Humberto Romero sustituye a L¨²der como titular de Defensa argentino

El presidente argentino, Carlos Menem, design¨® al diputado peronista Humberto Romero para el cargo de ministro de Defensa, tras la renuncia de ?talo Argentino L¨²der. Romero, que durante cinco semanas hab¨ªa sido secretario de Defensa con L¨²der, estaba considerado como un pol¨ªtico comprensivo con las posiciones del sector llamado carapintada del Ej¨¦rcito, aunque recientemente parec¨ªa haber establecido buenas relaciones con la c¨²pula militar.

No tard¨® Menem en buscar sustituto a L¨²der. Tan s¨®lo pasaron unas 10 horas tras aceptar la dimisi¨®n del veterano pol¨ªtico, que qued¨® desautorizado y vio c¨®mo Menem anulaba su sanci¨®n de apercibimiento al jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito (JEME), general Isidro C¨¢ceres. Todo parece indicar que L¨²der trat¨® de desquitarse de las humillaciones sufridas al ser ignorado por sus subordinados militares, que se entend¨ªan directamente con el presidente sin contar con ¨¦l.L¨²der no se limit¨® a dimitir y, antes de hacerlo, impuso una sanci¨®n a C¨¢ceres. Cuando se present¨® el mi¨¦rcoles en la Casa Rosada, llevaba en un escrito la notificaci¨®n de la sanci¨®n y la carta de dimisi¨®n indeclinable, por si el presidente no confirmaba el apercibimiento disciplinario.

L¨²der oblig¨® as¨ª a Menem a optar entre ¨¦l y C¨¢ceres. Su cese parece fortalecer la posici¨®n de C¨¢ceres y los militares. El Gobierno pierde a una de las figuras del peronismo m¨¢s consideradas por los sectores medios, pero que no contaba con simpat¨ªas en el entorno menemista.

Para sustituir a L¨²der, Menem opt¨® por Romero, que hab¨ªa sido secretario de Estado de Defensa en las primeras cinco semanas de Gobierno. La incompatibilidad entre L¨²der y Romero era evidente. El conflicto estall¨® hace cinco semanas. Entonces la cuerda se rompi¨® por el lado de Romero y Menem opt¨® por apoyar al ministro contra el secretario.

Ahora Romero vuelve al Ministerio de Defensa como n¨²mero uno y tendr¨¢ que demostrar su capacidad para sellar la ruptura todav¨ªa vigente entre el mando tradicional y los sectores conocidos como nacionales y, m¨¢s concretamente, los carapintadas. En los ¨²ltimos cinco meses, parece que Romero ha sabido ganarse la confianza de C¨¢ceres y el mando militar y ha logrado borrar un poco su imagen de simpatizante de los carapintadas.