Un toro para hamburguesa
Al cuarto toro le machac¨® el picador como si fuera un ajo. Le met¨ªa puya por los lomos, puya metisaca -ahora la meto, ahora la saco-, rasgando cuero, pulverizando carne, abriendo simas hasta la b¨®vida entra?a, de donde manaba sangr¨ªa con la fuerza de un pozo artesiano. Lo dej¨® listo para hamburguesa. Ten¨ªa el picador vara rematada en puya para clavar y la clavaba, pero si llega a tener vara roma, igual hubiera machacado al toro, como un ajo, pues val¨ªa la intenci¨®n y la intenci¨®n era sa?uda.No es muy seguro que la intenci¨®n -sa?uda- del picador le saliera del alma. A lo mejor actuaba de oficio. As¨ª se rumoreaba en la plaza al percatarse la afici¨®n de que el jefe del picador, Pascual Mezquita, merodeaba por el redondel silbando El sitio de Zaragoza. La afici¨®n no pod¨ªa creer que los puyazos metisaca del picador, menos a¨²n el griter¨ªo del p¨²blico, le pasaran a Pascual Mezquita inadvertidos. Cundi¨® la sospecha de que se estaba marcando una de disimulo. De manera que estall¨® la indignaci¨®n y se desat¨® la demagogia. "?Ser¨¢ posible", preguntaba en voz alta un atribulado espectador, "que los panaderos no duerman por las noches para que coman pan ese picador y ese torero?".
Fabr¨¦s / Mezquita, Manrique, Carmelo
Toros de S¨¢nchez Fabr¨¦s, tres chicos y tres grandes, en general encastados. Pascual Mezquita. media trasera perdiendo la muleta, rueda de peones y tres descabellos (silencio); estocada (pitos). Jorge Manrique: estocada tendida y descabello (oreja); estocada baja (oreja). Carmelo: pinchazo, metisaca en el costillar, cuatro pinchazos perdiendo la muleta, descabello y bajonazo; la presidencia le perdon¨® un aviso (silencio); pinchazo en el costillar y media (silencio). Plaza de Valdemorillo, 5 de febrero. Segunda corrida de feria.
La pregunta ten¨ªa su miga. La pregunta constitu¨ªa toda una propuesta teol¨®gica que dej¨® pensativo al p¨²blico de alrededor. El p¨²blico de alrededor ya no volvi¨® a levantar cabeza en toda la tarde, sumido en la cuesti¨®n. Hay que ver cu¨¢nto piensan los aficionados. Por eso son peligrosos.
Ondeante banderola
Los aficionados est¨¢n de vuelta de todo y no les ponen a los naturales el preceptivo nihil obstat, simplemente porque un torero los d¨¦, dicho sea a t¨ªtulo de ejemplo. Sin ir m¨¢s lejos, ayer Pascual Mezquita daba naturales y los aficionados le dec¨ªan que si a eso le llamaba naturales, ellos eran la reina de Saba. Ocurri¨® que Pascual Mezquita citaba al natural, ven¨ªa el toro, tropezaba la muletaza puesta all¨ª sonsa y la metamorfoseaba en ondeante banderola. Lo mismo con el toro convertido en hamburguesa que con el chico, encastado y noble que se corri¨® en primer lugar, tore¨® as¨ª de mustio Pascual Mezquita.Pascual Mezquita fue ayer un desastrado lidiador y quiz¨¢ se debiera al desentrenamiento. En febrero, lo m¨¢s natural es que un diestro est¨¦ desentrenado. Le pudo ocurrir otro tanto a Carmelo, que no dio una. Carmelo no aguantaba la codiciosa embestida de sus toros, ni consegu¨ªa embarcarlos, y los mataba a disgustos. En cambio Jorge Manrique tore¨® tan placeado y animoso como si estuvi¨¦ramos en agosto, lig¨® entonadas tandas de redondos y naturales, sufri¨® un pitonazo -quiz¨¢ fuera un banderillazo- al aguantar pundonorosamente un par¨®n y estoque¨® con la zurda, su mano h¨¢bil. Cort¨® sendas orejas y luego le sacaron a hombros por la puerta grande, que en el coso valdemorillense es la ¨²nica. Nadie lo dijo, mas el general contento evidenciaba que si los panaderos trasnochan para que Jorge Manrique coma pan, al p¨²blico le parec¨ªa perfecto. Se lo mereci¨® Jorge Manrique, pues tore¨® quieto, mat¨® seguro y no convirti¨® a sus toros en hamburguesas, ni nada por el estilo.
Babelia
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