Una complicada manera de amar

Irma la dulce es uno de los ejemplos m¨¢s contundentes que conozco para probar que una comedia puede ser enormemente divertida y a la vez rica y sugerente, llena de matices y recovecos, muy lejos de la simplicidad y superficialidad que muchos asocian con este tipo de pel¨ªculas. Billy Wilder viv¨ªa en 1963 un per¨ªodo creador especialmente fecundo en el que era capaz de llegar a la m¨¢xima claridad narrativa sin perder un ¨¢pice de su mordacidad ni de su sentido cr¨ªtico. La historia de Irma, una prostituta inteligente y divertida de la calle Casanova, en el antiguo barrio parisiense de Les Halles -que hoy ha perdido su viejo encanto, por desgracia-, le ofrec¨ªa una magn¨ªfica ocasi¨®n para construir una historia atrayente con la ayuda de su fiel colaborador, el escritor I. A. L. Diamond y la indispensable complicidad de sus actores favoritos, Shirley MacLaine y Jack Lemmon.Wilder no ha sido jam¨¢s un hombre convencional, y sus personal¨ªsimas ideas sobre el amor y la fidelidad, la ley y el desorden nunca se han ajustado a las pautas sociales acostumbradas. El personaje de N¨¦stor Patou, el polic¨ªa honrado convertido disparatada e involuntariamente en el jefe de los chulos, le ayuda a inventar una sarta incre¨ªble de casualidades e incidencias para poner de relieve las torpezas y complicaciones de sus personajes a la hora de amar. Cada uno de los protagonistas se mueve entre su psicolog¨ªa individual y las significaciones m¨¢s amplias que derivan de los prop¨®sitos simb¨®licos del director, el cual logra esquivar m¨¢gicamente el doble riesgo de la intelectualidad pedante y del serm¨®n laico.

Obra inteligente

Irma la dulce es una obra inteligente y llena de sorpresas que logra funcionar de forma magistral en dos niveles, el m¨¢s accesible de los cuales ofrece una narraci¨®n regocijante y f¨¢cil de entender, mientras el segundo logra construir una compleja red de referencias sin perder nunca el sano contacto con la tierra.Alexander Trauner, uno de los m¨¢s fieles colaboradores de Wilder, logr¨® evocar con sus decorados la magia inevitable de un Par¨ªs levemente irreal y estilizado, con la apariencia est¨¦tica de la ciudad en la que los celos y remordimientos parecen m¨¢s fuertes que en ninguna otra parte. Aunque s¨®lo fuera por admirar el excelente trabajo de los actores, vale la pena ver esta pel¨ªcula por primera vez -o por en¨¦sima-; pero sus atractivos no terminan ah¨ª, porque la narraci¨®n est¨¢ elaborada y construida con diab¨®lica habilidad y una permanente iron¨ªa. La historia de amor es una de las m¨¢s originales del cine moderno. Irma la dulce deber¨ªa ser analizada obligatoriamente por todos los estudiantes y aficionados.