26 horas con la m¨²sica de un precursor
El compositor franc¨¦s Erik Satie, recordado en Madrid
M¨²sica, cine y literatura se han unido durante 26 horas en el C¨ªrculo de Bellas Artes, en Madrid, para recordar la figura del compositor franc¨¦s Erik Satie. El ¨¦xito de la convocatoria ha demostrado la vigencia de la m¨²sica del autor de las Gnossinnes y las Gymnopedies, buscador de nuevas sonoridades, reivindicado por contempor¨¢neos como John Cage y verdadero precursor de muchas de las tendencias que se dan en la m¨²sica actual.
Pues s¨ª, fue posible. La original propuesta del C¨ªrculo de Bellas Artes de realizar una sesi¨®n continuada de m¨¢s de 24 horas en torno al compositor franc¨¦s Erik Satie (1866-1925) ha sido no s¨®lo un acierto, sino que adem¨¢s ha constituido un ¨¦xito absoluto que ha sorprendido a los propios organizadores.Todo comenz¨® a las siete de la tarde del s¨¢bado pasado, con la presentaci¨®n de una interesante biograf¨ªa de Erik Satie escrita por la profesora de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea Virginia Careaga y editada por el C¨ªrculo de Bellas Artes en su colecci¨®n M¨²sicos de Nuestro Siglo. Tambi¨¦n se aprovech¨® para hacer una menci¨®n de la primera traducci¨®n al espa?ol de las Memorias de un amn¨¦sico y otros escritos del propio Erik Satie. Introdujeron el acto los m¨²sicos Llorenc Barber y Jos¨¦ Luis Temes.
A las 19.38 comenz¨® la ejecuci¨®n de Vexations, en que un motivo musical expuesto por duplicado y dos armonizaciones del mismo se repiten 840 veces seguidas. Un monitor de televisi¨®n llevaba el control. Los pianistas Llorenc Barber, Elvira L¨®pez Dalama, Menchu Mendiz¨¢bal, Clara Romero, Ana Mar¨ªa Vega, Agust¨ªn ?lvarez, Adela Gonz¨¢lez Campa ?ngel Mu?oz Alonso y Ruth Prieto se fueron alternando durante 18 horas y 32 minutos para completar tan singular obra musical, que exige una predisposici¨®n especial en la receptividad sonora.
Puto ¨¢lgido
El punto ¨¢lgido de asistencia se produjo alrededro de las dos de la madrugada, donde la Sala de Columnas era insuficiente para albergar, incluso de pie por los pasillos de circunvalaci¨®n, al numeroso p¨²blico congregado. Paralelamente, se estaba celebrando en otra sala del C¨ªrculo un ciclo de pel¨ªculas de Ren¨¦ Clair, Jean Cocteau, Luis Bu?uel y otros personajes afines y contempor¨¢neos de Satie, y con anterioridad (a partir de las 23.15) se hab¨ªa mantenido una velada po¨¦tica con obras de Max Jacobs, Apollinaire, Picabia, Cendrars y Reverdy.Ya en la tarde del domingo, tuvo lugar un recital de piano con las obras m¨¢s conocidas y convencionales del compositor, a cargo del joven especialista Jean Marie Cottet (1959), tambi¨¦n con la Sala de Columnas abarrotada. Desde las encantadoras Gnossiennes a las sencillas Gymnopedies, desde los ir¨®nicos Embryons dess¨¦ch¨¦s a la simp¨¢tica Piccadilly, todo el mundo existencial y enigm¨¢tico, humor¨ªstico y vanguardista, popular y rompedor del autor de S¨®crates, fue expuesto con nitidez y adecuaci¨®n por parte del pianista franc¨¦s.
En conjunto, ha sido una excelente ocasi¨®n para reflexionar sobre el pensamiento de un m¨²sico distinto, reivindicado con entusiasmo por algunos creadores actuales como John Cage.
En las vanguardias
Erik Satie, que tom¨® parte activa en las vanguardias del primer cuarto de siglo al lado de pintores como Picasso o Picabia, con los que trabaj¨® en los ballets Parade, Mercure y Relache, fue pianista de caf¨¦s-concierto durante una ¨¦poca de su vida (de ah¨ª el acento de music-hall franc¨¦s de algunas piezas y canciones como La diva de L'Empire).En sus 59 a?os de existencia, busc¨® siempre con sencillez sonoridades nuevas -incluso para "amueblar casas"-, a las que dot¨® de un embrujo y un encanto realmente misteriosos. Fue un precursor.
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