Un mar de amor

Los t¨ªtulos son muy importantes, m¨¢s de lo que parece, y la espantosa man¨ªa de cambiarlos sin motivo aparente para su exhibici¨®n espa?ola se ha renovado una vez m¨¢s con la sustituci¨®n de Sea of love (que podr¨ªamos traducir por Un mar de amor) por Melod¨ªa de seducci¨®n, una denominaci¨®n inexpresiva y que poco tiene que decir frente a la riqueza del nombre original, tomado de una vieja canci¨®n americana. Ojal¨¢ los espectadores se den cuenta de que tras ese t¨ªtulo anodino se esconde una de las pel¨ªculas m¨¢s interesantes y atractivas de la temporada. La historia nos es familiar, y sus materiales son, si cabe, m¨¢s identificables y reconocibles a¨²n: un amor pasional que cambia la vida del protagonista y una serie de asesinatos cuya investigaci¨®n se mezcla indefectiblemente con las sospechas sobre la mujer que le ha hecho revivir.Lo que a?ade cierto sabor distinto del habitual a este filme es desde luego la participaci¨®n de Al Pacino y la especial relaci¨®n marcada por el deseo y la sensualidad que mantiene en la pantalla con Ellen Barkin, una actriz que, sin ser un modelo de hermosura es una persona incre¨ªblemente atractiva, capaz de a?adir un toque especial a unas escenas que sin ella probablemente no tendr¨ªan la misma garra. Richard Price, autor del gui¨®n de aquella interesante producci¨®n de Martin Scorsese, El color del dinero, ha escrito ahora Sea of love, poniendo el acento sabiamente en la angustia del protagonista, un polic¨ªa que duda entre el amor y el deber. Harold Becker, el director -al que se recuerda sobre todo por dos t¨ªtulos muy interesantes, Campo de cebollas y M¨¢s all¨¢ del honor-, ha sabido comprender la hondura del drama y recoger la tensi¨®n y la fuerza oculta de Al Pacino, especialmente sin olvidar a Ellen Barkin, en un ritmo preciso y sugerente, al que quiz¨¢ le sobre un final pol¨¦mico que se presta a muchos comentarios. Sea of love debe ser vista por todo cin¨¦filo que se precie y, de forma obligada, en la versi¨®n original, por supuesto. Es sobre todo una pel¨ªcula de actores -por encima de la narraci¨®n-, y, si logra convencer al espectador, es por el magnetismo de estos magn¨ªficos int¨¦rpretes que hacen cre¨ªble una acci¨®n arisca y amarga, situada en el lado oscuro de la existencia.