'Rodillo' a la italiana
EL PRIMER ministro italiano, Giulio Andreotti, esa combinaci¨®n entre papa renacentista y Maquiavelo, y su socio en la coalici¨®n gubernamental, el socialista Bettino Craxi, han impuesto su ley en Palermo. La pol¨ªtica del rodillo ha funcionado para aplastar de ra¨ªz una experiencia que buscaba nuevos caminos e ideas en la batalla contra la Mafia, ese monstruo de cien cabezas enquistado en las instituciones sicilianas.En 1985, democristianos de izquierda, comunistas, socialdem¨®cratas, cat¨®licos progresistas y ecologistas hab¨ªan logrado para el Ayuntamiento de Palermo una f¨®rmula de gobierno orientada a limpiarlo de especulaciones y esc¨¢ndalos. El denominador com¨²n de esta iniciativa era acabar con el miedo a la Mafia, ese estado dentro del Estado contra el que se hab¨ªan estrellado todas las iniciativas anteriores. Pero esa at¨ªpica coalici¨®n que conduc¨ªa el alcalde Leoluca Orlando, del ala izquierda democristiana liderada por Ciriaco de Mita, hab¨ªa nacido con el defecto de no ser fiel espejo de lo que a escala nacional funcionaba bajo la direcci¨®n del poder central de democristianos y socialistas: el pentapartido, que agrupa a democristianos, socialistas, socialdem¨®cratas, republicanos y liberales. Andreotti y Craxi estaban de acuerdo en que aquello que no reprodujera ese esquema de poder y que se escapase a su control no deber¨ªa continuar. De ah¨ª que Palermo tuviera que ser normalizado antes de que las elecciones, previstas para dentro de tres meses, acreditasen el triunfo de la f¨®rmula.
Adem¨¢s, en el Gobierno de Palermo no estaba el partido socialista de Craxi, que nunca se ha destacado en Sicilia por estar en primera l¨ªnea de la lucha contra la Mafia (lo que seguramente ha influido en que tampoco haya ocupado un lugar destacado en el punto de mira de las escopetas recortadas -las luparas- de los delincuentes). Mientras que quien s¨ª estaba en el Ayuntamiento era el partido comunista, algo impensable para la estrategia de Craxi en su larga marcha hacia la conquista del poder, su principal y casi ¨²nico objetivo desde hace una d¨¦cada. Una componente fundamental de esa estrategia es el redimensionamiento de la izquierda, es decir, reba?ar voto a voto el potencial electoral del partido comunista, segunda formaci¨®n pol¨ªtica de Italia.
No falta quien piensa que la normalizaci¨®n de Palermo puede formar parte de esa estrategia en la que, al mismo tiempo que se hace un favor a Andreotti -dinamitando el ala izquierda democristiana que dirige Ciriaco de Mita, ex jefe del Gobierno y ex presidente de la DC-, le divide en dos al partido, pone en crisis al Gobierno de coalici¨®n de Roma y provoca unas elecciones anticipadas antes de que el l¨ªder comunista, Achille Occhetto, termine de reformar su partido. Es decir, coloc¨¢ndole en una situaci¨®n de divisi¨®n que le haga perder votos.
Pero esa f¨®rmula de conquista del poder -o de permanecer en ¨¦l; fue Andreotti quien forj¨® el teorema seg¨²n el cual "el poder desgasta, especialmente a quien no lo tiene"- acarrea una primera consecuencia: el triunfador real en la crisis de Palermo puede ser la Mafia antes que Andreotti o Craxi.
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