembrado el caos entre la poblaci¨®n civil, con m¨¢s de un centenar de muertos.
Ahora se trata de exigir una investigaci¨®n sobre un hecho muy concreto: la muerte de un periodista cuando no exist¨ªa fuego cruzado de ning¨²n tipo. El Gobierno espa?ol se ha apresurado a exigir explicaciones a trav¨¦s de su embajador en Washington. Esperamos con amargura el resultado de estas explicaciones y la apertura de una investigaci¨®n cuyos elementos inducen a la sospecha de que se puede tratar pura y simplemente de un asesinato.
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