Lecturas, para 'hooligans'
Los 'fanzines', las revistas de los 'fans', vendieron m¨¢s del mill¨®n de ejemplares en el Reino Unido
El fen¨®meno de los fanzines, peque?as revistas artesanales redactadas y fabricadas por los fans, ha alcanzado pleno ¨¦xito a partir de hechos tan desgraciados como el incendio del estadio de Bradford y la tragedia de Heysel. Es un nuevo fen¨®meno de comunicaci¨®n que empieza a interesar a los soci¨®logos, y los datos revelan que, s¨®lo la temporada pasada, se vendieron m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares de estas publicaciones. Ataques a la primera ministra, Margaret Thatcher; a directivos y due?os de clubes, y propuestas para textos de canciones pueblan sus p¨¢ginas.
Vilipendiados por todas partes, los supporters hacen oir su voz cada vez m¨¢s fuerte a trav¨¦s de una multitud de revistas ofanzines y de discos para defender su dignidad y defender los colores del "juego nacional", el m¨¢s popular de Gran Breta?a. Ante tanto rechazo general, los seguidores del Liverpool decidieron formar un grupo de presi¨®n, la Asociaci¨®n de Aficionados al F¨²tbol (FSA), para retomar la palabra, enturbiada por el holiganismo. Su portavoz son los fanzines, que han proliferado hasta el punto de que 200 t¨ªtulos diferentes aparecen regularmente.La mayor parte ensalzan la gloria de un equipo desde lo rec¨®nditd de las ligas regionales hasta los grandes de la primera divisi¨®n (Liverpool, Everton Manchester United, Arsenal o Tottenham).
Todos los grandes clubs han inspirado al menos uno. Sus nombres celebran una ciudad, un jugador, un estadio: "Un partido imperfecto" (Arsenal) "Fatiga y cansancio" (Birmingham), "Tarjeta reja" (Chelsea), "Cuando los cielos son 48 minutos" (Everton), "Justo otro mi¨¦rcoles" (Sheffield Wednesday), "Misi¨®n imposible" (Torquay United).
Cada d¨ªa hay m¨¢s nombres que glorificar, burlar o criticar el juego en general o sus rituales, como "When Saturday comes" ("Cuando llega el s¨¢bado"), nacido en 1986, influenciado por el precursor, "Foul" (1972-76), que se ha convertido en una instituci¨®n, con una tirada nacional de 17.000 ejemplares y en progresi¨®n constante.
Seg¨²n el centro de investigaci¨®n que dirige Norman Chester, del departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad de Leicester, m¨¢s de un n¨²ll¨®n de fanzines fueron vendidos en la temporada 1988/89, frecuentemente en las puertas de los estadios. Llenos de irreverencia, sus cabezas de turco son los dirigentes del f¨²tbol, los propietarios de los clubs, patrocinadores y accionistas, a quienes ad¨²san de sacrificar el confort y la seguridad en su provecho, la prensa sensacionalista, el Gobiemo de Margaret Thatcher y su ministro de deportes, Colin Moynihan, en particular.
Los fanzines se han convertido en la vanguardia de la campa?a contra el proyecto gubernamental de carn¨¦s de identidad para los aficionados, que ser¨¢n obligatorios la pr¨®xima temporada. En todas las columnas se denuncia este fichaje electr¨®nico "peligroso, in¨²til e inepto", seg¨²n ellos, para erradicar la violencia. "?Ser¨ªa justo sacar a relucir la reputaci¨®n de Adrian Moorhouse [campe¨®n ol¨ªmpico de nataci¨®n] porque unos asesinos portaran ba?adores antes que equipaciones de f¨²tbol?, preguntaba recientemete un fanzine.
Los fanzines tienen su equivalente sonoro: las antolog¨ªas de c¨¢nticos, himnos habituales en las gradas, a menudo basados en temas populares o instrumentos utilizados por los fans. Los coleccionistas desentierran los registros m¨¢s oscuros, los coros de jugadores o de supporters improvisados en el trastero de un pub o en charangas locales. Los nost¨¢lgicos cantan la edad de oro del f¨²tbol ingl¨¦s, a finales de los a?os 60, y los h¨¦roes -George Best, Cyril Knowles o Rodney Marsh- de una ¨¦poca idealista y no violenta. Les acompa?an los discos m¨¢s militantes, aquellos que reflejan el color de los tiempos, ara?an a los pol¨ªticos obsesionados por los hooligans y a los promotores inmobiliarios ¨¢vidos de demoler los estadios. Los fans crean y cristalizan as¨ª su propia cultura.
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