Un centenario ejemplar
Entre los hombres ilustres que he conocido hay cinco que llegaron a centenarios o que les falt¨® muy poco para llegar. Tanto don Ram¨®n Men¨¦ndez Pidal como don Ram¨®n Carande murieron unos meses antes de cumplirlos. Los cumplieron don Manuel G¨®mez Moreno y don Vicente Garc¨ªa de Diego. Pero ninguno de ellos lleg¨® a tan avanzada edad con la lozan¨ªa con que ha llegado al siglo don Jos¨¦ Miguel de Barandiar¨¢n, que naci¨® el ¨²ltimo d¨ªa del a?o 1889. En la historia de nuestra ¨¦poca son rigurosos contempor¨¢neos suyos personajes de muy distinta catadura: desde Chaplin a Hitler. ?Pero qu¨¦ lejanos nos parecen todos en el tiempo! En cambio, aqu¨ª est¨¢ nuestro don Jos¨¦ Miguel como si fuera la encarnaci¨®n de lo que ha estudiado m¨¢s y mejor: la tradici¨®n del pueblo vasco. Tradici¨®n es palabra de origen latino y nuestro excelente Diccionario de Autoridades dice que significa "noticia de alguna cosa antigua que se difunde de padres a hijos y se comunica por relaci¨®n sucesiva de unos a otros". Podemos a?adir en el caso que don Jos¨¦ Miguel ha tenido el privilegio de observar la transmisi¨®n por v¨ªa tradicional en m¨¢s de cinco generaciones, y en los mismos lugares. Esto le ha hecho ver c¨®mo hay tradiciones que se mantienen iguales a s¨ª mismas, c¨®mo puede haber tambi¨¦n algo que cambia en ellas y, en tercer lugar, que tanto en usos y costumbres como en conceptos pueden darse, asimismo, sensibles variaciones en las generaciones sucesivas.Esta casu¨ªstica deb¨ªa ser objeto de reflexi¨®n mayor: ?Qu¨¦ ha cambiado y qu¨¦ no ha cambiado desde 1889 a 1989? Es claro que incluso en los lugares m¨¢s apartados y aislados los cambios han sido fuertes y que han dado pie a mutaciones totales. Menos es lo que queda inm¨®vil. Pero a este respecto, y desde el punto de vista de la teor¨ªa antropol¨®gica, lo que ha aportado un investigador centenario con obra que empieza a publicarse en fecha temprana de su juventud es de importancia excepcional. Todos los conceptos generales que han sido el caballo de batalla de distintas y aun opuestas escuelas quedan ilustrados con ejemplos concretos. Lo mismo el de evoluci¨®n que el de difusi¨®n, o los de mutaci¨®n r¨¢pida o revoluci¨®n.
El mundo del esp¨ªritu
En 100 a?os se han visto desaparecer t¨¦cnicas, artes y oficios y aparecer otros. Los trajes, usos y costumbres han cambiado, e incluso dentro de las lenguas vern¨¢culas se observan variaciones sensibles. Hay quienes ante esto toman una actitud de juez y sentencian. Antes de sentenciar es mejor estudiar y analizar, y para ello debemos seguir el ejemplo de Barandiar¨¢n, su objetividad e incluso su reserva al emitir juicios y establecer conclusiones, en lo que parece seguir la posici¨®n de otro gran maestro de la antropolog¨ªa y la etnografia: don Telesforo de Aranzadi, con el que colabor¨® durante muchos a?os en investigaciones prehist¨®ricas. Aranzadi ten¨ªa formaci¨®n de naturalista: adem¨¢s de antrop¨®logo f¨ªsico fue bot¨¢nico. En Etnograf¨ªa le interes¨® ante todo la cultura material, la herramienta tradicional, era un morf¨®logo. A Barandiar¨¢n le ha interesado m¨¢s el mundo del esp¨ªritu en una sociedad bastante herm¨¦tica como es la vasca tradicional. Ha estado en situaci¨®n privilegiada para observarla, porque, en primer lugar, conoce el idioma desde ni?o, fue su primera lengua. En segundo lugar, su condici¨®n de sacerdote le ha abierto muchas conciencias que no se habr¨ªan franqueado a otra clase de personas. Y, en tercero, tuvo una intuici¨®n especial¨ªsima en cuanto al modo de realizar sus averiguaciones.Por ¨²ltimo, he de insistir en una nota de su car¨¢cter volviendo al principio de este peque?o escrito. En los cuatro ilustres centenarios que he mencionado junto a ¨¦l, se observaba al fin el peso de los a?os con las fatigas y tristezas consiguientes. Barandiar¨¢n, que ha sido hombre de salud delicada, muy cuidadoso en cuanto a r¨¦gimen alimenticio, por ello, es hoy, ha sido siempre y yo deseo que siga as¨ª durante muchos a?os, un hombre de envidiable optimismo.
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