El color de la droga
Soy periodista alem¨¢n (redactor de la secci¨®n Religi¨®n, Teolog¨ªa, Iglesia de la radio SFB de Berl¨ªn Occidental) y autor del art¨ªculo mencionado en EL PA?S del 17 de octubre de este a?o, El color cardenalicio de la droga, que ha causado una gran pol¨¦mica no s¨®lo con EL PAIS, sino tambi¨¦n entre el episcopado colombiano y los obispos alemanes con la misma revista Publik Forum, donde sali¨® mi art¨ªculo el d¨ªa 25 de agosto de este a?o. En su carta al director del 2 de noviembre los prelados colombianos Escobar Aristiz¨¢bal y Guillermo Vega B., respectivamente, hablan de "mentes enfermizas" y de que todo lo expuesto en el art¨ªculo sea "totalmente injusto".En otra carta del arzobispo de Manizales dirigida a la Conferencia Episcopal de la Rep¨²blica Federal de Alemania, monsenor Jos¨¦ Jes¨²s Pimiento da una versi¨®n de la misa campal en Puerto Boyac¨¢ que a m¨ª me parece muy rara: al final de una misi¨®n reconciliadora en la regi¨®n del Magdalena Medio se celebr¨® este acto religioso con una procesi¨®n para la Virgen. "Tanto en la procesi¨®n como en la misa", dice la carta textualmente, aqu¨ª traducida al castellano, "estaban presentes algunos militantes de los grupos paramilitares con sus pancartas". No hubiera sido prudente expulsarles porque se trataba de un acto p¨²blico.
Tanto en el art¨ªculo del peri¨®dico El Tiempo (Bogot¨¢) del 16 de julio (v¨¦ase copia del recorte) como en el noticiero de la televisi¨®n nacional colombiana el mismo d¨ªa, la impresi¨®n deb¨ªa de ser otra: se trataba claramente de una consagraci¨®n de los llamados grupos de autodefensa a la Virgen. Tengo que decir que soy cat¨®lico y que confio en mis propios ojos.
Aparte de estas observaciones, tengo pruebas y testigos para todo lo que he escrito en mi art¨ªculo.
Me despido como colega y como lector ocasional de su excelente peri¨®dico-
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