Miedo en TVE
LA PEL?CULA Shoah es un monumento en recuerdo a los muertos en los campos de concentraci¨®n nazis: un testimonio. Su condici¨®n monumental ha dificultado sus proyecciones normales, por la largu¨ªsima, duraci¨®n (nueve horas), que algunos cines del mundo han resuelto d¨¢ndola en dos o tres partes en d¨ªas sucesivos. Las televisiones de otros pa¨ªses han optado por emitirla en episodios a lo largo de una semana. Ninguna ha tomado una decisi¨®n tan absurda como RTVE, que la ha programado en cuatro jornadas, una por semana, a la una de la madrugada. Se ha deshecho de ella sin que tuviera ninguna trascendencia. Claude Lanzmann, su autor, acusa ahora a Televisi¨®n Espa?ola de "censura vergonzosa de s¨ª misma" y de dar su pel¨ªcula "clandestinamente". No son cr¨ªticas que se ajusten a la mentalidad de nuestra televisi¨®n en el tema hist¨®rico del nazismo y sus v¨ªctimas. Todo induce a pensar en un caso m¨¢s de incuria y de t¨®picos cobardes. Uno de los t¨®picos es creer que lo demasiado desagradable debe hurtarse a la vista, sea lo que sea y sin contar con la importancia de un testimonio. Pero repugna la crueldad y la muerte cuando son reales: en la ficci¨®n, todo sadismo parece bueno.Otro de los t¨®picos es el del olvido. No pertenece s¨®lo a Televisi¨®n Espa?ola, sino a esa mentalidad del poder que cree que el pasado -ciertas zonas del pasado- puede ser molesto para algunos de sus enemigos, a los que trata de neutralizar con esta buena educaci¨®n de no recordar la soga en casa del ahorcado, pero mucho menos en la del verdugo. En estas circunstancias, ?por qu¨¦ se decidi¨® comprar esta pel¨ªcula para Televisi¨®n Espa?ola? Porque estar¨ªa mal visto no hacerlo. Los jud¨ªos no podr¨ªan comprender que Espa?a se resistiese a su emisi¨®n: fue ¨¦sta la ¨²ltima televisi¨®n europea en comprarla, y, despu¨¦s de comprada, decidi¨® escamotearla, sobre todo por tonter¨ªa. Una reparaci¨®n normal para los espectadores, que son los que importan, ser¨ªa la de volver a programar esta pel¨ªcula en condiciones favorables, rompiendo la rejilla, m¨¢s o menos como lo hacen cuando hay alg¨²n partido de f¨²tbol o algunos acontecimientos a los que los directivos creen que tienen que doblegarse por otros imperativos. Si a partir de ella se abre una pol¨¦mica, tanto mejor para la historia.
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