La caridad del presidente
LUIS G?MEZ Ram¨®n Mendoza cree practicar la caridad diaria con la secci¨®n de baloncesto del Real Madrid.
Sus jugadores recuerdan a¨²n c¨®mo el club organiz¨® un esc¨¢ndalo porque un Estudiantes-Real Madrid se jugaba a las 18.15 de un domingo y no unas cuantas horas antes o unas cuantas horas despu¨¦s. El problema estribaba en que, dado que se trataba del primer partido de Liga homenaje al fallecido Fernando Mart¨ªn -jugaban los dos clubes en los que milit¨®-, los directivos ten¨ªan un problema de conciencia: a las 17.00 horas empezaba el Madrid-Valladolid de f¨²tbol en el Bernab¨¦u. Cuando se guard¨® el minuto de silencio (Mart¨ªn hab¨ªa fallecido hac¨ªa una semana), s¨®lo hab¨ªa un directivo en el palco.
An¨¦cdotas como ¨¦sta revelan el desinter¨¦s que un presidente y una junta han mostrado por la otra secci¨®n del club. Cada lunes, en las juntas, s¨®lo se habla mal de los periodistas, del Barcelona y, por supuesto, de la secci¨®n de baloncesto. Y, en las asambleas, el baloncesto ha sido siempre la excusa para llevar a otro terreno a algunos cr¨ªticos: "Sin el baloncesto, el f¨²tbol ganar¨ªa m¨¢s dinero", "es una aberraci¨®n que Fernando Mart¨ªn gane m¨¢s que Michel", "quiz¨¢s haya que pensar en cerrar esta secci¨®n"... Y la junta asent¨ªa. Socios y directivos llegaban siempre a un acuerdo en este tema, como si no hubiera culpables. Cuantos directivos intentaron dedicarse al baloncesto -tres, que se sepa- fueron desplazados o dimitieron y no qued¨® nadie. El ¨²ltimo autodenominado delegado de la secci¨®n es, curiosamente, Mendoza.
A fuerza de demagogia y verdades a medias, ha terminado por cristalizar la impresi¨®n de que el baloncesto es un inevitable desastre en el Madrid. Nadie ha reparado en que hay patrocinadores que estaban dispuestos a pagar tanto por el baloncesto como hace un a?o se pagaba por el f¨²tbol y el baloncesto juntos. De saberse, quiz¨¢s alguien interrogar¨ªa a la gerencia sobre la causa por la que se gestion¨® tan a la baja la camiseta del f¨²tbol, por ejemplo. Pero preguntas as¨ª no interesan. Tampoco interesa divulgar que el baloncesto en el Madrid no desempe?a otro papel que el de v¨ªctima inocente de un club cuya estructura gerencial es obsoleta. La diferencia estriba en que con el f¨²tbol el club no hace m¨¢s que gestionar el ¨¦xito.
Tanto desinter¨¦s, tanto p¨²blico desprecio, ten¨ªan que desembocar en alg¨²n hecho m¨¢s l¨®gico: el presidente, convertido en delegado, anuncia reestructurar una estructura que no existe y aprovecha la circunstancia para negar el permiso a un fichaje de un jugador extranjero el a?o en que se hab¨ªa gastado menos dinero en este cap¨ªtulo dentro del ¨²ltimo lustro. Ya nadie se acuerda de que a este equipo se le muri¨® su l¨ªder, que se fich¨® a dos americanos discretos y baratos cuando viv¨ªa y el Madrid acostumbraba a ganar. La cuesti¨®n es que Mendoza ha decidido que el baloncesto no merece m¨¢s su caridad.
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