El SIDA y los famosos
Cuando un famoso muere a causa del SIDA o cuando se sospecha que padece esta enfermedad, muchos medios de comunicaci¨®n se movilizan entusiasmados a la caza y captura de estas personas gui¨¢ndose por el criterio de que todo lo que se puede vender es l¨ªcito. Y si el afectado tiene el atrevimiento de opinar que su vida privada es cosa de ¨¦l y de nadie m¨¢s, surge la acusaci¨®n de que no colabora con la sociedad, que su testimonio humano es ¨²til para concienciar.El movimiento ciudadano anti-SIDA quiere manifestar que la sociedad no asumir¨¢ la problem¨¢tica del SIDA gracias a noticias sensacionalistas, medias verdades y todo el morbo posible. Que la sociedad tendr¨¢ dificultades de entender y asumir el tema si los medios de comunicaci¨®n se empe?an en presentar a enfermos de SIDA que re¨²nan s¨®lo los requisitos de lo pat¨¦tico y terrible. No falta ya el medio de comunicaci¨®n que nos pide un enfermo (como si fueran objetos) pero que adem¨¢s parezca enfermo. Y cuando les decimos que estas personas sufren rechazo y marginaci¨®n, problemas familiares, con el vecindario, laborales, etc¨¦tera, insisten con el argumento de que hay que dar la cara. Se sienten autorizados a pedir que una persona vulnerable debido a prejuicios implacables se convierta en m¨¢rtir.
De all¨ª que el grupo de autoapoyo de portadores del VIH y enfermos de SIDA de Madrid se llame Ciempi¨¦s. Dadas las circunstancias, s¨®lo se pueden mostrar los pies. Hay que aprender a convivir con el SIDA, a informarse y ser solidario, y para ello no es necesario publicar fotograf¨ªas de enfermos terminales o saber que unfamoso se pincha o es homosexual. Esta clase de informaci¨®n fortalece la creencia de que el SIDA tiene que ver con determinados h¨¢bitos o deseos y contribuye a que el conjunto de la poblaci¨®n desprecie las inedidas de prevenci¨®n y que viva el asunto como que es cosa de otros-
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