Comentario sobre Cuba
Su editorial del pasado d¨ªa 27 me lleva a enviarle este comentario. Ahora que se afirma que ha llegado la hora de que se produzcan en Cuba id¨¦nticos fen¨®menos a los de la Europa del Este y de que Castro se retire, conviene informar a los lectores, en base a mi conocimiento de la isla, acerca de las diferencias existentes entre Cuba y los otros Estados comunistas donde se ha destrozado el r¨¦gimen. Digamos, en principio, que no creo en la ca¨ªda inminente de Castro, siguiendo las l¨ªneas de Ceaucescu o de las sublevaciones de los cat¨®licos en Polonia o las de los disidentes checoslovacos y menos a¨²n la presi¨®n de los grupos sindicales de la RDA. Mi opini¨®n se apoya en las diferencias que existen entre la poblaci¨®n caribe?a, m¨¢s integrada dentro de un nacionalismo generado por el propio r¨¦gimen, compar¨¢ndola con las manifestaciones de odio y de venganza engendradas en los pa¨ªses del este europeo hasta ahora dominados por la URSS.Dir¨ªamos que la dictadura cubana, con todas sus secuelas de desprecio de los sectores no afines y trato injusto a los no integrados, cre¨® dentro del pueblo un orgullo nacional y un rechazo antinorte americano que seguir¨¢n siendo ingredientes pol¨ªticos de cualquier r¨¦gimen. La fuerza de la oposici¨®n se refuerza actualmente porque los j¨®venes no soportan m¨¢s la muralla de aislamiento en los contactos personales e informativos, sin peri¨®dicos, revistas ni letras escriba de fuera, m¨¢xime ahora que est¨¢n siendo bombardeados por emisiones de radio y televisi¨®n que les cuentan todo lo que ni Gramma, Juventud Rebelde ¨® Bohemia les relatan. Adem¨¢s se sabe que en un inmediato futuro la vida se endurecer¨¢ porque cuando se enciende un bombillo en La Habana se est¨¢ gastando petr¨®leo sovi¨¦tico, que ahora ya no se pagaba y que pronto quiz¨¢ falte.
Otro factor de intranquilidad de la poblaci¨®n ser¨¢ el de conocer c¨®mo los pa¨ªses capitalistas est¨¢n tratando de ayudar a los reg¨ªmenes salidos del comunismo, y la poblaci¨®n se preguntar¨¢ si van a perder otra vez el autob¨²s del desarrollo, como sucedi¨® hace 30 a?os con el despliegue tur¨ªstico del Caribe, en el que ellos eran pioneros. La gente no se cree que Canc¨²n, Contadora, Bahamas, Acapulco o la misma Florida, inexistentes en 1959, sean lupanares norteamericanos.
Por otro lado, la Cuba de hoy ya no suscita en su vecino del norte el mismo rechazo que en los a?os sesenta o setenta. En Europa, los Gobiernos acoger¨ªan con buenos ojos a un Gobierno que abriese las fronteras a todos los cubanos y se alinea se con las democracias. Sin embargo, veo improbable que una transici¨®n se lleve a cabo en corto plazo de tiempo, en primer lugar porque la propia condici¨®n insular de Cuba la seguir¨¢ aislando de todo g¨¦nero de presiones externas, y el propio pueblo no est¨¢ en posici¨®n de Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior sublevarse contra un Estado que le vigila casa por casa, puerta por puerta, con los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n, que, entre otros, llevan a cabo esta tarea. Otra. dificultad, y no la menor ser¨¢ la de la ubicaci¨®n de los actuales l¨ªderes pol¨ªticos.
Aqu¨ª s¨ª que cabr¨ªa adoptar una actitud de generosidad y humanitarismo acogiendo a quienes antes no hayan podido venir.
Toda la revoluci¨®n suele comenzar y terminar a ca?onazos, al menos entre gente de nuestro talante. Desear¨ªamos por el bien de Cuba y de los cubanos que, si el r¨¦gimen finaliza, el cambio no sucediera violentamente y que a la democratizaci¨®n se llegara por la v¨ªa de entendimiento tanto interno como internacional, negoci¨¢ndose con los grupos de exiliados, que, en cuanto se abran fisuras en el castrismo, se llamar¨¢n a la parte para participar en la transici¨®n.
En cualquier circunstancia as¨ª c¨®mo Espa?a en su momento estuvo abierta a colaborar con el castrismo despreciando las cr¨ªticas de los bloqueadores, lo ahora elogiable ser¨ªa ayudarles por todos los medios posibles para su integraci¨®n en la comunidad occidental, a la que pertenecen por historia y por derecho propio; tratando con ello de paliar las consecuencias de una transici¨®n agitada y evitando los tonos violentos de odios y venganzas que pudieran producirse.-
Enrique Su¨¢rez de Puga.
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