Washington, aislado en Naciones Unidas y en la OEA
CARLOS MENDO Estados Unidos, tres d¨ªas despu¨¦s del lanzamiento de su Intervenci¨®n en Panam¨¢, se enfrenta con la tarea de tener que convertir su fuerza invasora en una de orden p¨²blico como consecuencia de la continuaci¨®n de la resistencia en la capital paname?a y en otras zonas del pa¨ªs. Mientras los f¨¦retros con los soldados muertos contin¨²an llegando al pa¨ªs, el presidente Bush y el vicepresidente Dan Quayle se dispon¨ªan a iniciar sus vacaciones navide?as, y Washington quedaba aislado en la ONU y en la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA).
La cifra de v¨ªctimas militares producida por la intervenci¨®n de los 24.000 soldados utilizados en la operaci¨®n Causa Justa contin¨²a en aumento ante la preocupaci¨®n creciente de funcionarios de la Casa Blanca y de la Administraci¨®n, que temen que se produzca un vuelco en el hasta ahora cas¨ª un¨¢nime apoyo mostrado por la opini¨®n p¨²blica a la acci¨®n militar emprendida por Bush. Seg¨²n el Pent¨¢gono, el n¨²mero de muertos militares es de 20, a los que hay que a?adir dos civiles norteamericanos, mientras que los heridos superan ya los dos centenares, exactamente 202.La sensibilidad en este tema por sus posibles repercusiones en la pol¨ªtica interior norteamericana est¨¢ a flor de piel. El secretario de Prensa de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, puso ayer el grito en el cielo por el montaje realizado por tres cadenas de televisi¨®n, la ABC, CBS y CNN, que superpusieron las im¨¢genes de la llegada de los f¨¦retros procedentes de Panam¨¢ durante la transmisi¨®n en directo de la conferencia de Prensa celebrada por Bush en la Casa Blanca el jueves.
Bush, inconsciente de lo que estaba ocurriendo en las pantallas de todo el pa¨ªs, brome¨® en vanas ocasiones con los periodistas mientras en un ¨¢ngulo de las pantallas las cadenas proyectaban la llegada de los cad¨¢veres de varios militares a la base de Dover, en Delaware.
La Casa Blanca y el Departamento de Defensa fueron fuertemente criticados por los ejecutivos de las principales cadenas de televisi¨®n y por los directores de la Prensa nacional por las dificultades que tuvieron los periodistas en obtener cobertura directa de los hechos. Hasta el jueves, s¨®lo un peque?o pool compuesto por representantes de las agencias internacionales de informaci¨®n fue autorizado a entrar en Panam¨¢ mientras que cientos de periodistas se encontraban esperando en Costa Rica la apertura por los militares del aeropuerto internacional Omar Torrijos de la capital paname?a.
La Casa Blanca y el propio Pent¨¢gono echaron la culpa de las dificultades al Comando Sur, y ayer un grupo de periodistas fue autorizado a entrar en Panam¨¢ procedente de San Jos¨¦.
Tres opcionesA medida que pasan los d¨ªas, los detalles de la invasi¨®n comienzan a filtrarse en Washington. Seg¨²n informaciones publicadas en la Prensa norteamericana, el Pent¨¢gono ofreci¨® tres opciones a Bush para la operaci¨®n militar. El primero de ellos consist¨ªa en la utilizaci¨®n de los 13.000 soldados estacionados permanentemente en Panam¨¢ para desencadenar un ataque por sorpresa contra la jefatura de las fuerzas de defensa paname?as, la famosa Comandancia. Sin embargo, esta posibilidad fue rechazada porque el resto de las fuerzas de defensa paname?as en otras partes del pa¨ªs no ser¨ªan neutralizadas y podr¨ªan montar un contraataque como ocurri¨® durante el fallido golpe de Estado del pasado 3 de octubre.
La segunda opci¨®n era lanzar un ataque sorpresa con comandos especiales de los boinas verdes con el ¨²nico objetivo de capturar a Noriega. Esta opci¨®n fue tambi¨¦n rechazada por la imposibilidad de saber con certeza el paradero exacto de Noriega en un momento dado.
La ¨²ltima alternativa, seleccionada finalmente por Bush el pasado domingo, fue la que en ¨²ltimo lugar se llev¨® a cabo. En ella se tratar¨ªa de eliminar y neutralizar a las fuerzas de defensa paname?as en todo el territorio de Panam¨¢ por medio de una acci¨®n conjunta de las fuerzas estacionadas en el pa¨ªs y de fuerzas paracaidistas especiales enviadas desde Estados Unidos. La captura de Noriega segu¨ªa constituyendo en este plan un objetivo prioritario, pero no el ¨²nico. El plan fue llevado a cabo con meticulosa precisi¨®n a partir de la una de la madrugada, hora local, del mi¨¦rcoles, y la resistencia organizada de los militares paname?os hab¨ªa sido desarticulada 24 horas despu¨¦s.
Sin embargo, como han se?alado varios cr¨ªticos de la operaci¨®n, el plan ten¨ªa agujeros importantes, el principal de ellos la imprevis¨®n de la anarqu¨ªa que se ha apoderado de las calles de Panam¨¢ al no quedar ninguna fuerza de polic¨ªa organizada, una labor que ayer empezaron a desarrollar las fuerzas norteamericanas.
Entretanto, Estados Unidos se ha quedado pr¨¢cticamente s¨®lo en las organizaciones internacionales reunidas en Nueva York y Washington para discutir, la invasi¨®n norteamericana. A primera hora de la ma?ana de ayer, la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) aprob¨® por 20 votos a favor, seis abstenciones (Costa Rica, Honduras, Venezuela, Guatemala, El Salvador y Antigua-Barbados) y uno en contra (Estados Unidos) una resoluci¨®n, en la que "se deplora profundamente la intervenci¨®n militar en Panam¨¢, se urge el cese inmediato de hostilidades y del derramamiento de sangre, se expresa la m¨¢s profunda preocupaci¨®n por los graves acontecimientos y la p¨¦rdida de vidas en Panam¨¢, y se exhorta la retirada de las tropas extranjeras utilizadas para la intervenci¨®n militar".Por su parte, en Nueva York, el Consejo de Seguridad de la ONU continu¨¦ sus sesiones sobre la situaci¨®n con duras condenas por parte de la URS S y pa¨ªses latinoamericanos y del tercer mundo a la actuaci¨®n norteamericana. El secretario general, Javi¨¦r P¨¦rez de Cuellar, expres¨® anoche que no estaba "en condiciones de dilucidar" el problema planteado por las credenciales paname?as ante esa organizaci¨®n. Mirla Paniza de Bellavita hab¨ªa sido nombrada por el Gobierno de Noriega, mientras que el nuevo presidente de Panam¨¢, Guillermo Endara, ha designado como representante permanente ante la ONU a Eduardo Villarino.
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