Autores espa?oles y alemanes cuentan su relaci¨®n con Berl¨ªn
A Cristina Fern¨¢ndez Cubas le intrig¨® durante mucho tiempo la raz¨®n por la cual no pod¨ªa dormir en Berl¨ªn, algo que no s¨®lo le suced¨ªa a ella, y por qu¨¦ en Berl¨ªn se pierden las llaves m¨¢s f¨¢cilmente, hasta el punto de que un amigo suyo tiene un cartel sobre su puerta: "?Llaves!" La escritora expuso su perplejidad en un coloquio el martes por la noche en el Instituto Alem¨¢n de Madrid, en el que escritores alemanes y espa?oles hablaron sobre Literatura y entorno: el ejemplo de Berl¨ªn. Sten Nadolny, autor de El descubrimienio de la lentitud, viaj¨® a Berl¨ªn desde Baviera porque se consideraba a s¨ª mismo, un comunista te¨®rico, pero pronto hubo de resignarse a la evidencia de que era un b¨¢varo provinciano. Taxista durante cuatro a?os, a NadoIny le gust¨® siempre esa suave decadencia que se puede apreciar en ciertos edificios del Berl¨ªn hoy reunificado, y durante mucho tiempo vio ¨¦ste como una necesidad coherente de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, a la que se le marchaban los ciudadanos.
Julio Llamazares mantuvo ciertos contactos con una editorial de Berl¨ªn Este interesada en traducirle, pero el proyecto naufrag¨® pues su traductor se fug¨® a Oeste. Para Llamazares, el Berl¨ªn dividido era una met¨¢fora con los requisitos de la mejor literatura: La irracionalidad del mundo el muro; el dolor de la memoria los mont¨ªculos creados por los escombros de la guerra; el t¨²nel del tiempo, el metro que atraviesa zonas que no han sido tocadas desde la guerra; y el v¨¦rtigo del abismo, en un lugar conectado directamente con la irracionalidad
Una poblaci¨®n, un espejo
Para Irina Liebman, residente en Berl¨ªn Este, Berl¨ªn no es s¨®lo un lugar sino tambi¨¦n una poblaci¨®n, que ha desarrollado toda una serie de estrategias para sobrevivir. Rosa Montero expuso su impresi¨®n de que los dos Berlines se miran, o se miraban, como en un espejo. Evoc¨® la imagen de Berl¨ªn Este como la de los sue?os hist¨®ricos "o la de las pesadillas", y record¨® la met¨¢fora seg¨²n la cual Berl¨ªn. Oeste es como una ciudad sitiada en la que los sitiadores quieren entrar a toda costa. "Todo el mundo quiere la reunificaci¨®n pero tienen miedo de que les echen en cara una nueva ruptura europea".Para F. C. Delius no puede hablarse de reunificaci¨®n, porque las partes a unir no volver¨ªan a constituir algo ya conocido, sino en todo caso distinto..Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu expuso la teor¨ªa de que la literatura alemana es desde hace treinta a?os la m¨¢s poderosa de Europa, quiz¨¢ por sus ra¨ªces tr¨¢gicas, y sugiri¨® que Berl¨ªn sigue teniendo la capacidad de provocar un "espacio dram¨¢tico" de gran potencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.