J¨®venes pr¨ªncipes
En mis ojos los tengo como j¨®venes pr¨ªncipes que llegaban desde el pa¨ªs de la cultura y las experiencias envidiables para leernos sus poemas en s¨®rdidas aulas de una, universidad s¨®rdida. Hace un mes me enter¨¦ de la muerte de Carlos Barral gracias a un ejemplar atrasado de EL PA?S que lleg¨® a mis manos en Santiago de los Caballeros, Rep¨²blica Dominicana, y ahora se cumple la muerte anunciada de Jaime Gil de Biedma. Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, Gabriel Ferrater, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, nos parecieron hace 30 a?os poetas reaovadores porque hab¨ªan perdido el yo rom¨¢ntico, el mesianismo po¨¦tico, pesimista u optimista, para proponernos un lenguaje donde cultura y experiencia alcanzaban la textura de la m¨²sica de la lucidez. Sin ellos ser¨ªa inexplicable el cambio po¨¦tico en Espa?a a lo largo de los a?os sesenta y a ellos hay que volver por encima de la ret¨®rica posnov¨ªsima para redescubrir con Jaime Gil de Biedma: "La mejor poes¨ªa / es el verbo hecho tango"."Lo que importa explicar es la vida, los rasgos de su filantropia, las noches de sus s¨¢bados. La manera que tiene, sobre todo en verano, de ser un para¨ªso, aunque de vez en cuando...". Al poner en prosa El juego de hacer versos de Jaime Gil de Biedma. presiento una po¨¦tica en que la voluntad de comunicar se hace desde la contradicci¨®n de saber que poesia es un vicio solitario y, desde luego, un juego. Pero hay juegos y juegos. El de esta promoci¨®n consisti¨® b¨¢sicamente en reconstruir la raz¨®n personal en a?os de usuras y penitencias de todo tipo, tratando de luchar con las palabras contra tanta prohibici¨®n de revelaciones, incluida la revelaci¨®n de uno mismo, y no desde la perspectiva metaf¨ªsica tan cara a la poes¨ªa espiritualista de todos los tiempos y todas nuestras posguerras. Cada uno de aquellos pr¨ªncipes tuvo su sentido ¨²ltimo y as¨ª puede decirse que Goytisolo es un intervencionista hist¨®rico, mientras Jaime Gil es un intervencionista moral, pero en uno y otro caso para explicarse a s¨ª mismos en relaci¨®n con todo lo que les hab¨ªa hecho tal como eran. Se autollamaron poetas de la experiencia porque no quisieron contaminarse del raciovitalismo de Ortega, pero de hecho fueron, son, poetas sobre su vida desde la raz¨®n.
Epitafio prematuro
"Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender m¨¢s tarde".
... cuando tras el paso del tiempo se descubre la verdad desagradable de que envejecer, morir "...es el ¨²nico argumento de la obra". Forzosamente poetas tan vinculados a la reconquista de su vida, ten¨ªan que madurar y a¨²n envejecer desde la melancol¨ªa del fracaso biol¨®gico. Jaime Gil lo hizo tan prematuramente que escribi¨® su epitafio hace m¨¢s de 20 a?os y ya consta en la historia de la poes¨ªa espa?ola como el mejor epitafio po¨¦tico de todos los tiempos.
En una declaraci¨®n de necrofilia de urgencia he de decir que considero su poes¨ªa la m¨¢s fundamental de la posguerra, porque ense?¨® al poeta posterior a situarse ante la materia po¨¦tica y a narrar seg¨²n el ritmo po¨¦tico de la nostalgia por lo que probablemente nunca hab¨ªa sido ni ser¨ªa como lo esper¨¢bamos. Despu¨¦s de Jaime Gil de Biedma, la ridiculez en poes¨ªa es mucho m¨¢s flagrante que antes. Su poes¨ªa narrativa ha influido tambi¨¦n en la novela espa?ola, especialmente en la barcelonesa y muy significativamente en el Juan Mars¨¦ definitivo a partir de ?ltimas tardes con Teresa. Excelente lector Jaime Gil fue por lo tanto un espl¨¦ndido cr¨ªtico imprevisible, adjetivo mayor que se le puede aplicar a un cr¨ªtico y propuso una apropiaci¨®n del patrimonio po¨¦tico anterior desde esa nueva posici¨®n de art¨ªfice que no perdona la malversaci¨®n de fondos de palabras.
Recuerdo una fotograf¨ªa hist¨®rica que circul¨® por Europa en los a?os de nuestra reconstrucci¨®n de la raz¨®n. Jaime Gil, Carios Barral, Jos¨¦ Agust¨ªn, Castellet, bien equilibrados los voi¨²menes, las luces, las estaturas, en el ¨¢mbito de la antigua editorial Seix Barral.
Me parec¨ªan entonces tan necesarios, inaccesibles, poderosos, que asisto a la muerte de dos ellos como si se me muriera una parte de mi mejor memoria.
Babelia
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