Inventor de s¨ª mismo
En una memorable mesa redonda (noviembre de 1976), organizada por la revista Camp de l'Arpa en la que intervinieron Barral, Mars¨¦, Beatriz de Moura y Jaime Gil de Biedma, ¨¦ste afirm¨® reiteradamente que la literatura y sobre todo la poes¨ªa es una f¨®rma de inventarse una identidad. Esa identidad inventada, pero s¨®lo a ratos, vertebra Las personas del verbo.Gil de Biedma nos muestra, a trav¨¦s de su obra, el itinerario vital de un sujeto po¨¦tico igual y distinto a s¨ª mismo. En Las afueras compartimos la ansiedad con que aflige la noche al adolescente; en Compa?eros de viaje le seguimos en sus andanzas juveniles comprometidas pol¨ªticamente y asistimos al paso del amor y de la edad que conducen a la madurez (Moralidades) y finalmente a la decrepitud, en Poemas p¨®stumos. El camino de la vida desde antes de Inmezzo hasta el final, incluso tras la desaparici¨®n del Jaime Gil "que mejor escrib¨ªa", aparece as¨ª, a trav¨¦s de los distintos poemas, recorrido por un sujeto po¨¦tico que se metamorf¨®sea a causa del tiempo y las circunstancias, en diversas personas aunque todas se resuman en un solo Dios verdadero que es su autor. De ah¨ª el t¨ªtulo Las personas del verbo, alusi¨®n desacralizadora y gramatical, por supuesto, que re¨²ne la obra casi completa y la vincula a esa b¨²squeda de horn¨®nimos y heter¨®nimos necesarios para el entendimiento de uno mismo, a la invenci¨®n de una identidad que no es otra cosa que tina b¨²squeda de imagen a trav¨¦s de la literatura.
"Yo soy el otro"
El tema, de larga tradici¨®n -Alonso Quijano se inventa a su personaje que resulta ser Don Quijote-, adquiere fuerza en la literatura finisecular. Alejandro Sawa, en la autobiograf¨ªa remitida a Alma Espa?ola aseguraba "yo soy el otro". Posiblemente se propon¨ªa imitar a Rimbaud -"Car je est autre"- quien a su vez imitaba a Nerval, cuya obra es la demostraci¨®n m¨¢s palpable de la necesidad de inventarse a s¨ª mismo como personaje literario. Tanto la frase de Rimbaud como la menci¨®n de Nerval aparecen entre los textos de Jaime Gil. La primera, en un art¨ªculo sobre Cernuda y la segunda, a trav¨¦s de un pr¨¦stamo -el verso "el pr¨ªncipe de Aquitania en su torre abolida" del soneto El desdichado-, da t¨ªtulo a un poema entre los Poemas p¨®stumos. Si nos asomamos de nuevo a la tradici¨®n hisp¨¢nica bastar¨¢ observar la preocupaci¨®n de Antonio Machado por los heter¨®nimos, de Juan de Mairena a Abel Mart¨ªn, gual que la de Fernando Pessoa. Quiz¨¢ porque la poes¨ªa es obra del alter ego. Algo de esto encontramos en Despu¨¦s de la muerte de Jaime Gil de Biedma, aunque en este poema queda claro que los dos se dedicaban a la literatura, el muerto lo hac¨ªa mejor porque hab¨ªa sido capaz de labrarse un estilo personal cimentado en el deseo de ensue?o y la iron¨ªa, esos dos elementos vitales que nos quedan de la obra de Jaime Gil.
Babelia
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