Hablemos de calidad en el empleo
He llegado a la conclusi¨®n (quiz¨¢ equivocada), a tenor de lo acontecido en nuestro pa¨ªs, de que tenemos poca memoria hist¨®rica y necesitamos de vez en cuando recordar lo que en su d¨ªa se dijo o escribi¨®.Es por ello que, para tratar la situaci¨®n actual del mercado de trabajo y su evoluci¨®n en los ¨²ltimos a?os, recurrir¨¦ a una tribuna libre sobre flexibilidad publicada en este peri¨®dico el 8 de septiembre de 1985, donde, entre otras cosas, dec¨ªa: "Se han instrumentado poderosos mecanismos para que se produzca una selectiva y gradual amortizaci¨®n de puestos de trabajo fijos y a tiempo pleno para su sustituci¨®n por una mano de obra m¨¢s m¨®vil, menos costosa y m¨¢s d¨®cil, pues no se puede desconocer el efecto desmovilizador de estas medidas en un contexto de crisis econ¨®mica aguda y de consiguiente miedo a la p¨¦rdida del puesto de trabajo", afirmaci¨®n que fue contestada a continuaci¨®n (EL PA?S del 19 de septiembre de 1985) por el secretario general de Empleo y Relaciones Laborales, diciendo que "el miedo a la desestabilizaci¨®n laboral y a la eventualizaci¨®n de las plantillas -reiteradamente manifestado por CC OO- se ha demostrado infundado tras 10 a?os de crisis".
Como el tema sigue de actualidad, merece la pena, pasados cuatro a?os, hacer un balance, con datos a la vista, que aborde empleo y mercado de trabajo, en una situaci¨®n de crecimiento econ¨®mico, para extraer las conclusiones necesarias desde una ¨®ptica constructiva, que es lo que a m¨ª honradamente me mueve en este art¨ªculo.
Empezar¨¦ destacando el papel hegem¨®nico que est¨¢ jugando la contrataci¨®n precaria en la evoluci¨®n del empleo, como demuestran los datos expuestos m¨¢s abajo que confirman c¨®mo la segmentaci¨®n del mercado de trabajo y de las relaciones laborales no ha sido un fen¨®meno espec¨ªfico de la crisis, sino que se intensifica en la recuperaci¨®n.
El emple¨® creado
Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, entre el segundo trimestre de 1987 y el tercer trimestre de 1989 se ha producido un aumento en el total de los asalariados de 1.139.700; es claro, por tanto, que se est¨¢ creando empleo, aunque no en cantidad suficiente para disminuir de forma sustancial el paro.
Si pasamos a continuaci¨®n a analizar qu¨¦ tipo de empleo se est¨¢ creando, vemos que son exclusivamente los trabajadores con contratos temporales los que han aumentado de forma muy significativa, pasando de 1.225.800 a 2.509.300 en el per¨ªodo arriba indicado, es decir, han crecido en 1.283.500, que es m¨¢s de lo que ha hecho el empleo en el mismo per¨ªodo. Por contra, los asalariados con contrato fijo han disminuido en 147.800.
El resultado de este proceso es que el 27,8% de la poblaci¨®n asalariada y m¨¢s de un 33% de la correspondiente a la empresa privada tienen contrato precario, con crecimientos de 12 puntos en dos a?os. La situaci¨®n global, con ser grave -sin parang¨®n europeo en su dimensi¨®n-, se intensifica por estar desigualmente repartida entre empresas y colectivos. As¨ª, son los j¨®venes y mujeres los que m¨¢s la soportan; los primeros superan el 60% de eventualidad, y casi el 50% en el caso de las segundas.
Asimismo, se est¨¢ provocando de hecho una competencia desleal entre unas empresas y otras; bueno es recordar que, seg¨²n datos del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, los trabajadores de nueva contrataci¨®n tienen unos costes inferiores en un 40% a otro de car¨¢cter fijo.
Es tal el c¨²mulo de medidas y f¨®rmulas de contrataci¨®n (m¨¢s de 14) que crean una distorsi¨®n y falta de claridad, incluso para los contratantes, en este caso los empresarios. Ya hay contratos no s¨®lo por d¨ªas, horas o semanas, sino incluso, como conoc¨ª la pasada semana, "temporales por d¨ªas de sol".
Si a esto unimos el que se est¨¢n utilizando indebidamente, sin siquiera tener en cuenta los m¨ªnimos requisitos exigidos por la ley, lo que supone un elevado y claro fraude dif¨ªcilmente controlable si s¨®lo se encarga del cometido la Administraci¨®n (Inspecci¨®n de Trabajo), hurtando e impidiendo sistem¨¢ticamente la participaci¨®n de los trabajadores, cuando est¨¢ m¨¢s que contrastado en las sociedades complejas que el mejor mecanismo de tutela es la presencia oficial y el control derivado de la Administraci¨®n. Es el caso de los contratos para la formaci¨®n, que gozan de la totalidad de exenci¨®n en la cuota de Seguridad Social para este cometido, pero que en un 95% de los casos no ten¨ªan plan de formaci¨®n homologado en 1987; los de pr¨¢cticas, seg¨²n nuestros datos, est¨¢n sirviendo para suplir puestos de trabajo eventual; o los contratos de obra y servicio, en los que no consta, en un, alt¨ªsimo porcentaje, ni la obra ni el servicio objeto del contrato.
Al margen de las consecuencias de inseguridad, desprotecci¨®n y asindicalismo por temor a represalias que provoca esta situaci¨®n en los trabajadores, la incidencia en el futuro econ¨®mico del pa¨ªs, a mi juicio, puede ser negativa por lo que supone de desprofesionalizaci¨®n y provisionalidad la generalizaci¨®n de este tipo de puestos de trabajo, m¨¢xime si creemos en la necesidad de mano de obra cualificada para enfrentarse a los retos de la Europa de 1992 y a la libre circulaci¨®n de trabajadores. A no ser (claro est¨¢) que lo que Espa?a deba, ofrecer como margen diferencial para competir, y as¨ª parece indicarlo el Ministerio de Econom¨ªa, sean los salarios baratos y mano de obra polivalente en trabajos poco especializados.
En definitiva, y llegado a este punto, lo que cabe preguntarse es si sirven o no en estos momentos las medidas llamadas por el Gobierno de fomento del empleo o de contrato a la carta, seg¨²n nuestra denominaci¨®n; la respuesta de CC OO es tajantemente no, ni desde la ¨®ptica social ni tampoco por eficacia econ¨®mica.
Respuesta inadecuada
Seg¨²n recogemos los sindicatos en la PSP, estas medidas no son una respuesta adecuada a los retos actuales y es necesaria su total revisi¨®n. Y a que si alguna vez la tuvieron, cosa que dud¨¦ desde un principio, lo fueron para facilitar la creaci¨®n de empleo en una situaci¨®n de crisis econ¨®mica sin paralelismo alguno con el momento de recuperaci¨®n acaecido a partir de 1985.
Es necesario y urgente establecer una negociaci¨®n seria y responsable sobre contrataci¨®n y mercado de trabajo, adapt¨¢ndolo a las necesidades actuales, teniendo muy en cuenta los derechos de los trabajadores, que abarcar¨ªa al menos los siguientes aspectos:
1. Revisar todas las medidas actuales de fomento del empleo suprimiendo algunas, como el contrato temporal, regulado por el Real Decreto 1989/84, o reformando otros, como los de pr¨¢cticas y formaci¨®n, para que est¨¦n vinculados a expectativas reales de empleos estables en la empresa y estableciendo requisitos y medidas de control que garanticen que se recibe la formaci¨®n y se realizan las pr¨¢cticas convenidas, adecuadas a la titulaci¨®n correspondiente con la participaci¨®n de los agentes sociales.
2. Asegurar la protecci¨®n sindical de los contratos, con la firma y seguimiento de los representantes de los trabajadores.
3. Servicios p¨²blicos de empleo capaces de atender a los requerimientos de empleo y formaci¨®n necesarios, aumentando la incidencia de los mismos sobre las ofertas existentes, es decir, que el Inem pase a ser un servicio de empleo eficaz en lugar de un exclusivo registro de parados.
4. Implantaci¨®n negociada de un sistema ¨²nico de certificaciones y homologaciones profesionales que validen la experiencia y formaci¨®n profesional adquirida tanto dentro como fuera de la empresa, con la participaci¨®n de los agentes sociales.
En s¨ªntesis, como decimos en la PSP, no propugnamos la supresi¨®n de toda forma de contrataci¨®n temporal. S¨ª queremos, en cambio, acabar con el fraude y hacer real el principio de causalidad: que a un puesto de trabajo fijo le corresponda un contrato de trabajo indefinido, mientras que los contratos temporales s¨®lo se justifiquen para actividades temporales o transitorias.
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