Sentirse periodista

El diario Adevarul (La Verdad), antiguo Seinteia, se puso al frente de la revoluci¨®n desde un principio. Cuenta con algunos redactores que desde hace a?os corr¨ªan graves riesgos para informar a corresponsales extranjeros dentro y fuera del pa¨ªs sobre la dram¨¢tica situaci¨®n de su pueblo bajo Ceaucescu.

Desde hace unos d¨ªas publica en cap¨ªtulos el libro del jefe de la seguridad de Ceaucescu, Ion Pacepa, huido a Occidente en 1978. Un redactor jefe de Scinteia hab¨ªa le¨ªdo este libro en Viena acudiendo diariamente a la oficina de un corresponsal espa?ol, ya que su vida hubiera estado en peligro de ser descubierto con este texto en la Embajada rumana, donde estaba obligado a residir en sus estancias en el exterior. La primera conversaci¨®n en libertad que este redactor jefe tuvo con el corresponsal de EL PA?S tras a?os de contactos se produjo en una redacci¨®n a¨²n protegida por carros de combate y comenz¨® con un emocionado abrazo. Despu¨¦s de sopesar riesgos, perfilar proyectos y expresar esperanzas, el periodista rumano dijo:"Hazme un favor, cons¨ªgueme el libro de Pacepa".

Tras decirle que se lo mandar¨ªa desde Viena o Madrid, se?al¨®:"Es que nos corre mucha prisa, queremos empezar ma?ana con la publicaci¨®n". En Ruman¨ªa, la posesi¨®n de este libro hasta el 22 de diciembre era una acci¨®n meramente suicida. El redactor del hoy Adevarul hubiera desaparecido en una c¨¢rcel o en una c¨¢mara de tortura de la Securitate de haberse conocido sus contactos con la Prensa exterior y con corresponsales indeseables para el r¨¦gimen. En estos primeros d¨ªas de libertad es un hombre feliz. Por primera vez en muchos, muchos a?os vuelvo a sentirme periodista". El libro lo consigui¨® gracias a los buenos oficios de otro espa?ol en Bucarest.