Narcotr¨¢fico y terrorismo, el laberinto andino
En 10 a?os la violencia pol¨ªtica caus¨® 18.000 muertos en Per¨² y p¨¦rdidas equivalentes a su deuda externa
En Per¨² estos d¨ªas el prefijo narco se aplica a un extenso n¨²mero de palabras y actividades de la vida cotidiana. Narcotr¨¢fico, narcoterrorismo, narcoeconom¨ªa, narcod¨®lar, narcoadicci¨®n, narcocapitalismo, narcopoder, narcodependencia ... son t¨¦rminos que expresan con precisi¨®n la realidad peruana, sumida en el dram¨¢tico laberinto del narcotr¨¢fico y el terrorismo, demonios agregados a los indicadores econ¨®micos de la miseria, la recesi¨®n y la hiperinflaci¨®n. En la d¨¦cadade los ochenta la violencia pol¨ªtica dej¨® en el pa¨ªs andino un saldo de 18.000 muertos, con unos da?os materiales provocados por el terrorismo estimados en 17.000 millones de d¨®lares, una cifra similar a la deuda externa peruana.
En la d¨¦cada que comienza, lo narco amenaza con incrustarse en todos los resquicios de la vida social, econ¨®mica y pol¨ªtica de Per¨². Y la voces de alerta suenan con preocupaci¨®n desde todos los sectores nacionales, que ad vierten que todav¨ªa se est¨¢ a tiempo de evitar que la cocalizaci¨®n alcance los niveles extremos de Colombia o acabe en la implantaci¨®n de la violenta ley de los metales (plata o plomo). Per¨² es el mayor productor del mundo de hoja de coca, materia prima que, una vez manipulada qu¨ªmicamente, los expertos colombianos transforman en coca¨ªna. En el f¨¦rtil y extenso valle andino del Alto Huallaga y en los cauces de los r¨ªos Mara?¨®n, Apurimac y Urubamba, 300.000 familias cultivan cerca de 200.000 hect¨¢reas del arbusto que produce el 7070 de la coca¨ªna que acaba en los mercados internacionales. Estados Unidos consume un 7% de esa coca¨ªna andina, mientras a Europa llega el 30% restante.
De la gigantesca cifra que acaba moviendo el negocio del narcotr¨¢fico (100.000 millones de d¨®lares seg¨²n algunas estimaciones; 500.000 millones de d¨®lares seg¨²n otras fuentes; el doble de lo que gastan en gasolina los conductores estadounidenses, seg¨²n otras versiones), la modesta econom¨ªa peruana apenas recibe unos 1.000 millones de d¨®lares, una cifra que representa el 25% del total de las divisas del pa¨ªs, por encima de las exportaciones de productos tradicionales como el cobre, el plomo, la plata, el zinc o el petr¨®leo.
Como ha dicho el presidente Alan Garc¨ªa, la producci¨®n masiva de la coca y su procesamiento y exportaci¨®n como clorhidrato de coca¨ªna se ha convertido en "la ¨²nica transnacional exitosa de Am¨¦rica Latina".
En los ¨²ltimos a?os el narcotr¨¢fico peruano aparece ligado con el fen¨®meno de la violencia pol¨ªtica en una alianza estrat¨¦gica en la que los terroristas del grupo mao¨ªsta Sendero Luminoso acabaron expulsando, a base de dinamita y asesinatos, a las autoridades civiles y policiales de extensas zonas rurales. Una vez establecidos en amplias zonas cocaleras, los senderistas, a cambio de la protecci¨®n y el permiso que ofrecieron a los narcotraficantes, empezaron a recibir un impuesto revolucionario, en forma de armas y dinero, con el que financian sus sangrientas campa?as y con el que ayudan a sus presos y organizaciones de apoyo.
Seg¨²n una contabilizaci¨®n hecha por una comisi¨®n del Senado peruano, en los 10 primeros meses del pasado a?o se registraron 1.695 atentados terroristas, de ellos 1.269 atribuidos a Sendero Luminoso, y de ¨¦stos, 995 en la sierra peruana y 454 en Lima. En el mismo per¨ªodo, los muertos por la violencia pol¨ªtica fueron 2.638.
El caldo de cultivo para la introducci¨®n de Sendero Luminoso entre los campesinos cocaleros germ¨ªria en una regi¨®n como la de Ayacucho, que apenas recibe un 1% del presupuesto nacional, que tiene un 60% de analfabetismo, donde uno de cada cinco ni?os muere antes de cumplir los cinco a?os y donde la esperanza de vida es de apenas 45 a?os. Una regi¨®n que viv¨ªa en el olvido del centralismo de Lima, con una poblaci¨®n campesina despose¨ªda que ha sufrido "el abuso permanente de las autoridades, la extorsi¨®n, el temor, el miedo y la corrupci¨®n de la polic¨ªa", como se?ala el sindicalista Justo Silva, que promueve el Frente de Defensa de la Erradicaci¨®n de la Coca, en el Alto Huallaga.
Silva recuerda que Sendero Luminoso comenz¨® como un Robin Hood, pero despu¨¦s "acab¨® sojuzgando a la poblaci¨®n". "En ese momento tambi¨¦n se dio un caso especial", a?ade, un paralelismo entre la polic¨ªa y Sendero. Era m¨¢s f¨¢cil quejarse a Sendero, que hac¨ªa justicia, que ir a la polic¨ªa, que nunca la iba a aplicar".
Del Huallaga a Miami
Plantar coca proporciona a los campesinos unos ingresos m¨ªnimos de 200 d¨®lares semanales, cifra que contrasta con la media de 70 d¨®lares mensuales de los salarios peruanos. El kilo de hoja de coca vale tres d¨®lares. Una hect¨¢rea produce alrededor de 1.000 kilos de hojas, y en condiciones normales pueden obtenerse cuatro o cinco cosechas anuales de un arbusto que tiene una vida ¨²til de 30 a?os. El kilo de pasta de coca, alaborado a base pisar hojas mezcladas por producto.s qu¨ªmicos, se cotiza a 1.000 d¨®lares.Transportada por avionetas a laboratorios colombianos, la pasta b¨¢sica de coca peruana se transforma en coca¨ªna, a 10.000 d¨®lares el. kilo. Y aqu¨ª comienza el siguiente nivel del narcotr¨¢fico. El kilo de coca¨ªna colombiana introducida en Miami puede llegar a 100.000 d¨®lares. Mezclada, como acaba en el mercado al por menor callejero de Nueva York, de Madrid o de Londres, en dosis de gramo o en forma de crack, el kilo de coca¨ªna pura se multiplica hasta alcanzar cifras siderales dif¨ªciles de evaluar.
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